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ÁNGEL ESCALERA
Miércoles, 23 de octubre 2013, 03:27
La vida del conocido farmacéutico Antonio Romero Mata se apagó el lunes por la noche a los 71 años. Ese día estuvo trabajando en su farmacia de la calle Larios hasta las ocho y veinte de la tarde. La muerte le sobrevino poco después a causa de una neumonía. La misa córpore insepulto se celebrará a las once de la mañana de hoy en la capilla de San Gabriel (Parcemasa).
Casado con la también farmacéutica Maruja García Carmona, Romero Mata tenía cuatro hijos: Antonio, Javier, Pilar y Sonsoles, nueve nietos y un décimo que está de camino, según explicó ayer a este periódico su hija Pilar, farmacéutica al igual que su hermano Antonio (Javier y Sonsoles son ingenieros de telecomunicaciones). «La vida de mi padre ha sido la farmacia y la calle Larios. Ha muerto en la misma casa en la que nació, en la cuarta planta del edificio de la calle Larios, 8, en cuyo bajo está la farmacia», contó su hija muy emocionada.
Esta histórica farmacia se estableció en su actual ubicación en la principal arteria de Málaga en 1894. Desde 1931 está regentada por la familia Mata, cuando se hizo cargo de ella Antonio Mata Vergel, abuelo de Romero Mata.
La botica, con el paso de los años, se convirtió en un referente en la ciudad. Por ella han pasado infinidad de malagueños que han encontrado en el establecimiento un trato personalizado y familiar.
Siguiendo la vocación de su abuelo, Antonio Romero Mata estudió Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid. En la capital de España conoció a Maruja García, con la que se casó. «Mi madre es una gata (así se denomina a los madrileños) convertida en boquerona. Es una mujer muy fuerte que ha sido siempre un gran apoyo para mi padre», señaló Pilar Romero.
La farmacia Mata cuenta con un gran laboratorio de fórmulas magistrales, tarea a la que siempre se dedicó Antonio Romero, una persona enamorada de su profesión y cuya vida giró en torno al mundo de la botica y de la calle Larios.
Prestigio profesional
Hombre muy conocido en la ciudad y con un importante prestigio entre los farmacéuticos, los toros y el fútbol fueron dos de sus grandes aficiones. Fiel seguidor del Real Madrid y del Málaga, también admiraba al tenista Rafael Nadal.
«Lamentamos mucho su muerte. Antonio Romero Mata era un farmacéutico vocacional y un experto en la elaboración de las fórmulas magistrales. Siempre estaba en su farmacia atendiendo al público», dijo ayer el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Málaga, Javier Tudela.
Tras superar la meningitis y la poliomelitis de niño, Romero Mata era una persona fuerte y que no se cansaba de trabajar, como afirmó su hija Pilar, quien recordó con nostalgia la fiesta sorpresa que le dieron a su padre cuando cumplió 70 años.
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