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Una trabajadora cierra por última vez las puertas del CAC Málaga.

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Una trabajadora cierra por última vez las puertas del CAC Málaga. Ñito Salas

El último día del CAC Málaga

Una pareja checa clausura la lista de visitantes de este espacio cultural que, tras dos décadas, cierra para tomar un nuevo rumbo

Lunes, 9 de septiembre 2024, 00:21

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Eran exactamente las 21.30 horas cuando Marta Amaya tiró ayer de la puerta por última vez y dio el cerrojazo a 21 años del CAC Málaga. Lo hizo conmovida por el significado de un gesto cotidiano, pero que no volverá a repetirse. Allí deja encapsulados un sinfín de recuerdos como vigilante de sala. «He visto pedidas de matrimonio y también parejas que nacieron aquí viendo una exposición», relató a SUR esta trabajadora, que antes de marcharse fue a despedirse entre lágrimas de su «guaperas», una serigrafía de James Dean, obra de Andy Warhol. En el trayecto, tuvo también palabras para una escultura de hierro galvanizado de Susy Gómez: «¡Ay mi 'Trini!, lo que te han sobado y lo que te voy a echar de menos», bromeaba con la voz entrecortada y muy afectada, pero confiando en que la nueva etapa que se abre sea mejor que la anterior.

La emoción contenida de todo el día se desbordó así al terminar su jornada en un espacio cultural que en dos décadas ha albergado exposiciones temporales, proyectos de instalaciones, montajes permanentes, seminarios, talleres y actividades didácticas que siempre persiguieron desmitificar el arte contemporáneo como un lenguaje inaccesible para el espectador.

Como cualquier otro domingo, las visitas fueron incesantes, con picos de afluencia antes del almuerzo y de su cierre. Nada extraordinario de no ser porque la mayoría de las salas estaban cerradas y ya sólo podía verse parte de la exposición permanente. Fue lo más «decepcionante» para el centenar de personas (no quisieron dar la cifra exacta) que se acercaron hasta estas instalaciones del Soho en un día cargado de simbolismo.

Los últimos en poner un pie en ellas fueron Jakob Dobes y Cecilie Sekalova, una pareja checa, que en su quinta visita ya a Málaga se toparon ayer «por casualidad» con el edificio del CAC. Decidieron entrar a ver sus fondos pocos minutos antes de las 21.00 horas y ya no volvió a entrar nadie más. Una visita casual, que constará en los registros como los últimos visitantes del CAC. Antes de marcharse, se deshicieron en elogios: «Nos ha encantado, creemos que es un museo único en esta ciudad y lamentamos que hoy cierre», expresó Dobes.

La pareja checa Cecilie Sekalova y Jakob Dobes fue la última en visitar el CAC anoche. Ñito Salas

Pero hubo también incondicionales que no faltaron a darle el último adiós. Eligieron pasar un rato y rememorar momentos inolvidables, como Victoria Ruiz (29 años), que pese a celebrar su santo, sacó tiempo para acercarse por última vez a las salas que tantas veces recorrió. «Vivo aquí al lado y desde siempre he estado viniendo al museo a ver las exposiciones o , simplemente, a despejar la mente. Mi madre me traía de pequeñita a los cursos de arte que se organizaban; he vivido momentos muy bonitos aquí dentro. Por eso, desde que supe que cerraba, he estado buscando el momento y no podía dejar de venir», aseguró Ruiz.

El 17 de febrero de 2003 abría por primera vez sus puertas el CAC. Los entonces duques de Palma fueron los encargados de hacer los honores y 'bendecir' la nueva andadura de ese antiguo, pero también maltrecho Mercado de Mayoristas. Málaga iba a contar con un espacio expositivo nuevo en el que poder ver las principales tendencias artísticas contemporáneas. Las expectativas eran grandes, aunque hubo algún concejal entonces que no le auguró mucho futuro al proyecto y se atrevió a vaticinar: «Cerraréis en Semana Santa», tal y como recoge la hemeroteca de SUR.

No todos confiaban en que el proyecto calara en la Málaga de entonces y que semejantes tendencias atrajesen a miles de visitantes. Pero el CAC logró despertar el interés del público desde su primer día y su jornada inaugural fue una fiesta colectiva en la que se volcó la ciudad. Los datos así lo corroboraron: 2.865 personas acudieron a la que los organizadores denominaron «casa del arte», que se estrenaba, además de con la colección permanente, con las exposiciones temporales 'Art Collection Neue Börse', 'Punto de partida' y las propuestas de Mads Gamdrup y el malagueño Luis Bisbé.

