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Gonzalo González ante tres bandejas de monedas españolas, de oro, fenicias y romanas. SALVADOR SALAS
Historia viva en monedas

Historia viva en monedas

El numismático malagueño Gonzalo González lleva 43 años al pie del cañón de su negocio en Málaga. Es el único perito judicial en monedas antiguas de la provincia y autor de un prestigioso tratado sobre dinero fenicio

Luis Moret

Málaga

Lunes, 15 de abril 2024, 00:32

Gonzalo González Rivas lleva desde 1981 abriendo y echando el cierre metálico de su negocio. Sobre él, estampada a modo de grafiti, se puede observar la imagen de una moneda con una lechuza. No es una elección casual. Se trata de un tetradracma ático de Atenas, una de las piezas más bellas acuñadas en la antigüedad, símbolo de la victoria griega sobre los persas, que además está considerada como un símbolo internacional de la numismática. La moneda, que se acuñó durante 4 siglos hasta el 86 A.C. en distintas versiones, es alguna de las que pueden encontrarse en el comercio situado en pleno centro de Málaga, en Molina Lario, rodeado de establecimientos que han ido cambiando para enfocarse hacia los turistas.

Son ya 43 años los que cumple este negocio numismático, dedicado a las monedas antiguas de valor y las denominadas 'de bolsa'. Aquí no hay dinero 'contemporáneo', ni sellos… Sí, monedas de gran valor numismático, de oro y plata y otras aleaciones. Hasta algunas de cerámica muy curiosas que en un tiempo un emperador chino usó durante su reinado haciendo entregar las de oro a su pueblo. Cada una de las piezas que llenan las estanterías de la Numismática Gonzalo tiene algo que contar. Son pequeñas porciones de la Historia, con mayúsculas, que no esconden, sino que muestran detalles de la época en las que se acuñaron y de los personajes que salen reflejados en ellas.

Un tetradracma ático de Atenas del siglo V antes de Cristo. Foto: Salvador Salas

Encontrarse ante una colección de monedas romanas de más de 2.000 años con los distintos emperadores en una de sus caras, te retrotrae a una época en la que se hablaba de sestercios, ases… etc... «Ante nosotros tenemos los documentos de la historia más fehacientes y que no se deterioran con el paso del tiempo como puede ocurrir con papiros u otros elementos en papel», asegura Gonzalo González mientras muestra una bandeja de monedas romanas, en las que está especializada la casa, además de las onzas de oro del imperio español. Entre las piezas que circularon en la época del dominio de los Césares en el mundo, algunas curiosas de emperadores como Anastasio I (Dicorus), conocido así por tener cada ojo de un color distinto».

Amplio periplo profesional

A sus 73 años, Gonzalo tiene un amplio periplo profesional -formación militar y financiera- antes de convertir su hobby en su actual profesión. Se le ve disfrutar con cada moneda que toca y el conocimiento que transmite es enciclopédico. De hecho, es autor del libro 'Las monedas de la Málaga fenicia', que en 1994 arrojó luz sobre una gran infinidad de piezas que hasta entonces no se habían catalogado de esa manera. Se trata de un volumen en el que se reflejan las monedas de la Malaka fenicia encontradas el hinterland (área de influencia comercial detrás de un puerto) fenicio de la provincia. «Por aquel entonces lo único que se había publicado sobre ellas fue a finales del siglo XIX por Manuel Rodríguez de Berlanga, siendo recogido en láminas en el libro de Antonio Delgado 'Clasificación de las medallas autónomas de España'. Entonces se habían recopilado 59 cuños de anverso de monedas; hoy 100 años después, mi catálogo aporta a la numismática moderna 118 cuños distintos de anverso. Dupliqué el número de las que se conocía», explica.

Y es que Málaga pudo aportar a la historia de la numismática la acuñación de unas pocas monedas, entre ellas las fenicias citadas de Malaka y otras que se 'fabricaron' en Acinipo en Ronda. Fueron esas cecas –así se conoce en numismática a las fábricas de monedas– además de las de La cipo y Bailo las que pudieron producir moneda fenicia permitida por los romanos al no haberse sublevado. Estas piezas se usaban principalmente para el pequeño comercio (compras de pan, pequeñas cosas del día a día), mientras que para el comercio de mayor volumen (por ejemplo, la compra de una vivienda) se recurría a la moneda romana. Posteriormente, en Málaga también se acuñaría moneda visigoda y almohade.

Monedas de oro españolas de 25 pesetas de Alfonso XII, comúnmente conocida como «Alfonsinas«' FOTO: Salvador Salas.

Perito judicial

Gonzalo González compatibiliza su trabajo como numismático en el comercio con el del perito judicial. Su conocimiento en monedas y falsificaciones han hecho que esté presente en numerosos casos. Está acostumbrado a que a cualquier hora del día lo pueda llamar un juez para poder acreditar la autenticidad de diversas monedas. Recuerda casos como en el que se robaron bastantes piezas de oro de cajas de seguridad del BBVA en un histórico asalto con butrón en la calle Larios en 2001. «Tres días después cerca de la frontera de Portugal la Guardia Civil detuvo a dos individuos, uno inválido. Y la Guardia Civil, entre las piedras del inválido le detectan una talega llega de monedas de oro. El juez llamó inmediatamente al perito judicial numismático, que soy yo, para que viera esas monedas y dictaminara si era cierto que las monedas se las había dado su madre como alegaban o si coincidían exactamente con las que habían denunciado las personas víctimas de los robos. Hice un extenso documento para para demostrar que todas las monedas que llevaban encima correspndían con cada una de las declaradas como robadas en las cajas del banco. Fue la primera prueba en el juicio contra ellos», explica Gonzalo González sobre el caso.

También fue capaz de señalar como falsas monedas de 2 euros que sumaban dos millones y que pretendían distribuirse por la Costa del Sol. «Funcionaban en distintas máquinas, pero yo logré detectar que eran falsas. En los primeros tiempos del euro, la Costa del Sol era un lugar para colar falsificaciones».

Gonzalo González trabaja día a día en lo que constituye su pasión. Podría haberse jubilado hace años, pero no lo ha hecho. Sabe que no tiene relevo y que, cuando no esté, la tienda tendrá que cerrar. Mientras eso llega, seguirá permitiendo a los coleccionistas ampliar sus catálogos desde el corazón de Málaga a la vez que lo compatibiliza con otra de sus pasiones: la pintura de autores malagueños del XIX, de la que confiesa tener la mayor colección de Málaga.

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