Welles y Hearst, los enemigos íntimos unidos por Ronda

Su enfrentamiento fue de antología. El joven director Orson Welles disparó primero al convertir al magnate de la prensa William Randolph Hearst en el personaje que se escondía tras la megalomanía del protagonista de 'Ciudadano Kane'. Y la respuesta del empresario no se hizo esperar y no paró hasta devolverle el golpe al artista. Primero, intentando enterrar la película, pero cuando vio que no fue posible dedicó todo sus esfuerzos a destruir la carrera hollywoodiense del que prometía ser el cineasta más grande de todos los tiempos. Paradójicamente, aquella expulsión del paraíso del cine hizo que Welles se refugiara en España y encontrara en Ronda el descanso a su sueño eterno. Una debilidad por la capital de la serranía que también compartió el propio Hearst. Fueron enemigos íntimos, pero se ve que compartían un gusto tan exquisito como similar.

El viaje del magnate por España en 1924 está además en el origen de la propia cinta 'Ciudadano Kane' (1941). Así, William Randolph Hearst recorrió nuestro país como el que ahora se va de rebajas a un centro comercial: comprando obras de arte, mobiliario y todo tipo de piezas arquitectónicas y decorativas para su castillo en California, que construyó entre 1919 y 1947. Un artesonado de la Casa del Judío de Teruel o la sillería del coro de una iglesia de Seo de Urgel del siglo XV fueron algunas de los conjuntos decorativos que se llevó para su palacio. En Ronda se quedó prendado de la torre de la Iglesia Santa María la Mayor -la catedral oficiosa de la localidad- y, como no se la dejaron llevar en la maleta, le encargó a la arquitecta Julia Morgan que reprodujera y duplicará aquella majestuosa almena del templo en la fachada principal de su palacio San Simeón, situado en la Cuesta Encantada, entre San Francisco y Los Ángeles.

Precisamente, este capricho de la arquitectura californiana, que también incluye parte de un templo romano junto a la piscina, fue el que inspiró a Orson Welles para crear la majestuosa y tétrica Xanadú, la mansión solitaria en la que Kane/Hearst se aparta del mundo. Hoy día, el alcázar del magnate estadounidense, con todas las valiosas obras de arte españolas y europeas, se puede visitar. Una derroche arquitectónico que incluye 60 dormitorios con sus respectivos cuartos de baño, una veintena de salones, piscinas y jardines. En su megalomanía, el empresario se hizo construir un zoo con especies de todo el mundo, que llegó a ser la instalación privada de este tipo más grande del mundo.

Esta historia de vidas cruzadas entre Hearst y Welles tuvo un tercer 'artista' invitado, el torero Antonio Ordóñez, que en 1932 era bautizado precisamente en la Iglesia Santa María la Mayor, a cuya pila bautismal se accede desde la antigua sacristía y situada precisamente bajo esa torre de la que se enamoró unos años antes el empresario norteamericano. La exilio de Welles tras 'Ciudadano Kane' y su refugio en Europa encontró precisamente en Ronda y en Antonio Ordóñez una referencia durante el resto de la vida del cineasta, que no faltaba a las corridas goyescas ni a los puros y vinos por la ciudad. Tanto es así que la eligió para la eternidad. En su testamento dejó por escrito que quería reposar sus cenizas en Ronda. En el pozo de la finca de su amigo Ordóñez que, desde hace décadas, se ha convertido en lugar de peregrinación de cinéfilos y curiosos que pasan por allí a despedir al gran Ciudadano Welles. El íntimo enemigo de William Randolph Hearst.