
El reverso crítico del Estilo del Relax
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El creador malagueño Antonio R. Montesinos plantea una ambiciosa revisión de la hedonista corriente arquitectónica acuñada en la Costa del Sol hace medio sigloAntonio R. Montesinos es hijo del Estilo del Relax. La expresión adquiere tintes literales en el caso de la relación de este artista malagueño con la tendencia arquitectónica que cobró forma en la Costa del Sol hace medio siglo. Montesinos nació en 1979 en el hospital de Ronda, porque una tía suya era enfermera en aquel centro sanitario. Sus padres eran de la Ciudad del Tajo, llegados allí con sus familias desde pueblos más pequeños de la comarca, y nada más casarse se trasladaron a Fuengirola, al calor de las oportunidades laborales que ofrecía el 'boom' inmobiliario del litoral. No en vano, su padre trabajó primero como ferrallista y, después, como jardinero en edificios construidos para disfrute de visitantes y turistas. Por eso, hay algo personal en la investigación artística que Montesinos comenzó hace más de una década y que toca cumbre, por ahora, en el proyecto presentado en la Galería Isabel Hurley de la capital.
La propuesta de Montesinos quiere ofrecer una reflexión crítica sobre el fenómeno arquitectónico y urbanístico acuñado hace más de tres décadas por el recordado historiador Juan Antonio Ramírez, el artista Diego Santos y el fotógrafo Carlos Canal. Los tres recorrieron la franja costera malagueña para documentar y reivindicar un conjunto de construcciones pensadas para el relax de locales y foráneos y que convirtieron este recorte del mapa en un laboratorio social, cultural y urbanístico inédito en todo el mundo. Desde el Hotel Pez Espada hasta La Nogalera, pasando por la Ciudad Sindical de Marbella, el bazar Aladino de Torremolinos o el arco del Auditorio Eduardo Ocón de la capital. Ramas nacidas del tronco común de la carretera N-340 que surcaron en su día Ramírez, Santos y Canal y que ha vuelto a recorrer Montesinos en 'Relax N-340'.
Es el título del documental estrenado este miércoles en la Galería Isabel Hurley como el tercer pilar de una propuesta que cobra forma en la exposición 'RLX, sobre el lugar del que soy', que la sala de la capital mantiene en cartel hasta el próximo día 30, y en el proyecto fotográfico que vio la luz hace unos meses en la residencia artística de La Térmica. «Quise hacer un proyecto donde reflexionar sobre nuestros orígenes, no tanto desde una perspectiva celebratoria como desde el deseo de analizar un fenómeno que representó un cambio profundo en el territorio», ofrece Montesinos.
Desde esa premisa, el artista malagueño aborda en la exposición esa revisión crítica del Estilo del Relax a partir de seis hitos urbanos de este movimiento: los edificios Mare Nostrum y San Miguel en Fuengirola, la Ciudad Sindical de Marbella, el Hotel Pez Espada, las torres de Playamar y el Hotel Tres Carabelas. «De las seis construcciones, la mitad ya no existen o están en serio deterioro», apostilla Montesinos, que para su documental ha partido de un inicio distinto al de los precursores del Estilo del Relax: la cementera de La Araña. «Nos parecía importante comenzar aquí. Al fin y al cabo, nuestro viaje habla sobre la transformación del litoral a partir de toneladas y toneladas de cemento», comparte el artista malagueño en un momento del documental.
Porque todo el proyecto de Montesinos quiere «entender el profundo cambio que sufrió este territorio y cómo éste afectó a nuestro estilo de vida», abrocha el autor de 'RLX, sobre el lugar del que soy'. Justo sobre el bautizo de la muestra reflexiona su comisario, Juan Francisco Rueda: «El título de esta exposición revela el profundísimo vínculo que siente Montesinos con el universo del relax, que viene a modificar y configurar el lugar/territorio que siente como propio, en el que encuentra el sentido o el origen de un modo de ser y estar, un lugar que, en definitiva, es él. Lo que Montesinos pretende es proyectar sobre este objeto de estudio una mirada distinta, nuevas preguntas que conlleven respuestas que vengan a ampliar, completar y diversificar la interpretación y la fortuna crítica del mismo. Tal vez, por todo ello, podemos llegar a comprender la militancia que demuestra Montesinos respecto al valor intrínseco del universo del relax, a su posicionamiento en la convicción de su valor como indudable patrimonio».
Al fin y al cabo, como destila Rueda, «entrar en esta exposición equivale a emprender un ejercicio de deriva, a través de hitos e iconos del relax, por ese territorio del que es natural Montesinos». Y cierra el comisario con un aviso a navegantes: «Seguramente, una vez que emprendan esa deriva, sientan que inician un viaje por su memoria, por aquello que les identifica y por el lugar que son».
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