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Jesús Palacios y Stanley G. Payne, ayer, en la presentación. /SERGIO BARRENECHEA. EFE
Franco, un buen padre aunque frío
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Franco, un buen padre aunque frío

Tras 30 años de silencio, la hija del dictador se confiesa ante los historiadores Jesús Palacios y Stanley G. Payne

TOMÁS GARCÍA YEBRA

Viernes, 5 de diciembre 2008, 04:37

Después de más de 30 años callada, Carmen Franco -la única hija del dictador Francisco Franco- ha roto su silencio para dejar constancia «ante la historia» de lo que vio, vivió y sintió al lado de su padre. «Es la primera vez que un descendiente directo de la familia Franco habla de esta manera», manifestó el periodista e historiador Jesús Palacios, coautor del libro junto al hispanista Stanley G. Payne de 'Franco, mi padre' (La Esfera de los Libros). Estas declaraciones, entre otras, se recogen en un grueso volumen de cerca de 800 páginas, que está dividido en dos partes: por un lado los testimonios de Carmen Franco, que ocupan las 140 primeras, y por otro una biografía del dictador, que ocupa el resto.

Los cuentos de Franco

En el interior del libro, la duquesa de Franco califica a su padre de «buena persona», aunque «fría». Según revela, no jugaba con ella, aunque sí le contaba cuentos, la mayoría de temas marineros. «Cantaba zarzuela -confiesa- sobre todo durante los viajes en coche». Jesús Palacios dijo que la hija del dictador padeció la educación propia de la época. «Nos dijo que su padre era machista, como casi todos los maridos de entonces; quien se ocupaba de su educación era la madre». Carmen Franco, de 82 años (la misma edad que tenía su padre cuando murió) no ha cobrado dinero por estas declaraciones. «Estuvimos charlando durante dos semanas; unas 20 horas», precisó Payne.

La duquesa desmiente que su progenitor se desviara a tomar Toledo para alargar la guerra y procurar el exterminio del enemigo (teoría que mantiene Paul Preston y el fallecido Manuel Vázquez Montalbán, entre otros). «No, eso no es verdad. Sintió mucho que por liberar Toledo se retrasara la entrada en Madrid y, con ello, se prolongara la guerra. No era partidario de prolongarla. Absolutamente nada».

Las desavenencias con don Juan, padre del rey Juan Carlos, inclinaron la balanza a favor de éste. «Mi padre se quedó satisfecho con la designación; quería que no hubiese cambios, pero también sabía que sin él en este mundo sería imposible».

Francisco Franco barruntaba -desde finales de los sesenta- las ideas aperturistas del actual monarca. «Hacia el año 72 o 73», según su hija, «estaba convencido de ellas».

Entre sus logros destaca la creación de la seguridad social y de una clase media que aumento el nivel de vida. «Todo eso fue importante porque, antes, no existía».

Dictador convencido

Francisco Franco se consideraba un dictador y creía en las bondades de la dictadura. Para él los males de la patria provenían de la «nefasta» gestión de la Segunda República. La etapa anterior -la dictadura de Primo de Rivera-, fue, según él, «de una gran prosperidad».

En cuanto a las aplicaciones de las penas de muerte se mantuvo inflexible con los delitos de sangre. «Si alguien mataba a otro persona era partidario de aplicar, sin ningún miramiento, la ley del talión: ojo por ojo, diente por diente», confirmó la duquesa.

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