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Hace semanas que ejerce como candidata de Vox a la Junta de Andalucía, aunque Macarena Olona (Alicante, 1979) insiste en que aún no hay nada ... decidido. Ha intensificado su agenda en las ocho provincias —por Málaga pasó el lunes para denunciar las presuntas irregularidades de Braulio Medel al frente de la Fundación Unicaja— y ya trufa su discurso con argumentario electoral («Votar al PP será votar al PSOE y viceversa»). La diputada nacional, que accedió a la política después de que su partido contactara con ella en LinkedIn, presume de «sentido nacional» y reconoce haberse vacunado, aunque considera que la gestión de la pandemia «es propia del siglo XVI».
–No sé si darle la enhorabuena.
–¿Por qué?
–Por su candidatura.
–¿A las elecciones andaluzas que aún están sin convocar? No hay ningún candidato designado todavía y no lo habrá hasta que Juanma Moreno convoque elecciones, que esperamos que sea cuanto antes.
–Pero ya ejerce de candidata.
–Soy andaluza, diputada andaluza. Ejerzo de española orgullosa porque defiendo España y dentro de España tengo una relación especial con Andalucía...
–Si no me acepta la enhorabuena por la candidatura oficial, acéptela por la candidatura oficiosa.
–(Risas). Tengo un amor profundo por Andalucía. Los medios han publicado informaciones sobre mi posible candidatura a raíz de un mitin que di en Sevilla el Día de Andalucía, pero mi actividad en esta tierra siempre ha sido muy intensa. Soy andaluza: Macarena de Graná.
–¿Cuándo se puso Andalucía como objetivo?
–Pedí la confianza de los granadinos cuando concurrí a las elecciones por primera vez por esta circunscripción. Soy eso que llaman cunera, paracaidista...
–Porque nació en Alicante.
–Efectivamente. Prometí a todos los granadinos que no sería como el resto de diputados, que una vez que cruzan Despeñaperros se olvidan de todas las promesas que hicieron en campaña electoral. Hay temas que llevan más de veinte años enquistados en todas las provincias. Soy una de las diputadas más activas en el registro de iniciativas.
–¿Se lo pidió Santiago Abascal?
–Iván Espinosa de los Monteros me contactó por Linkedin en marzo de 2019 y me reuní con él y con Santiago Abascal, pero no soy política.
–¿Accedió a la política por un mensaje en Likedin?
–Sí. Soy técnico, una orgullosa servidora pública. Ser abogada del Estado era mi sueño y lo conseguí después de cinco años estudiando diez y doce horas diarias. Nunca me había interesado la política, pero cuando conocí a Santiago me enamoraron él y su proyecto. Di un paso al frente, aunque me dieron 48 horas porque estábamos al límite. Hice cinco llamadas...
–¿A quiénes?
–A personas de mi más íntimo círculo. A mi familia. Tenía claro que iba a ser duro. No me importa enfrentarme a críticas por mi trabajo. Soy una curranta. Mis actuaciones pueden entenderse más o menos, pero van con buena fe. Nunca hay motivo de deshonra ni he robado. Voy con las manos limpias.
–Pero no nos engañemos. Usted no tiene precisamente un perfil bajo como diputada.
–Abascal no me prometió nada. Mi aspiración no es tener un cargo, sino servir a los españoles.
–¿Pero fue él quien le pidió que se centrara en Andalucía con la vista puesta en la candidatura a la Junta?
–Se lo digo de corazón: la decisión no está tomada.
–Pero está sobre la mesa.
–Los medios lo han puesto sobre la mesa.
–No es verdad. Ahora tiene una agenda cien por cien andaluza.
–Porque las elecciones marcan la agenda. Estoy deseando subirme a la furgoneta para estar con la gente, que es lo que más me gusta pese a tener que llevar escolta.
–¿Por qué lleva escolta?
