«Pensaba que a mi madre le iba a pasar algo y yo no iba a estar ahí»

Como toda buena argentina, ella también tiene su pseudónimo, 'Roca'; y no sólo por su fortaleza física, sino también mental, la que le ha ayudado desde muy joven a sobrellevar miles de kilómetros de distancia de una familia a la que se siente muy unida, pero que también quiere verla cumplir sus sueños, como la deportista profesional que es. La internacional Rocío Campigli, llegó a las filas del Rincón Fertilidad malagueño en 2018, aunque fue en 2017 cuando comenzó su nueva vida en España. La pivote está más que acostumbrada a pasar largo tiempo sin los suyos, enfocada exclusivamente en su carrera deportiva, al menos durante la campaña. Sabe lidiar con la soledad y mantener a raya las dudas, pero a pesar de su fuerza interna la llegada de la Covid la desmoronó.

El pasado septiembre, aunque en su momento no saliera a la luz, Campigli fue la primera jugadora del conjunto malagueño de balonmano en dar positivo. Aún no sabe cómo, pero los síntomas afloraron en ella: «Me sentí cansada, notaba el cuerpo muy caliente y estaba muy agitada, en ciento y pico pulsaciones, tenía taquicardia, nunca me había pasado estando tumbada. Después tuve 38,2 de fiebre y ya informé a Suso, al entrenador», recuerda.

Aquella situación, en lo deportivo, obligó a ponerse en cuarentena diez días a todo el equipo, así como ocurrió más tarde con el positivo de una segunda integrante, y esta semana, con un contagio masivo de otros ocho efectivos. No fue una tragedia, generó los anticuerpos que mantiene hoy en día, pero la incertidumbre entonces fue una mala aliada. Comentárselo a la familia, en Buenos Aires, no fue sencillo. «Fue difícil; primero se lo dije a mi hermana y la avisé de que en cuanto mi aspecto fuera mejor llamaría a mamá para contárselo, porque estaba destruída; no quería que se preocupase».

Su madre ocupa un lugar especial en su corazón; ella fue el principal foco de preocupación de la 'Roca' en el inicio de la primera ola en España, la que obligó a cerrar fronteras e iniciar un confinamiento que la argentina vivió sola, a 10.000 kilómetros de los suyos. Sus compañeras de piso, ambas españolas, optaron por pasarlo junto a sus familias, «Lo más difícil fue no ir a mi casa por un año y medio. Lo máximo que había estado eran diez meses de una temporada, pero solía ir cada cinco o seis. Me mató. Se me hicieron muy duros los primeros meses de temporada, a pesar de todas las alegrías del equipo (ganó la Copa y la Supercopa)», se sincera. Pero en parte también fue su decisión, el mirar por lo profesional. Quizá la elección más difícil de su vida: «Tomé la decisión de no ir porque no sabría si podría volver a España para empezar la temporada. Fue una de mis decisiones más difíciles, porque tuve que elegir entre mi vida y mi profesión. Pude haber elegido a mi familia, sobre todo porque no sabía cómo estarían las cosas para volver, pero no quise dejar al equipo tirado».

No se arrepiente de aquello, pero la soledad y el miedo hicieron que su mente le jugase malas pasadas en el confinamiento. «Mi mamá es persona de riesgo porque tiene problemas cardíacos y más cosas, ella no sale de casa desde marzo y en el confinamiento sólo pensaba era que a mi madre le iba a pasar algo y yo no iba a estar ahí, era mi miedo. También tenía miedo de que mi hermana, que es joven, pudiera contagiarle. Pero yo pensaba para mí 'no estás ahí'». Así hasta que, con el parón de Navidad, pudo volver unas semanas. Toda una inyección de moral para ella.

Ahora en Argentina es verano, y las medidas se han relajado para dar aire a la actividad económica, tal y como sucedió en España. «Es tremendo. Temo que puedan haber rebrotes importantes después, como aquí», valora. En todo caso, en este tiempo, ha aprendido a mantener la calma para poder seguir adelante. «Antepongo mi carrera a muchas cosas y ellos nunca me han exigido que la deje para volver allí, me apoyan, soy yo la que ando sintiendo culpa. Ahora, trato de no volverme con el tema de la Covid-19, porque no lo puedo controlar».