Ayer, el ambiente que se respiraba en esas mismas instalaciones del remozado Soho era bien distinto. Tristeza, nostalgia, pero también alivio por parte de sus 27 trabajadores. El CAC cerró sus puertas para recoger los últimos bártulos, porque en apenas diez días este complejo emprenderá una nueva etapa. Será el 18 de septiembre de 2024. Ese día acaba la prórroga de un año aplicada al CAC Málaga tras cumplirse los cuatro marcados en el último contrato a la concesionaria Gestión Cultural y Comunicación, fundada por Fernando Francés.

A partir de esa fecha, esta institución cultural pasará a ser de gestión pública y se ampliará al absorber el Museo del Patrimonio Municipal (MUPAM). Dejará de ser CAC para reconvertirse en MuCAC Málaga con tres sedes (el antiguo Mercado de Mayoristas, las salas de la Coracha y el propio museo de paseo de Reding), en las que se acometerán obras de rehabilitación por valor de 1,1 millones.

También habrá una salida para sus empleados, que tras una reunión con el alcalde, Francisco de la Torre, hace una semana habían perdido toda esperanza de un buen final para ellos. «Salí derrotada, pensando que me iba a la calle y sin que la empresa me pagara la indemnización correspondiente», recordó Ángela Antolín, trabajadora del CAC desde hace nueve años. Pero para su sorpresa, De la Torre, que había defendido que no podía subrogarse a los contratos de los trabajadores, ya que el Consistorio no era una empresa, anunció que los 27 pasarán a integrarse en la Agencia que gestiona la Casa Natal de Picasso, el Pompidou y el Museo Ruso en calidad de «laboral indefinido no fijo».

Sin embargo, poco o nada de este futuro inmediato del CAC conocían los últimos visitantes de un CAC prácticamente desmantelado, pese a la orden del Ayuntamiento a la concesionaria para que los mantuviera todos los fondos hasta ayer. En un escrito el pasado 28 de agosto ya advirtieron que mantendrían los tiempos de desmontaje que consideraran más adecuados y, por tanto, no iban a cumplir con lo que se les indicó por parte del Consistorio.

Muchos sabían de su clausura, aunque algunos se toparon con la «desagradable» sorpresa de que era ayer mismo. «No sabía que cerraba hoy –por ayer–, ¡qué pena!», lamentó Adrián Subires, que acudió acompañado de su amiga Mari Ángeles Gómez, residente en Granada, que siempre tiene en el CAC «una parada obligatoria antes de regresar a su ciudad», confesó esta joven de 25 años. Como ella, Alicia Guerrero y José Enrique Galán, supieron hace días del cierre y decidieron acudir desde Teatinos para ver el museo por última vez. «Hemos venido muchas veces, la mayoría de ellas sin saber qué nos íbamos a encontrar para que así nos sorprendiese más. Creemos que este edificio es una maravilla, porque conserva el sabor antiguo y porque es un emblema de nuestra ciudad, que siempre recomendamos visitar cuando vienen amigos de fuera. Lo que no me gustaría es que después de tantos años lo reconvirtiesen en un complejo de apartamentos o en un mercado gourmet», temió Guerrero.

Dos décadas con sus luces y sus sombras, porque el CAC ha sido un revulsivo en la oferta cultural de Málaga hasta catapultarla a un ámbito que hasta entonces le era ajeno, con muestras de renombrados artistas, pero también ha estado en el centro de diversas polémicas entre el Ayuntamiento y la gestión privada, desde la pugna política por su modelo de gestión hasta la relacionada con el caso Invader, que acabó en los juzgados y del que salió absuelto Fernando Francés.

El CAC Málaga ha imprimido carácter al barrio que acogió su nacimiento. Nada que ver con el actual, más moderno y cosmopolita, gracias al programa Málaga Arte Urbano Soho (MAUS). Boa Mistura, Roa, Suso33, Ben Eine y Kenny Scharf, entre otros muchos, han estampado su firma en el paisaje urbano de la ciudad a través de intervenciones en las calles aledañas al centro. Aunque la acción de mayor impacto llegó en noviembre de 2013 de la mano de Obey y D*Face. Las dos estrellas del arte urbano internacional convertían dos muros exteriores del Colegio Federico García Lorca situado a la espalda del CAC en dos enormes murales que se han convertido en icono contemporáneo de la capital.

Pero temporada tras temporada, la programación ha ido reduciendo su proyección internacional. Atrás quedan los tiempos de las muestras de Gerhard Richter, Maurizio Cattelan, Mark Ryden, Anish Kappor, Tracey Emin, Ai Weiwei o de Marina Abramovich, a cuya inauguración llegaron autobuses de varias ciudades y la diva del arte contemporáneo se llevó aquella tarde de 2014 un verdadero baño de multitudes en el centro malagueño. «Han sido casi 440 exposiciones en estos 20 años y por ellas han pasado casi siete millones de visitantes», apuntó su directora artística Helena Juncosa.

Entra así en un proceso de profunda renovación, que acabará con su gratuidad. Pero eso será en 2026, cuando el CAC ya sea historia y resucite como MuCAC.

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