El terror se apodera del escenario del Teatro Alameda

Al abrirse el telón, Nosferatu recibe a los espectadores en un cementerio gótico al grito de «el circo está muerto... Vamos a desenterrarlo». Es de noche, hay tormenta, aúlla un lobo y un frío helado se extiende por el patio de butacas. El espectador se siente sobrecogido por el ambiente tétrico que consigue crear el Circo de los Horrores en esta nueva producción, 'Psicosis', que llega al Alameda. Un espectáculo que es al mismo tiempo teatro, circo y cabaret con el que el director, Suso Silva, traslada al espectador a la tenebrosa atmósfera de un cementerio del siglo XIX de la mano de terroríficos personajes inspirándose en la iconografía del cine de terror clásico.

De esta manera, pasarán por el escenario Nosferatu, al que da vida el propio Suso Silva y que, como maestro de ceremonias, hace las presentaciones y guía a los espectadores a través de un espectáculo estremecedor. Harán su aparición la momia, el fantasma de la ópera, el verdugo y la víctima.... Todo ello combinando la interpretación con el circo, ya que hay números de malabarismo, de motoristas dentro de una esfera, de funambulismo, contorsionismo y hasta payasos que nos harán morir de risa practicando su juego favorito: cortar cuellos con la guillotina. Número de circo realizados con una gran maestría, ya que Suso Silva no es ajeno a este mudo: es sobrino del padre Silva, fundador del Circo de los Muchachos, y fue reconocido en 2003 con el Premio Nacional de Circo.

Las caracterizaciones de Álvaro y Fernando Aguado están muy conseguidas. Sólo el personaje de Nosferatu requiere de casi dos horas de trabajo.

En la recreación de esta macabra atmósfera juega un papel fundamental la iluminación, que es responsabilidad de Kiro Planas, premio Max 2005 al mejor Diseño de Iluminación, aderezada con música de corte clásico que evoca los mundos de ultratumba.