
CARMEN MARTÍN
Lunes, 26 de enero 2009, 18:52
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San Sebastián se quedó ayer sin volver a su ermita. La lluvia impidió que el patrón de Casabermeja saliese en procesión por las calles del pueblo, algo que llevaba diez años sin ocurrir, y recibiese los caramelos que las mujeres y niños acopian para tirárselos desde sus balcones en señal de agradecimiento. Tampoco se oyeron los trabucos que los bermejos disparan al paso del Santo por la calle que lleva su nombre. Los patronos del Instituto de la Villa de Casabermeja, Bartolomé Ruiz y Ramón Rubio, explicaron que estas tradiciones tienen su origen en la faceta guerrera de San Sebastián, que posiblemente se nombró patrón tras una peste que hubo en el municipio en el siglo XVII, fecha en la que ya aparece documentado el Santo, aunque la talla actual es posterior a la Guerra Civil.
Pese a que la lluvia impidió procesionar a San Sebastián, fueron muchos los vecinos que se acercaron a la iglesia para rendirle culto a su patrón al ritmo de la Banda de Música y del Coro de la localidad, tantos que el templo pareció quedarse pequeño.
Algunos aprovecharon también para visitar una muestra de oficios tradicionales, organizada con motivo de las fiestas, y asistir a la entrega del Premio Villa de Casabermeja, que este año se ha concedido al colectivo de personas que ha contribuido al desarrollo económico y social del pueblo, según apuntó el alcalde del municipio, Antonio Domínguez.
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