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Lo del nombre no es tan extraño. No solo porque Málaga es una ciudad marinera y portuaria, sino porque justo al lado estaba varado el ... mítico Málaga Cinema, una sala con forma de puente de mando de un barco en una de sus esquinas. Así que cuando en 1973 abrió la librería Áncora, aquella acera confirmó su vocación como muelle cultural de la ciudad. El cine desapareció, pero la librería mantuvo los vientos cinéfilos en sus estanterías donde abundan los libros de humanidades y literatura. Y la relación con los lectores, que se suben a este barco a diario para preguntar por un libro o dejarse aconsejar por el capitán Enrique del Río. Segunda generación de una familia de libreros que mantiene anclado en el corazón del casco antiguo este coqueto y recogido local al cumplirse medio siglo de su fundación como esa áncora con nudos marineros que luce en una de sus paredes. Símbolo de que el asedio de la gentrificación y la hostelería voraz no siempre se come al pez más pequeño.
Enrique del Río
Librero
«Desde pequeño les echaba una mano a mis padres en la librería, que era como mi casa, así que cuando se planteó el relevo fue una decisión difícil porque yo estaba por entonces en Escocia y tiendo a la rebeldía, pero estoy muy contento de haber continuado y trabajar en lo que me gusta», resume Enrique del Río, que heredó de su padre no sólo nombre y apellido, sino también lo que considera una forma de vida. «Y de mi madre, Concha Oliva, sin la que tampoco existiría aquella idea de mi padre de crear una librería», aclara el continuador de esta saga familiar, que tomó los mandos allá por 2004 y explica que los fundadores eligieron el nombre de Áncora «en homenaje a la Málaga marinera». «Pero también como símbolo de la cultura que nos ancla a un lugar seguro, algo que hemos visto muy de cerca en esta pandemia en la que los libros han sido un refugio para el entretenimiento, pero también para los que buscaban una salida o una respuesta», apostilla el librero.
Normalizada ya la situación, Áncora ha vuelto al trasiego de lectores que buscan vida literaria más allá de los 'best sellers'. «Nos gustan los pequeños sellos independientes que apuestan por autores», asegura Del Río, que añade que su catálogo es el paraíso para aquellos que buscan libros especializados en las artes, la música, la historia, la filosofía y el pensamiento, y, por supuesto, la literatura. «Todo lo relacionado con las humanidades está aquí», abrocha el librero que también se define como «medio músico» -le da bien a la guitarra y formó parte del grupo L'Avalanche- y ha convertido su librería en el templo obligatorio en Málaga para los que buscan libros que suenen a rock, jazz, swing, rap, clásica, ídolos de la canción o cualquier nota del pentagrama. «Los encuentros de este mes en la librería lo vamos a dedicar al sello Contra Ediciones, que cumple diez años publicando títulos sobre música», cuenta el responsable de esta melodía libresca.
Título: 'La luz interior de George Harrison'
Autora: Conchi Moya
Editorial: Sílex, 2021, 24 euros
Comentario: Biografía muy documentada sobre el músico e integrante de Los Beatles, que ajusta cuenta con el miembro más joven de la banda que estuvo a la sombra de Lennon y McCartney
Título: 'Excéntricos en la Costa del Sol'
Autores: José Luis Cabrera y Carlos Pranger
Editorial: Cedma y La Térmica, 2021, 20 euros
Comentario: Segunda edición revisada de un libro interesante y divertido que es una radiografía de la fabulosa época de los años 60 en Torremolinos a través de sus bohemios y personajes singulares
Título:
Autor: John Steinbeck
Editorial: Nórdica Libros, 2018 (1962), 19,50 euros
Comentario: Uno de los libros que el librero Enrique del Río no se cansa de recomendar. Acompañado de su perro, Steinbck construye una oda al viaje que vuelve a la actualidad al cumplirse los 50 años de la muerte del autor
Adaptada a los tiempos, Áncora ha dado el salto a la redes sociales y transforma su recoleto local en un espacio cultural para la presentación de libros, aunque Enrique asegura que la venta en Internet no está entre sus objetivos. «Sé que vamos a contracorriente, pero lo que nos distingue es la relación con los lectores, que es un público muy fiel y muchos se acaban convirtiendo en amigos que buscan algo especial y además tienen un compromiso personal con los libros», explica Enrique del Río que tiene claro que la librería tiene su futuro en esa inmensa minoría que traspasa el umbral de su puerta a la búsqueda de la complicidad de las páginas.
Una relación que ha generado mil y una historias que darían para un libro. Como la clienta que hace unos meses le contó emocionada y entre lágrimas que un volumen que había comprado para regalárselo a su madre se convirtió en la última lectura de la destinataria antes de que falleciera por el covid. «Se sentía feliz de que un clásico como 'Walden' de Thoreau hubiera sido ese libro final», rememora Del Río, que también le pone humor a alguna experiencia decepcionante. Entre ellas, la de un profesor de universidad que se pasó por la librería para hacer un pedido de cientos de libros para el departamento. Fue apilando columnas de volúmenes y le pidió que se los llevara al día siguiente a la facultad. Eran tantos que Enrique necesitó ayuda para el embalaje y el transporte. Y cuando se plantó en el destino, se encontró que aquella compra no estaba autorizada. Así que se volvió con todas las cajas y la factura sin cobrar. «Y yo que pensaba que aquello nos iba a salvar las cuentas. Ahora lo recuerdo y me río», zanja.
Hablando de dinero, es inevitable preguntar al librero sobre el mar de restaurantes y terrazas que lo rodean y que han dejado a Áncora como una isla del comercio tradicional anclada en la gastronómica plaza de Uncibay. «Sí, tengo la sensación de ser una especie de oasis en una ciudad que va perdiendo los vínculos emocionales en los que reconocerse», admite Enrique del Río que, para compensar, destaca la buena relación con sus vecinos próximos Rayuela y Proteo que, con Áncora, son las librerías más logevas de la capital y han compartido, año arriba, año abajo, el último medio siglo de ejemplares abiertos en Málaga. «Hay gente y viajeros que vienen a hacer la ruta de las librerías y en cada una encuentra algo diferente», apunta.
Su situación estratégica, ha convertido este local en objetivo de inversores y hosteleros. Pero será por esa condición de medio músico que los cantos de sirena no le tientan. «Hay gente que lleva años detrás, pero como buen rebelde me niego a ceder. Podría vivir de la rentas con lo que me ofrecen, pero ser librero me encanta porque puedo vender los libros que me gustan», argumenta Enrique del Río, que cierra el capítulo de este reportaje cuando le reclaman del trabajo. Y sí, se ve que disfruta. Como un ancla en un mar de libros.
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