Una vida tranquila gracias a la hipoteca inversa y a una relación de confianza

La historia de Delia y Carlos es el reflejo de cómo una buena decisión financiera —acompañada de un asesoramiento cercano y honesto— puede transformar el día a día de una persona.

Delia, 86 años. Vecina de Madrid

Delia Portero Amigo tiene 86 años y una vitalidad contagiosa. Lleva una vida sencilla, pero plena: asiste a clases de Historia del Arte con sus amigas, disfruta de meriendas, paseos hasta su parroquia de siempre y largos ratos de lectura en su rincón favorito del salón. Cuando la pierna se lo permite, también se escapa al museo, al cine o al teatro. –“No me gusta que me pongan años”, bromea, “yo sigo disfrutando de la vida a mi manera”–.

Su casa, en un barrio céntrico de Madrid, ha sido el escenario de los mejores años de su vida. Tantos, que se declara amiga de todos los porteros de la zona: –“Hago honor a mi apellido, Portero” —dice entre risas.

Aunque su familia vive lejos, fue precisamente su ahijado quien, preocupado por su bienestar, la puso en contacto con Carlos.

Una solución a medida

Carlos Vassallo, director comercial de Santander MAPFRE Hipoteca Inversa, la acompañó en todo el proceso de contratación de este producto.

La hipoteca inversa de Santander MAPFRE es un préstamo dirig ido a personas mayores de 65 años que, usando su vivienda habitual como garantía, reciben una renta mensual sin tener que devolver nada en vida ni pagar cuotas. El capital y los intereses acumulados serán devueltos por los herederos, quienes tendrán tiempo para decidir si venden la casa, buscan financiación o liquidan la deuda. Delia mantiene, de esa manera, la propiedad de su vivienda, no tributa por las rentas y recibe asesoramiento personalizado en todo momento.

Lo que más le sorprendió a Carlos de Delia fue su energía y sus ganas de seguir disfrutando de su independencia. Por eso, este producto le pareció la solución perfecta: le permitía vivir en su casa de siempre, sin agobios económicos y con total libertad.

–“Desde que conocí a Carlos, me cayó muy bien. He confiado en él desde el principio, y la verdad es que la vida me ha cambiado a mejor. Ahora me siento más segura ante cualquier imprevisto. Estoy más relajada.” —cuenta Delia.

Gracias a esta decisión, Delia ha podido mantener su hogar y su estilo de vida. Vive como quiere, donde quiere y con la tranquilidad de saber que tiene un respaldo económico sólido.

Carlos lo tuvo claro desde el primer día: su prioridad era explicarle todo de forma sencilla, sin tecnicismos, y estar presente en cada paso del proceso.

–“Delia es un ejemplo de cómo vivir con alegría. Me satisface haber contribuido, aunque sea un poquito, a que pueda seguir haciéndolo sin preocupaciones.” —afirma Carlos.

Para Delia, su casa no es solo una propiedad: es su historia.

–“Este piso me costó mucho esfuerzo. Está en una buena zona y se ha convertido en un patrimonio valioso. Pero, sobre todo, es mi hogar. Yo no concibo acabar mis días en otro sitio que no sea en mi casa”–.

Gracias a la Hipoteca Inversa, ha podido conservar lo que más valora. Su rutina sigue intacta: la iglesia del barrio, su terraza favorita para el café, las tiendas de siempre y, por supuesto, los saludos a los porteros que conoce desde hace décadas.

– “A veces le pido a Dios que pare un poco el tiempo, para seguir disfrutando de la vida. Gracias a esta ayuda, ahora vivo más tranquila… y feliz”–.