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El chiringuito ha requerido cuatro meses de obras tras los destrozos.
El Copacabana se sobrepone al tornado

El Copacabana se sobrepone al tornado

El chiringuito de Playamar vuelve a abrir sus puertas cuatro meses después de quedar destrozado por el temporal que sacudió la provincia

Alberto Gómez

Domingo, 12 de abril 2015, 00:15

La calma invernal de Playamar, en Torremolinos, se vio sacudida el 27 de noviembre por un tornado que arrasó con todo lo que encontró a su paso. El viento, que alcanzó una velocidad de 180 kilómetros por hora, hizo volar mobiliario urbano, desgarró buena parte de la vegetación de la zona y llegó a mover vehículos. El chiringuito Copacabana fue el más dañado. Su propietario, Salvador García, fue alertado por la Policía Local: «Al principio pensé que se trataba de un robo, pero llegué y vi las dos televisiones que tenía dentro del local en el suelo y a 150 metros de la puerta, las palmeras caídas, los hidropedales volcados y la cubierta partida». Poco más de cuatro meses después, el Copacabana vuelve a abrir sus puertas tras un duro trabajo de rehabilitación.

Salvador nunca olvidará aquella mañana: «Pensé que veinte años de mi vida se habían ido al traste en cinco minutos. La Policía Local me llamó después de que saltara la alarma y me comunicó que el local tenía algunos destrozos, pero no esperaba que hubiera quedado devastado». Algunos vecinos lo ayudaron a retirar los escombros y, tras sortear la maraña burocrática de los seguros, inició las obras. Ahora el Copacabana luce como nuevo, tanto en su interior como en la zona de playa, donde tiene instaladas hamacas y camas balinesas.

Los efectos del temporal, que según la Agencia Estatal de Meteorología se produjo entre las siete y las ocho de la mañana, quedan relegados ya a la nómina de anécdotas de este restaurante por el que han pasado futbolistas como Iker Castillas o Gonzalo Higuaín y cuya carta ofrece mariscos, carnes, verduras y, cómo no, pescados espetados, al horno o fritos.

Su dueño confía en tener una buena temporada alta para paliar las pérdidas económicas. «Mientras los locales vecinos llenaban la mayoría de fines de semana, porque este invierno sido bastante caluroso, nosotros seguíamos en obras», asegura Salvador, que hasta la reapertura del chiringuito, a finales del mes pasado, tuvo que aplazar el contrato de los cinco empleados discontinuos con los que cuenta.

El tornado, que duró aproximadamente diez minutos, comenzó en el Playamar, donde arrancó de cuajo varios árboles y farolas del paseo marítimo, así como ventanas de viviendas y pérgolas, y recorrió la avenida de Coín. Poco después se registró otra tromba marina frente a las costas del Rincón de la Victoria, un fenómeno que, a diferencia del primero, no llegó a ser tornado al no haber entrado en tierra. En el Copacabana aún no pueden evitar mirar al cielo con cautela mientras celebran su merecida reapertura.

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