Francisco Amaral con una creación de su muestrario.

Un discípulo de Lorenzo Caprile abre en Fuengirola su taller de alta costura

El diseñador ha pasado más de cinco años colaborando con el madrileño y otros creadores para emprender ahora con su propia firma

Mari Carmen Jaime

Lunes, 23 de junio 2014, 00:02

Cuando llegó a Madrid de su Brasil natal nada hacía pensar a Francisco Amaral que en poco tiempo iba a estar aprendiendo un oficio como ... el de diseñador de moda de la mano de una de las mejores agujas de España, Lorenzo Caprile. Pese a cursar estudios superiores en Turismo, este joven empresario reconoce que decidió probar suerte en el mundo del patronaje y, algo más de un lustro después abre en Fuengirola su primer taller de costura.

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«Siempre me gustó el mundo de la moda y hacer mis prácticas junto a Caprile no sólo ayudó a enriquecerme personalmente, cumpliendo el sueño de muchos, también permitió desarrollarme en el mundo de la alta costura, camino por el que en principio no tenía pensado desarrollar mi actividad», reconoce el emprendedor rodeado de muestras, telas y bocetos en su establecimiento enmarcado en pleno corazón de la localidad costasoleña.

Y es que, aunque en su proceso formativo incluso le recomendaron centrar su creatividad en la producción industrial, reconoce que, de la mano del madrileño, llegó a amar la alta costura y optó por abrirse camino en este mundo. Consciente de la situación económica actual y lo complicado de abrirse un hueco en este complejo mundo, admite que la ubicación de su negocio responde a una línea de trabajo a largo plazo «porque creo en las posibilidades de la Costa del Sol, y Fuengirola está en pleno corazón de esta región, que ha sido históricamente puntera en muchos aspectos, también en la moda».

Para avanzar en su proyecto, Amaral tiene claro las líneas de trabajo que definen su marca. «La calidad debe ser la base del producto final y la atención al cliente directa y cercana». Sobre estos pilares funciona la marca de su mismo nombre desde hace escasos meses. El concepto que tiene la firma se basa en los orígenes clásicos de la alta costura: trabajar pieza a pieza, por encargo y con un trato directo con comprador», explica este americano que ya se considera español. Uno de los puntos fuertes de su proyecto es escuchar las propuestas con las que el cliente llega al taller. «Hoy en día, y más en este sector, quienes se hacen con un producto de moda de calidad son personas formadas, con conocimientos en estilo y elegancia, y el diseñador no puede ser ajeno a la voluntad de quien, finalmente, va a lucir una creación», argumenta.

Ropa para hombres

Pero no solo estas pautas hacen únicas las propuestas del diseñador. Cada pieza que sale del taller es única no solo en lo que a diseño se refiere, también en aspectos relacionados con texturas e incluso en la gama de tonalidades, «que en muchos casos creo yo mismo, para dar un plus de calidad al 'outfit'», explica. De momento, la colección de Amaral está compuesta en exclusiva por la línea de mujer, aunque la intención a medio plazo es que se expongan propuestas para caballeros.

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Amaral es de esos creadores que mantiene varios frentes abiertos en su trabajo diario. La apertura de su taller en Fuengirola donde se desarrollan ya diversos encargos pese a que aún ni se ha inaugurado oficialmente no le ha restado protagonismo en Madrid, capital en la que mantiene colaboraciones con el propio Caprile, además de con otros diseñadores de prestigio como la catalana María Escoté.

Criado en el seno de una familia de artesanos y con grandes conocimientos de moda, Amaral reconoce que lo que más le gusta de la moda española son sus reminiscencias históricas y de épocas pasadas, «muy diferentes a las líneas brasileñas, que siempre apuestan por sacar partido a su tradición étnica, que también son muy interesantes», compara el diseñador. El colorido que imprima a cada una de sus creaciones es el aspecto que quizá más recuerda a las tierras brasileñas de las que procede Amaral, quien se define a sí mismo como una persona «de ideas muy claras» y por ello, considera que ha aparcado ya totalmente su desarrollo profesional en el mundo del turismo para abrirse hueco en la alta costura, sector de moda del que se ha enamorado «gracias en parte a mi trabajo con Caprile» y que pretende promover en Málaga a través del desarrollo de su proyecto en Fuengirola.

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