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Perdidos. Autorretrato y dibujos que aparecen en el cuaderno de Van Gogh encontrado en 2008 en un baúl en el centro de Francia. :: e.c.

El polémico cuaderno de Van Gogh

El museo de Amsterdam califica de imitaciones 65 dibujos presentados en París por sus editores y algunos de sus mayores expertos como auténticos e inéditos

FERNANDO ITURRIBARRÍA

Miércoles, 16 de noviembre 2016, 00:34

Un tesoro extraordinario que va a marcar la historia del arte u otra superchería consistente en copias sin valor. Es la nueva polémica que sacude la obra de Vincent Van Gogh tras la presentación mundial ayer en París de una colección de 65 dibujos inéditos atribuidos al pintor holandés que el museo Van Gogh de Amsterdam considera vulgares imitaciones. La edición en libro de los controvertidos originales sale mañana a la venta al precio de 69 euros en Francia, Holanda, Bélgica, Alemania, Estados Unidos y Reino Unido. Pronto lo hará en Japón.

La historia del descubrimiento remonta a 2008 cuando un cazador le confió en una cacería a Franck Baille, presidente de una casa de venta en Montecarlo, que un vecino suyo tenía varias decenas de dibujos de Van Gogh en un pueblo del centro de Francia de cuyo nombre no quiso acordarse. El especialista en pintura de los siglos XIX y XX pidió a la propietaria pruebas documentales y le enseñó un baúl que nunca había sido abierto en cuyo interior había un diario con datos sobre la vida cotidiana del periodo en que Van Gogh vivió en Provenza, desde su llegada a Arlés en febrero de 1888 hasta que salió de Saint Rémy en mayo de 1890, que avalaban la autenticidad del hallazgo. «La dueña me dijo que su madre los había encontrado tras los bombardeos alemanes de 1944 en Arlés y que los había tenido guardados en el fondo de un armario», relató.

El libro, de 288 páginas y publicado en Francia por la editorial Seuil, se titula 'Vincent Van Gogh, la niebla de Arlés, cuaderno encontrado' y reproduce en portada un autorretrato con sombrero de paja hasta ahora desconocido. La palabra 'brouillard' (niebla) designa también en francés una agenda comercial en la que se anotan las operaciones a medida que se realizan. «Van Gogh dibujó en un libro de contabilidad del Café de la Estación de Arlés, donde se alojaba, que era de un modelo antiguo con las páginas en blanco, sin columnas ni cuadrículas, lo que explica el formato inhabitual y que durante mucho tiempo pasara desapercibido entre otros cuadernos contables», explicó el editor Bernard Comment.

De los 65 dibujos, 30 fueron realizados a partir de mayo de 1888 en Arlés y los 35 restantes en Saint Rémy, donde el pintor estuvo internado en un sanatorio mental tras cortarse una oreja el 23 de diciembre de aquel año. Hay retratos, árboles, flores, cielos, paisajes y hasta un retrato de Gauguin. Destacan cuatro versiones sucesivas de la famosa 'casa amarilla' y una rama de almendro dibujada en las tres etapas de su floración. El último original presenta dos figuras masculinas en primer plano y detrás se percibe la presencia del artista con una paleta en la mano derecha y sombrero de paja.

«Trabajo científico»

Los editores alegan que la autenticidad está probada por «un verdadero trabajo científico» de varios años en el que se han cotejado documentos de la época y se han estudiado las tintas y el papel empleado. Cuentan con el aval de Ronal Pickvance y de Bogomila Welsh-Ovcharov, reconocidos especialistas en la obra del genio holandés. «El conjunto de investigaciones realizadas es colosal», esgrimió esta última, una de las comisarias de la exposición 'Van Gogh en París' celebrada en 1988 en el Museo de Orsay. Incluso aseguró que «vi las huellas digitales del pintor, de las que he visto muchas, y comprendí emocionada que se trataba de un hallazgo extraordinario».

Pero para el Museo de Van Gogh de Amsterdam «este álbum de dibujos es una imitación». Aseguró que expertos ya rechazaron la autenticidad de las obras entre 2008 y 2012, en base al análisis de fotografías de 56 de los 65 dibujos del cuaderno. En 2013 los estudiosos analizaron también piezas originales y «no cambiaron de opinión», señaló la pinacoteca en un comunicado. «El pintor dibujaba en esa época con tinta negra o morada que solo adquiría un tono marrón al decolorarse con el tiempo, algo que parecía ignorar el imitador», argumentó.

«El museo nunca ha visto los originales y se ha basado en fotografías», replicó Welsh-Ovcharov. «En el museo me dijeron que no eran originales porque no estaban firmados. Si ese es el problema, entonces la mitad de sus cuadros también son falsos», zanjó. «Hay un templo y hay guardianes del templo, es inevitable», reaccionó Comment.

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