Mijas y Cortes de la Frontera, los más graves de la década
La catástrofe de Los Pedregales ocupa el tercer puesto de una lista negra encabezada por el desastre que las llamas causaron en otros dos municipios malagueños
M. CARMEN ESPAÑA
Viernes, 11 de septiembre 2009, 03:32
Las llamas surgidas el miércoles en el paraje de Los Pedregales se han subido al podio de una lista negra e indeseable. Las 600 hectáreas calcinadas en Estepona y Casares son la huella del tercer incendio más grande de la última década en la provincia. La imagen de un bosque de pinsapos indefenso ante el fuego quedará en la memoria colectiva junto a otras funestas estampas.
La más desoladora la dejó la catástrofe ocurrida en Mijas el 19 de julio de 2001. El reloj marcaba las 23.40 horas cuando el motor de un Mitsubishi Pajero Sport que circulaba por la vía que conecta esta localidad con Coín comenzó a arder. Los vientos racheados de terral de hasta 80 kilómetros por hora hicieron el resto.
En esa noche nefasta para Sierra Blanca ardieron un total de 2.200 hectáreas, de las que 1.600 eran urbanas y agrícolas y las 600 restantes forestales. Aunque no hubo que lamentar daños personales tangibles, más de 300 mijeños tuvieron que ser desalojados de sus casas en mitad de la noche.
Los ocupantes del vehículo que causó la desgracia saltaron del coche antes de que éste explotase, pero quedaron en estado de 'shock' tras ver cómo se originaba un incendio que, pese a su gravedad, no fue el protagonista absoluto de una jornada aciaga. Esa misma noche, hubo conatos en Teba, Casares, Iznate y Colmenar, mientras que fuegos de menor entidad en la urbanización de Pinares de San Antón en la capital y la carretera de las Pedrizas contribuían a crear una insólita vista de Málaga tomada por las llamas.
El segundo incendio más importante de la provincia tuvo lugar el 22 de julio de 2006, cuando los niños y monitores de un albergue juvenil de Cortes de la Frontera tuvieron que huir cuando una chispa -originada por el tren de mercancías que cubría la ruta Algeciras-Bobadilla- sembró el caos en el entorno del paraje de Los Alcornocales. El resultado: 664 hectáreas abrasadas que son parte de un pasado que, aunque nadie lo desee, hoy se vuelve a repetir.
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