–Por las amenazas de muerte recibidas por la extrema izquierda. Y soy una tía que viene del norte, del País Vasco. No me asustan con facilidad, pero quien tiene que valorarlo ha considerado que hay que tomarse en serio esas amenazas. Por eso soy extremadamente reservada con mi vida privada, porque cualquier fuga de información puede suponer un fallo de seguridad.
–¿Hasta dónde han llegado esas amenazas?
–Me dieron un golpe en el País Vasco, además de recibir muchas pedradas. Cuento con seguridad para evitar que vaya a más. Pero me gusta estar con la gente, porque bastante horas paso sola en mi despacho preparando los recursos de anticonstitucionalidad. Me han gritado fascista a la oreja, me han escupido...
–Si hay extrema izquierda, ¿cuál es la extrema derecha?
–Desde luego no es Vox.
–¿Ah, no?
–No somos extremos, sino coherentes. Uno de mis referentes políticos es Margaret Tatcher, que decía que no era una mujer de consensos sino de fuertes convicciones. Somos un partido de convicciones, del pueblo. Esto ya no va de derechas ni de izquierdas. Gobiernos como el andaluz están demostrando que combaten a un virus del siglo XXI con medidas propias del siglo XVI. Los gobiernos autonómicos no pueden confinarnos, como tampoco podía el Gobierno central con el paraguas jurídico que articuló, como ha reconocido el Tribunal Constitucional gracias al recurso presentado por Vox...
–Del que usted es responsable.
Para mí es un honor. Y creo que la redacción de esos recursos es el mayor servicio que estoy prestando porque Vox ha escrito auténticas páginas del constitucionalismo español para defender las libertades y los derechos de los españoles ante quienes están cometiendo atropellos. Hay gobernantes que han demostrado ser dictadores, totalitarios.
–¿Está vacunada?
–Defiendo la libertad. Ese es el ADN de Vox. Hay que dejar claro que esto es un no debate. En España, a diferencia de otros muchos países, se ha producido un noventa por ciento de pauta completa de vacunación. No hay un debate. Y es un mérito de los españoles, no del Gobierno. Pero la vacuna no es obligatoria porque sería anticonstitucional. Y la estrategia aprobada por el Gobierno de España establece que es una recomendación. Lo que ocurre es que hay gobiernos autonómicos que, arrogándose funciones que no les corresponden, han dado pasos tan salvajes jurídicamente como prohibir trabajar si no te has vacunado o imponer un confinamiento obligatorio si eres asintomático. Yo, en mi libertad, me he vacunado.
–¿Y por qué lo hizo?
–No tengo que dar explicaciones, pero lo he hecho y agradezco profundamente a los sanitarios el trabajo que hacen.
–Pero acaba de reconocer que es un motivo de orgullo que en España haya un noventa por ciento de población vacunada. Y supongo que entiende que es un motivo de orgullo porque es un ejercicio de solidaridad, de protección de la salud pública.
–No lo calificaría como ejercicio de solidaridad. El miedo es libre y los gobiernos están haciendo uso de ello. Yo he visto cómo el telediario recomendaba que no se cantasen villancicos, que no se abrazase... A mí nadie me pide estar vacunada para estar en el Congreso. Hay una doble vara de medir. Ha habido ministros que se han saltado el confinamiento impuesto de manera inconstitucional a los españoles. Por eso he dicho que hay que desprenderse del miedo y recuperar la dignidad. Hemos visto cómo una ministra comunista ha utilizado a los sindicatos como plataformas para encumbrar su figura con el objetivo de dar el asalto a la candidatura al Gobierno. Lo vimos en Cádiz.
–Ministra a la que usted llama 'Yoli'...
–Tengo un profundo respeto institucional. La llamo ministra comunista porque entiendo que no es un insulto, pero ella se atrevió a insultar a nuestros votantes asegurando que Vox nunca gobernaría en España y que si lo hiciera comprobaríamos lo que son las movilizaciones en la calle.
–¿Por qué busca la confrontación con Juanma Moreno, si están condenados a entenderse?
–Vox tiene que obtener mayoría absoluta...
