Benjamín Santiago Montiel posa en el jardín cercano a la Facultad de Educación de la UMA. SUR

Benjamín Santiago Montiel, poeta trans: «Mis problemas se acabaron cuando se me concedió el cambio de nombre en el DNI»

Ha publicado un poemario, sus poesías se incluyen en antologías, participa en festivales y recitales y, además, investiga en la UMA sobre cómo los medios de comunicación representan al colectivo trans

Viernes, 18 de abril 2025, 00:36

El sexo y el género a veces se presentan como irrelevantes -aunque nunca lo sean- en la vida y la obra de los artistas. Pero ... en el caso de Benjamín Santiago Montiel (Torremolinos, 1998), su obra poética, sus investigaciones como doctorando en la Universidad de Málaga y su activismo hunden sus raíces en su identidad trans, en que nació niña y desde siempre quiso ser nombrado en masculino. Habitual en la escena poética malagueña, en el Festival de Poesía Irreconciliables, en el Festival de Escena Viva Autóctonxs o en recitales como el que protagonizó en el marco del pasado Festival de Cine junto a Aroa Moreno Durán y Juan José Téllez, ha publicado un poemario, 'Nombre Muerto', y sus poesías se incluyen en las antologías 'Mantra' y 'Cuerda'. Considera que los versos son la mejor manera de expresarse y hacer visible la realidad del colectivo, porque es un género que no ha nacido sólo para leerse, sino para declamarse.

Publicidad

–Su poesía es muy corporal y muy ligada a su identidad. ¿Necesita sublimar su historia personal?

–Quizás al principio sí podía ser ésa la intención, pero ahora lo veo más como el vehículo para visibilizar y que la gente pueda conocer realidades. Siento que con la poesía entra más fácil y que llego a un público distinto al que podría alcanzar por otros medios.

–¿Mejor la poesía que la novela?

–A mí me nace más la poesía. No porque no trabaje otros géneros, pero siento que la poesía puede llegarte sin querer: si estoy en un recital con otras tres o cuatro personas, pues a lo mejor la gente ni siquiera ha venido por mí, porque me conozcan, pero les llega mi mensaje de forma breve, en un poema de un minuto o dos. Un poema no sólo está pensado para ser leído, también para ser recitado y eso permite que si hay gente que no lee libros de poesía, sí puede escucharla; da más juego.

–La suya, entonces, es una poesía política.

–Yo diría que sí. Quizás al principio sí tenía la necesidad de expresar. Pero ahora lo hago con la intención de visibilizar y reivindicar.

–¿En Málaga hay espacios suficientes para la poesía?

Publicidad

–Al principio me daba la sensación de que seguramente en otros sitios se hiciera más, pero me he encontrado gente de otras provincias que dice que en Andalucía Málaga es de los lugares más potentes. De hecho, cuando me metí en la poesía vi que aquí había muchísimos espacios.

El poeta, en un momento de la entrevista. Migue Fernández

–¿Y cuándo le llamó la poesía?

Publicidad

–Ya había escrito cosas más o menos desde los 17 o 18 años con una calidad bastante cuestionable. Pero fue sobre todo cuando me enteré de que había un taller de poesía en la UMA. Estaba en cuarto de carrera y desde entonces aquí sigo. Lo lleva la poeta Violeta Niebla. A partir de ahí empecé a conocer festivales como el Irreconciliables.

–¿Cuáles son sus referentes?

–Es una pregunta que me cuesta responder. Quizás porque leyendo soy un poco impulsivo; soy de leerme lo que me encuentro. Pero, bueno, es imposible no decir que Violeta Niebla es mi referente, porque es de las personas de las que más he aprendido. Y además están figuras como Ángelo Néstore o Sara Torres. También Alana Portero que, bueno, aunque sólo he leído su narrativa, es muy poética: 'La mala costumbre' es una obra de arte. Otro autor que también me gusta mucho es Nando López por la representación que hace tanto en narrativa como en teatro de personajes LGTB: es una maravilla que pueda llegar a gente joven, porque muchos no hemos tenido referentes de pequeños.

Publicidad

«Criticar la existencia de un colectivo del que las estadísticas dicen que tiene mayores tasas de pobreza y de abandono escular me parece la cosa más antiizquierda que se me pueda ocurrir»

–Cierta izquierda dice que atender a la diversidad quita el foco de lo importante, de la situación material de los trabajadores.

–Criticar la existencia de un colectivo del que las estadísticas dicen que tiene mayores tasas de pobreza y de abandono escolar me parece la cosa más antiizquierda que se me pueda ocurrir. Las mujeres trans sufren una doble opresión: por ser mujeres y por ser trans, a lo que a veces se suma ser de un barrio obrero, como sucede en 'La mala costumbre'.

–A los hombres trans se les ve menos que a las mujeres. ¿Por qué?

–Tiene sentido que haya más mujeres trans visibles que hombres: a muchas mujeres trans no les ha quedado otro remedio que salir a la luz, porque la sociedad las ha echado a patadas de los armarios.

Publicidad

Migue Fernández

–El feminismo recrimina al colectivo trans que contribuya a perpetuar los roles de género.

