El poeta Ben Clark, con un ejemplar de 'Círculos negros'. I. M. B.

Ben Clark: poemas a vida y muerte

Poesía ·

El autor afincado en Málaga hace convivir el dolor por la ausencia de los seres queridos y el deseo de vivir en las vibrantes composiciones reunidas en 'Círculos negros', editado en la Imprenta Sur

Lunes, 6 de septiembre 2021, 01:10

Existe una relación carnal con los libros. La piel sería el papel, que para eso se parecen al nombrarlos, con su tacto irregular y sedoso, ... cálido y latente. Luego la tinta como los lunares, las marcas en un mapa que muestra el camino hacia la felicidad, el dolor o la soledad, ya sea impuesta o elegida, menos sola en cualquier caso si se tiene un libro entre las manos, la yema de los dedos dando vueltas alrededor del surco perfecto de una 'O' mayúscula estampada en la cubierta de 'Círculos negros' de Ben Clark. Y vamos a decirlo pronto: estamos ante un libro extraordinario en fondo y forma, apasionado y sereno, sentido y cabal, emocionante y cuajado de una madurez que no se esconde ante el dolor ni se regatea una fiesta. Versos como caricias y espinas, compuestos uno a uno, mano a mano, como se hacía un siglo atrás en la histórica Imprenta Sur que mantiene con vida el maestro José Andrade.

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Ahora los poemas más recientes de Clark (Ibiza, 1984) le sostienen la mirada a la imponente belleza formal de esta edición heredera de la mejor tradición impresora malagueña, nacida en los albores de la Generación del 27 y continuada luego por artesanos de los versos como Bernabé Fernández Canivell, Ángel Caffarena y Rafael León hasta el recién jubilado Francisco Cumpián. En esa senda se inscribe 'Círculos negros', que desde su título evoca un ramillete de ausencias.

Porque el nuevo libro del poeta afincado en Málaga desde hace unos años toma su nombre de la frase inaugural de 'La otra ciudad', la novela del recordado escritor malagueño Pablo Aranda. Así, los poemas de 'Círculos negros' «recuerdan» a Aranda, al poeta ibicenco Manuel Marí, al poeta vallisoletano Miguel Ángel Herranz 'Miki Naranja', a la poeta madrileña Guadalupe Grande Aguirre, a la editora y fotógrafa madrileña Belén Bermejo y «al pintor y paracaidista británico Robert Derek Saul, el tío Bop, que murió sin compañía, víctima del Covid-19, después de vivir casi un siglo».

Ben Clark, a la izquierda, posa con un ejemplar de 'Círculos negros' junto al maestro impresor José Andrade.

La pandemia brota como asunto y telón de fondo de varios poemas de 'Círculos rojos', desde el estupor de los primeros compases de la crisis sanitaria agazapado en 'Inmunizados' («...las calles se vacían / y las farmacias cuelgan en las puertas / carteles donde anuncian que ya no hay mascarillas») o 'Steven Soderbergh dirige tu tedio' («No, no fue en absoluto como es en las películas. / Hubo días muy largos sin lectura / sin noticias nuevas y sin ruidos / fuertes; días de cuerpos / recorriendo pasillos en penumbra / sin saludarse apenas, sin mirarse...»), hasta el regreso a una realidad muy poco parecida a la normalidad que trae, por ejemplo, 'Desde mi escritorio oigo a los niños' («Ha regresado el ruido de los niños. / Los gritos y las ruedas de los niños / que vuelven a joder con la pelota...»).

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Amor y pandemia

Y en medio de la incertidumbre, Clark sigue enarbolando la bandera del humor y la ironía, a menudo clavada sobre la tierra áspera del oficio de escribir. Sucede en el soneto abrochado en 'Aproveché la cuarentena para escribir' ( «En Twitter se comenta el fin del mundo / y mientras tanto yo voy a lo mío: escribo un poco, leo y desafío / esta hora; ese minuto; este segundo...») o en 'Gajes del oficio' («Me propuse escribir un gran poema. / Pero en vez de escribir llamé a mi hermano / y estuvimos hablando de la infancia...»).

Y entre la vida y la muerte brotan el amor y sus desastres, una constante en la obra de Clark. No en vano, era el asunto central de su anterior libro, '¿Y por qué no lo hacemos en el suelo?' (2020), relevo de títulos como 'La policía celeste' (2018), 'Armisticio' (2016) o 'Los hijos de los hijos de la ira' (2006). Ese currículum literario le ha valido a Clark premios como el Loewe (2017), Ojo Crítico (2014) y el Hiperión (2006), entre otros, y ahora encuentra su muesca más reciente en 'Círculos negros'.

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Poemas que disfrutan de una segunda vida en la reedición de Planeta Clandestino después de la exquisita entrega de la Imprenta Sur a cargo de la Diputación Provincial, donde late, de nuevo, el amor (y el humor) en versos de Clark como los que terminan 'Descubriré que el amor es mejor': «[Tenemos lo difícil: nos tenemos. / Lo único que nos falta es el dinero]». O en el vibrante poema titulado 'A escribir de otra suerte' («...apreciado lector, lectora, yo, / que de entre mil poetas más notables / he obtenido la ofrenda de tu tiempo, / puedo decirte ahora / que la suerte no existe para nadie / que no haya sido amado mientras ama»).

O en ese 'Pacto de amor' que cierra estos 'Círculos negros', casi a modo de emblema para un escudo de armas vital, descreído y al mismo tiempo obnubilado: «La solución es simple: / olvidémonos siempre del ayer; / convirtamos el hoy en un refugio; / jurémonos amor hasta mañana». También amor carnal, como pasa en libros como este.

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