15 de marzo
CRUCE DE VÍAS ·
Beatriz nació el mismo día en que se decretó el estado de alarma. Una vida por delante, una incógnita misteriosaBeatriz nació el mismo día que se decretó el estado de alarma. Desde entonces pasa el tiempo encerrada con sus padres en casa como si estuviera en una habitación mucho más grande que la que ocupó los nueve primeros meses. Llamo por teléfono a Juana y Rafael para preguntarles cómo les sienta ser padres. Me responden que pasan juntos las 24 horas del día. Únicamente sale de casa Rafael para hacer la compra. Cuando abandonaron el Hospital Materno-Infantil la ciudad estaba vacía, abandonada, sólo algunos transeúntes enmascarados andaban con recelo por las calles igual que los forajidos del Oeste. De repente, todo había cambiado. Rafael dice que las personas que se cruza por la calle lo miran de forma extraña, con una expresión demasiado seria y manteniendo la distancia como si no acabaran de fiarse de él. Desde que nació Beatriz se comunican con los familiares y amigos a través de las pantallas. «Beatriz va camino de ser una gran actriz», afirma orgullosa Juana. En este preciso instante, la niña bosteza. «¿No ves de la forma tan natural y espontánea que actúa?», dice Rafael. «Sí, está claro que le aburren las personas mayores. Empieza pronto», ahora Beatriz sonríe, como si comprendiera lo que yo acabo de expresar. Juana confiesa tener remordimiento por sentirse de vacaciones mientras a su alrededor hay tanta gente desgraciada. Le aconsejo que olvide ese absurdo sentimiento de culpa: «No seas Juana Calamidad».
El cine del Oeste ha sido siempre mi favorito. Cada vez que salgo a la calle durante el periodo de confinamiento tengo la impresión de estar rodando una película. Un par o tres de días a la semana me monto en la calesa y voy a por víveres al poblado del Rincón de la Victoria. Lo primero que hago es asaltar el banco. Delante de mí, una larga fila de atracadores aguarda su turno frente al cajero automático. Quizá conozca a alguno, pero no lo distingo porque todos los bandidos vamos con la cara cubierta. Le birlo el dinero al colega de la pared y escapo corriendo. Nunca imaginé que disfrazarse de ladrón y pasar inadvertido se convirtiera en una actitud normal y corriente. Quién iba a presagiar que incluso se pondrían de moda los antifaces. Después del asalto acudo a la tienda de comestibles. Tras hacer la compra, subo de nuevo a la calesa y regreso al rancho. En el camino de vuelta, me viene la imagen de Juana y Rafael despidiéndose satisfechos en la pantalla. Los imagino pendientes de la actriz revelación que representa el futuro y la esperanza en tiempos de crisis. Una vida por delante, una incógnita tan imprevisible y misteriosa como el mundo que nos rodea. Me pregunto qué habrá dentro de esa cabeza de aquí a unos años. ¿Cuál será su película favorita y que papel elegirá?
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