–Por desgracia, nos insertamos en unos roles de género y eso no quiere decir que los estemos perpetuando, sino que es pura supervivencia. Aunque no hay una respuesta universal. Mi identidad como hombre se reduce a que quiero ser nombrado en masculino. Para mí no es una cuestión de ropa o de roles. Quizás ese amoldarse a los roles ocurre en los espacios hostiles: en los seguros no tengo ninguna necesidad de reafirmar nada. Pero cuando vas a un baño público, lo más probable es que tu expresión de género no sea ambigua, por seguridad, para que no se te increpe. Así que la última ley trans se aleja más de ese perpetuar roles que la anterior, que nos obligaba a estar dos años hormonándonos para acceder al cambio del DNI. Esa norma aún era menos mala que la previa, que obligaba a hacerte una operación de gónadas para el reconocimiento legal. La reafirmación de género es algo que hace todo el mundo, sólo que cuando lo hace una persona trans parece que llama más la atención. Reafirmación de género también es ponerte un implante de pecho o la barbilla más cuadrada. Pero cuando lo hace una persona trans... hasta se usan palabras feas, como «mutilación».

Noticia Patrocinada

«Aunque queramos abolir el género, eso no puede hacerse para mañana. Nosotros podemos tener un objetivo a largo plazo, pero en el corto y en el medio no podemos dejar tirada a la gente»

–Pero es que el feminismo quiere abolir el género, ese imperativo que considera que pesa sobre el comportamiento de todas las personas.

–Aunque queramos abolir el género, eso no puede hacerse para mañana. Nosotros podemos tener un objetivo a largo plazo, pero en el corto y en el medio no podemos dejar tirada a la gente; hay que concedernos el reconocimiento legal a las personas trans. No podemos tener a las personas trans sufriendo constantemente ataques del sistema; mi experiencia personal es que gran parte de los problemas que tenía se me quitaron cuando se me concedió el cambio de nombre en el DNI. ¿Por qué? Porque se me quitó el tener que dar explicaciones a todo el mundo, se me quitaron las miradas cada vez que entregaba unos documentos... De repente era como... joder... qué de cosas se me han desvanecido con un trozo de plástico.

–¿Cómo ha vivido estos años de tanto fragor por la ley trans?

–Como algo horrible y que no tenía sentido. Lo único que estaba transformándose en la práctica era que pudiera cambiar nuestro DNI, nuestro pasaporte y nuestro carné de conducir, porque ya antes de la puesta en marcha de esa ley se podían cambiar los documentos que dependieran de la administración andaluza. También se echaban las manos a la cabeza porque se iba a ofrecer tratamiento hormonal a menores y sí, es verdad, pero el mismo que se ofrecía desde 2014, porque es algo que la ley trans no ha cambiado.

Publicidad

–También investiga sobre la cuestión. ¿Por qué?

–Porque hay mucho por investigar y lo que se ha trabajado muchas veces ha sido con una mirada externa y desactualizada. Yo investigo sobre la formación que se imparte en grados y posgrados sobre el colectivo trans, porque parte de los problemas que tenemos en la representación que se hace en los medios es que la información con la que se trabaja está desactualizada. Yo lo que quiero ver es cómo se está enseñando eso, si es que se está formando en la cuestión, y, a partir de ahí, acabar en algún momento realizando mi propuesta.

–¿Su vida ha sido fácil o difícil?

–Mi vida ha estado bien. Aunque sí es cierto que tuve la información como la hemos tenido la mayoría: tarde. A mí, que tengo 27 años, la información me llegó con 17 o 18. No había escuchado hablar de estas realidades antes.

Publicidad

–Pero a través de un poema suyo sí parece que se reconoció como niño desde muy temprano: «El primer día que jugué a las casitas / le dije a mi vecina que yo sería / un secreto que no podíamos contar a nadie: / me convertí en niño, hijo, novio, padre». Y añade: «Ella nunca supo que yo solo existía / cuando jugábamos juntos».

–Tú haces eso porque eres un niño jugando. No es que no tenga importancia el juego, pero me refiero a que si no tienes referentes, simplemente piensas que eres raro, que para qué lo vas a contar, porque tampoco le sabes poner nombre: por eso son tan importantes los referentes, porque los niños se ven y pueden reconocerse.

Publicidad

Migue Fernández

–Pero ahora se dice que con la visibilidad de las personas trans se está creando una realidad que los niños quieren imitar.

–Me parece que viene de sectores que prefieren taparse los ojos e ignorar la realidad. Si tú tienes una criatura de cinco años que no para de repetir que es un niño, quizás te tienes que plantear cosas. De hecho, nuestras reivindicaciones no van más allá de dejar a las criaturas ser. Lo que se olvida muchas veces y a mí me parece algo muy bonito es que el género está para experimentar. Y con eso no quiero decir que a alguien le vayan a hacer una operación de aquí a mañana, sino que si tienes dudas sobre tu identidad, pues prueba a usar una acortación neutra de tu nombre, a que un círculo de confianza te trate en masculino o en femenino a ver qué pasa, a usar otro tipo de ropa... Aunque luego llegues al mismo sitio en el que estabas. Me parece que aporta a todo el mundo sentir la libertad de experimentar con tu cuerpo y con tu vida. Pero, vamos, que en los talleres que se imparten en los colegios lo que se dice básicamente es que si hay alguien trans en tu clase, que no te metas con él, y que si eres una niña y quieres jugar al fútbol, pues que juegues, y si eres un niño y quieres bailar, baila, y tú, niño al que no le gusta bailar, no te metas con él. Y a los padres, que si tienen un peque que está diciendo algo a voces, que se formen y busquen a personas y otras familias que puedan echar un cable. Ignorarlo al final sólo sirve para crear sufrimiento.

–Por último, me gustaría que nos contara sus proyectos, planes...

–A finales de febrero estrené 'Mutilación', una performance en el Festival de Escena Viva Autóctonxs, que lidera Alessandra García, y que mezclaba tanto recital de poesía como improvisación y participación del público. Ahora mismo sigo escribiendo poesía, porque no me sale hacer otra cosa, pero también estoy trabajando un poco en ensayo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad