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Lunes, 30 de octubre 2017, 00:53
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Mariló V. Oyonarte es profesora de piano en un conservatorio de Granada. A sus 40 años es una gran aficionada a la escritura, una pasión que plasma quincenalmente en el diario ‘Alhama Comunicación’. Allí lleva dos años y medio publicando reportajes y entrevistas sobre personajes e historias de los más curiosas, especialmente del entorno del parque natural de las Sierras Tejeda, Almijara y Alhama. No en vano, el montañismo es otra de sus grandes aficiones. El pasado junio recibió una llamada de un vecino de un municipio de la comarca granadina de Alhama, carpintero de profesión, que le aseguró que tenía en su poder una carta sellada en mayo de 1943 y la animaba a investigar la historia que había detrás de la misiva.
«Era un texto emocionalmente muy intenso, en el que un hombre le escribía a su prometida, que vivía en Vélez-Málaga, desde el Campamento Benítez de Málaga capital, donde estaba haciendo el servicio militar, diciéndole que iba a fugarse de allí, que se iban a reencontrar y que se casarían», explica Oyonarte para quien la búsqueda de los descendientes de aquellos dos protagonistas, Rafael Fernández González y Carmen Díaz Pacheco, se convirtió en «toda una obsesión».
«Estuve semanas que apenas dormía, soñaba que los encontraba, pero luego me despertaba y nada», confiesa la granadina. Empezó a buscar en distintos sitios, por Internet, en guías telefónicas, pero no conseguía nada. «Recurrí a mi amigo José Aurelio Romero Navas, profesor de Historia de Vélez-Málaga ya jubilado, y él fue quien me puso en contacto con Salvador Conde Méndez, de la gestoría Méndez», señala. Éste último le puso en contacto con los archivos parroquiales de la capital de la Axarquía, donde tras varios días de intenso trabajo, consiguió localizar la fecha del enlace: el 19 de septiembre de 1943. «Era como buscar una aguja en un pajar, pero tuve la inestimable ayuda de Juan Cabezas y Andrés García Maldonado, del diario ‘Alhama Comunicación’. Un día ellos me dieron un teléfono móvil y era una de las nietas de Carmen. Lloré de la emoción», dice.
«Ya estaba conseguido lo más difícil; ahora restaba devolverles la carta –su carta– y pedirles el consentimiento para que la hermosa historia de amor de Rafael y Carmen salga a la luz como ellos merecen: con sus fotografías, sus apellidos completos, sus localizaciones exactas y todos los detalles que forman parte de una narración bien documentada», asegura Oyonarte. Y la historia ciertamente no dejará a nadie indiferente.
«Es una historia de amor verdadero. Rafael era de La Viñuela, pero de pequeño se fue a vivir a Vélez-Málaga. Haciendo el servicio militar en el Campamento Benítez, con 21 años, conoció a Carmen, a través de uno de sus hermanos, que estaba también haciendo la ‘mili’ en el mismo sitio. Cuando iban de permiso se enamoró», dice la periodista, que el pasado día 6 de octubre conoció en Málaga capital a varios de los descendientes del matrimonio veleño, a los que les entregó en mano la carta. «Fue un encuentro muy emotivo, me contaron muchísimos recuerdos de sus padres y abuelos, y se emocionaron enormemente cuando les entregué la carta, porque desconocían por completo su existencia», cuenta la periodista.
Entre las anécdotas más curiosas de esta verdadera historia de amor está que Rafael fingió padecer apendicitis para poder escapar del campamento militar. «Le extirparon un apéndice perfectamente sano y se le quedó una cicatriz que le ocupaba toda la barriga, sus hijas mayores aún lo recuerdan perfectamente», desvela Oyonarte. No se sabe si como resultado de aquella intervención, practicada en plena posguerra civil, pero lo cierto es que Rafael murió muy joven, en 1976, con 56 años, dejando diez hijos, de los que hoy en día viven ocho. Carmen, por su parte, falleció en febrero de 2012, a los 88 años.
Cuando Rafael consiguió reencontrarse con Carmen tuvo que idear un plan para poder casarse, ya que los padres de ella no eran partidarios del enlace. «El 19 de septiembre de 1943, a escondidas y a las siete de la mañana, hora en la que Carmen salía para ir a trabajar, el párroco de la iglesia de San Juan Bautista, José Ariza González, los unió para siempre en unos pocos minutos. Al poco tiempo ella se quedó embarazada, y fue entonces cuando los padres cambiaron de actitud», detalla. El matrimonio veleño tuvo 29 nietos, que le han dado 23 bisnietos y dos más que están en camino.
«Estoy convencida de que toda esta aventura ha sido propiciada, desde su mismo inicio, por una cadena de actos de amor», resume la periodista granadina, para quien el primer eslabón «lo creó Rafael escribiendo la carta; continuaron la cadena su madre, al recibirla y entregarla, y la propia Carmen al leerla y guardarla», sostiene la periodista granadina, quien pretende publicar un libro con esta historia en breve.
«Muchos años después añadió un eslabón más la persona anónima que la encontró en aquel mueble viejo y decidió guardarla, en lugar de arrojarla a la basura. Fue añadir otro eslabón el entregármela a mí para reconstruir la historia y saber de los familiares. El diario ‘Alhama Comunicación’ colocó otro eslabón más, al localizar a esos descendientes… El último de todos, el eslabón que cierra la cadena definitivamente, lo han puesto los hijos, nietos y bisnietos de Rafael y Carmen, cuando ya descansa, y nunca mejor dicho, en sus manos la carta que nunca debió perderse», añade.
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