Un santafesino con alma 'boquerona'
Patrick Luppi. Exportero de waterpolo, llegó a Málaga por mediación del olímpico Daniel Ballart y ahora dirige con éxito al amplio grupo del Club Deportivo Natación Inacua
PEDRO LUIS ALONSO
Domingo, 4 de julio 2021, 00:07
De Santa Fe (Argentina) tiene la infancia y juventud; de Málaga, el presente y hasta el acento. A sus 35 años, Patrick Luppi ya sí puede decir que su vida está asentada en la Costa del Sol, adonde ha acudido también su hermana y en breve puede que lo hagan también sus padres. Exportero de waterpolo, dirige el amplio grupo de trabajo del Club Deportivo Natación Inacua Málaga, que se ha convertido al cabo de los años en una superpotencia local en cantidad y calidad de nadadores.
Su destino actual tiene mucho que ver con el exjugador Daniel Ballart, oro olímpico en Atlanta 1996. «Fue a Santa Fe a hacer un clínic e hice buenas migas con él. Me habló de la opción de venir a Barcelona, pero en Málaga buscaban un portero de waterpolo...», explica. Aquello fue en 2009 y recaló en el CW Málaga.
Aunque Luppi es ingeniero industrial, graduado en su país, «me empecé a sacar los títulos de monitor, entrenador y auxiliar superior, y entré en las escuelas deportivas de Inacua en 2010. Al año siguiente, en septiembre de 2011, me estrené en el Club Natación Málaga, con nueve nadadores, y al poco Inacua nos absorbió como entidad», relata,
Tiene a sus órdenes a 157 nadadores, incluida la escuela, y hace unos meses se ganó el Andaluz de clubes de invierno
A día de hoy son ya 157 los nadadores, una cantidad importante de ellos en la escuela (con 7 y 8 años), etapa a partir de la cual ya se federan. «En categorías superiores hemos dado un salto grande ganando el Campeonato Andaluz de invierno de clubes (hace unos meses)», se congratula, y agradece el respaldo del gerente de Inacua y vicepresidente del club, Guido Iglesias. «Nos dio muchas facilidades en los meses más serios de la pandemia con los mayores de 16 años, pese a estar la instalación cerrada», recuerda, aunque el grupo estuvo desde comienzos de marzo hasta el 22 de junio , cien días, sin nadar. «Y cada día que estás sin entrenarte necesitas dos al menos para volver», precisa.

El Club Natación Inacua avanza viento en popa. Luppi cuenta con la ayuda de otros técnicos (Manolo Serrano y Antonio Romero) y el objetivo es obtener «un volumen de cantera importante», nutriéndose de niños de los cursillos de Inacua o de campañas periódicas por WhatsApp o Instagram. Cuatro de sus nadadores, los más destacados, se entrenan en el Centro Especial de Tecnificación Deportiva (CETD) de la Federación Andaluza de Natación. Es el caso de Paula Ruiz, el único caso de una andaluza con billete olímpico en Tokio en natación, Ángel de Oña, Diana Santamaría y Carlota Torrontegui. En total son 16 los nadadores del CETD, a las órdenes de Xavi Casademont, en las piscinas del Centro Acuático de Málaga, que gestiona Inacua.
En concreto, Luppi destaca de Paula Ruiz «su garra para competir, su afán por ganar». «En el Europeo absoluto reciente -añade-, siendo una media de diez años menor que las tres primeras, peleó con ellas. Viendo sus resultados, estaba claro que tenía que haber tenido un mal día (en el Preolímpico de Setúbal) para no estar en Tokio». El santafesino recuerda con orgullo también que De Oña, Santamaría y Torrontegui salieron de la cantera de Inacua. «Ángel es muy carismático y trabajador, y con mucha capacidad aeróbica. Le vi crecer desde pequeño, hasta que dio el estirón y se quedó en 1,85. Todo lo que ha conseguido es a base de trabajo», analiza.
De Torrontegui recuerda una anécdota: «En su primera competición en 200 mariposa, siendo infantil, se paró y se salió del agua, y hace un mes fue semifinalista europea absoluta en esa prueba. Te da la muestra de que nunca se achanta». Y a Santamaría la describe como «muy delgada, fibrada y con talento».
A este grupo selecto se sumará la próxima campaña la jiennense María de Gádor, nacida en 2006 y llegada al club en 2019. «Tenía allí un horario limitado y aquí, con volumen de entrenamientos, ha sido medallista en 100 y 20 mariposa, segunda en 400 y en 800. La estamos decantando para aguas abiertas», explica.
Luppi menciona también a Íñigo Marina y María Sánchez, que este verano se marcharán definitivamente a la misma universidad estadounidense. Al primero, de casi dos metros, lo define como «el mejor bracista de Andalucía», y a la segunda, como «una bracista muy constante y que no ha tenido suerte en los últimos años».
La alegría de Balbuena
Entre sus motivos de orgullo está también la labor desarrollada con la torremolinense Carmen Balbuena: «Le caracteriza su sonrisa. Cuando llegó en enero de 2018 había estado cuatro años en el CAR de Sant Cugat y no había logrado crecer en sus marcas. Desde entonces las ha mejorado en 50, 100 y 200 mariposa. No es que tengamos mejores medios, pero ahora está disfrutando, a sus 22 años».
Balbuena es la alegría de un grupo que completan otros nombres destacables como la fondista Zaira Cayuela -«lleva desde que empezamos en el club»-, Araceli Ruiz (libre) y Reyes Millán (espaldista). Eso sí, los resultados no llegan por arte de magia, sino tras una media de veinte horas de entrenamiento a la semana, con sesiones dobles los martes y jueves (de 6.30 a 8.00 de la mañana, y de 18.00 a 21.00 por la tarde, con parte de trabajo en seco). En el grupo hay en torno a un 70% de féminas. ¿Por qué? «Lo hablaba mucho con Marcelino Torrontegui, que fue un lujo para nosotros que viniera desinteresadamente a trabajar con nosotros en el último Nacional. Creo que en Málaga los niños que son coordinados para el deporte eligen en primer lugar el fútbol o el baloncesto, y los grandes físicos nos llegan tarde», opina.
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