–Pero eso no deja de ser un deseo, bastante improbable según los sondeos.
–Si los andaluces quieren que seamos motor de cambio de España necesitamos mayoría absoluta. Tengo claro que votar al PP será votar al PSOE, y viceversa.
–¿Pero cómo se sostiene con una mano el Gobierno de Juanma Moreno, del que Vox es socio de investidura, y con otra se le desestabiliza no apoyando los presupuestos y buscando la confrontación de manera constante?
–No vamos contra el PP. La irrupción de Vox permitió el verdadero cambio de Andalucía. Y demostramos una generosidad inmensa para acabar con cuarenta años de tiranía socialista y corrupción roja, pero no entregamos un cheque en blanco. Dijimos que nuestro apoyo se mantendría si se incumplía el acuerdo de investidura, y no lo han cumplido. No conozco personalmente al señor Moreno. Le tengo respeto, pero denunciaré alto y claro cualquier política que vaya en contra de los andaluces.
–¿Por qué ha decidido involucrarse y cuestionar la idoneidad de Braulio Medel al frente de la Fundación Unicaja?
–Es un escándalo lo que está ocurriendo. Unicaja es Málaga y Málaga es Unicaja. Apoyamos la reivindicación de la plataforma de Pedro Moreno Brenes, aunque no formemos parte de ella. Está en riesgo la vinculación territorial con Málaga. Vamos a defender con todas nuestras armas que se mantenga la red de sucursales, esa vinculación territorial... Es inmoral.
–¿Y por qué no entran en la plataforma?
–Porque estamos llevando a cabo una actuación en paralelo. Pero no es incompatible con que en algún momento sea una actuación conjunta, por ejemplo si la Fiscalía Anticorrupción abre diligencias por la denuncia presentada por Pedro Moreno Brenes. Hay que recordar que, en la sentencia por el 'caso Ausbanc', aparece como hecho probado el contacto personal de Medel con Luis Pineda, que concluyó con el pago de un millón de euros y la desimputación de Medel del 'caso ERE'. Nos personaremos en esa causa judicial porque los hechos son gravísimos. Hemos reclamado el expediente completo tramitado en la Junta a raíz de las dos inspecciones del Banco de España, cuyas conclusiones fueron guardadas en un cajón de la Junta de Andalucía durante diez años. Y ahora me remiten tarde un expediente incompleto. El PP y Ciudadanos siguen tratando de esconder estos graves hechos...
–Bendodo aseguró el otro día que habían enviado el expediente en tiempo y forma.
–No es cierto. Excedieron el plazo que marca la ley de 30 días, lo que me obligó a interponer un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). Y pienso mantener el recurso porque el expediente es incompleto.
–¿Qué le parece cuando el propio Bendodo dice que el Gobierno de la Junta es de centro y por eso puede pactar a la derecha y a la izquierda?
–El bipartidismo ha supuesto una simple alternancia entre PSOE y PP: quito a cinco mil rojos para poner a cinco mil azules. Pero no han redundado en un beneficio de la ciudadanía. Perro no muerde a perro. Tienen un pacto de no agresión en Andalucía, es evidente.
–¿Qué responsabilidad tiene Vox en la polarización de la política española?
–Nos acusan de polarizar, de crispar. Somos la voz del sentido común, la esperanza. Mucha gente nos dice: «Si vosotros nos falláis, no nos queda nadie». Esto no va de izquierdas ni derechas. Se me acercan muchos votantes socialistas, del PP, de Ciudadanos y hasta de Podemos porque, al margen de las ideologías, les representamos.
–¿Y cómo se lleva aspirar a gobernar una comunidad autónoma como candidata de un partido que no cree en el estado de las autonomías?
–No quiero eludir ninguna pregunta, pero tengo que marcharme. Se hará con sentido nacional, y eso significa que no se creen provincias de primera, segunda y tercera categoría. Eso con Vox no ocurrirá. Acabaremos con los desequilibrios territoriales y con los premios a unos territorios sobre otros sólo por intereses partidistas.
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