
«A la abstracción se llega, no se parte de ella», dijo. Y en su caso llegó desde los territorios cercanos a la figuración, primero, ... y después de unos iniciales escarceos abstractos a partir de dos colores: el rojo y el negro. Claro que la suya empezó siendo una abstracción luminosa, casi pletórica, influida por sus viajes a Italia y Grecia hasta que poco a poco, cuadro a cuadro, la fue destilando hacia una mayor contención formal.
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Sería, a vuela pluma, la travesía creativa de Pepa Caballero (Granada, 1949 – Málaga, 2012), la única mujer del Colectivo Palmo, clave en el tránsito hacia la modernidad del arte hecho en Málaga en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, el paso del tiempo ha dejado la obra de Pepa Caballero en un segundo plano del que ahora la quiere rescatar una exposición recién inaugurada en el Estudio de Ignacio del Río, fruto de la labor de un proyecto de investigación de la Universidad de Málaga (UMA).
«La obra de Pepa remite constantemente a narrativas vitalistas, con series que suelen actuar como una narración que tiene que ver con una experiencia personal«, avanza la artista y profesora de la UMA Isabel Garnelo, comisaria junto a la también docente Carmen Cortés de la exposición 'Matrices'. Ambas también forman parte del proyecto de investigación 'Prácticas de la subjetividad en las artes contemporáneas. Recepción crítica y ficciones de la identidad desde la perspectiva de género'.
La investigadora principal de este grupo es la catedrática Maite Méndez, que escribe en el catálogo de la muestra: «Como es habitual en este ámbito y en muchos otros, las mujeres se han visto relegadas a un segundo plano, no por el valor de sus búsquedas y hallazgos, extraordinarios en muchas ocasiones, sino por los prejuicios y estereotipos que impone el sistema patriarcal. Intentamos revertir estas situaciones y colocar las producciones artísticas de las mujeres en el lugar que les corresponde«.
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«Esta y otras exposiciones futuras, la inclusión de la obra de Pepa Caballero en las colecciones permanentes de museos de arte contemporáneo, como el Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni de Villafamés (Castellón), donde ya se encuentra una de sus obras, la presentación de las investigaciones en foros académicos nacionales e internacionales, así como la inclusión de la trayectoria de la artista en bases de datos internacionales son algunos de los resultados previstos«, detalla Méndez. Y, en relación con esto último, Garnelo adelanta los planes del equipo de investigación de la UMA para incluir la obra de Pepa Caballero en un congreso previsto el año próximo en colaboración con el Centre Pompidou de París y con su proyecto de revisión del arte abstracto a través de las artistas olvidadas por el discurso dominante.
«Estoy convencida de que la obra de Pepa Caballero ha sido menos valorada que la de sus compañeros por el hecho de ser mujer. Cuanto más nos acercamos a su trabajo con una mirada distanciada, más se evidencia que su trabajo estaba a la misma altura que el de sus compañeros, aunque a ella le faltó la posibilidad de internacionalización que sí tuvieron otros autores de Palmo«, acota Garnelo. Sería la proyección exterior de autores como Manuel Barbadillo y Enrique Brinkmann, puntas de lanza del colectivo que reunió entre 1979 y 1987 a Juan Béjar, José Díaz Oliva, José Faria, Ramón Gil, Antonio Jiménez, Jesús Martínez Labrador, Jorge Lindell, Pedro Maruna, José Miralles, Stefan von Reiswitz y Dámaso Ruano, además de a Caballero y los mencionados Brinkmann y Barbadillo.
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Ahora regresa Pepa Caballero a la cartelera expositiva con una muestra que podrá visitarse en el Estudio de Ignacio del Río hasta el 12 de septiembre y que recupera la obra de la artista en dos momentos diferentes, como detalla Garnelo. De una parte, una serie de acrílicos expuesta en la Galería Carmen de Julián de la capital malagueña en 1988 y titulada 'Después de la poda' y, de otra, un conjunto de serigrafías incluidas en la carpeta 'Trizas' con obra gráfica de Caballero y Dámaso Ruano y poemas de Juan Manuel Calvo.
«Las piezas que podremos ver en esta ocasión en El Estudio de Ignacio del Río, nos retrotraen al periodo comprendido entre los años 1988 y 1996, fases intermedias en el proceso hacia la abstracción geométrica más pura de la última época. En las primeras de ellas, las referencias a la naturaleza y el uso de la pincelada nos sitúan en el estadio de una posible deconstrucción de su práctica pictórica. No es casualidad que los campos de signos que construyen las superficies nazcan de la concatenación de pinceladas cortas de color y de matices magistralmente elegidos por la artista«, detalla el texto del catálogo de 'Matrices'.
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«También se ha observado en estas piezas –añade el catálogo– una aportación a la vuelta a la pintura amable o salvaje, alegre y celebratoria manifestada en los años ochenta del siglo XX en diferentes plazas culturales europeas«. El arte como celebración, como punto de encuentro –o reencuentro, al que llegar. Como a la abstracción. Como a la obra de Pepa Caballero.
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