«Mis sentencias ejemplares»

El juez Emilio Calatayud (Ciudad Real, 1955) se ha convertido, sin pretenderlo y desde provincias -que tiene más mérito-, en eso que llaman un 'fenómeno mediático'. Sus resoluciones y su sentido común han cautivado a miles de personas a lo largo y ancho de todo el país. Uno de los efectos colaterales de esa popularidad es que se ha visto 'obligado' a publicar unas 'memorias' vitales y judiciales con sólo 53 años. El resultado es un libro titulado 'Mis sentencias ejemplares' (La Esfera de los Libros), que mañana, día 7 de octubre, se pone a la venta en toda España. Escrito en colaboración con el periodista de 'Ideal', Carlos Morán -que, a modo de introducción, ha trazado un perfil del personaje que incide en la vertiente contestataria y rebelde del togado-, el libro incluye una traviesa autobiografía y un amplio repaso, en primera persona, a las decenas de sentencias que ha dictado, unas resoluciones que se caracterizan por no dejar indiferente a nadie. Así, Calatayud ha 'condenado' a niños a aprender a leer, a ser buenos padres y madres o a dibujar un tebeo. Esta última condena tiene nombre y apellidos: Enrique Ruiz Juristo. Nadie mejor que él para ilustrar las páginas de 'Mis sentencias ejemplares'. En el libro, que también recoge los casos más amargos a los que se ha enfrentado el juez y sus fracasos, han colaborado con breves comentarios, entre otros, los periodistas Jesús Quintero, 'El Loco de la Colina'; Pepa Bueno, directora y presentadora de Los desayunos de TVE; Lourdes Maldonado, presentadora de los informativos de fin de semana de Antena 3 o Eduardo Peralta, director de 'Ideal'. También la sexóloga y comunicadora de Canal Sur Olga Bertomeu y la ex consejera de Justicia de la Junta de Andalucía, María José López. Defensor del Menor El prólogo es de José Chamizo, Defensor del Pueblo de Andalucía y del Menor. Bajo estas líneas, reproducimos el capítulo en el que Emilio Calatayud recuerda su paso durante un verano por el colegio para niños 'pijos' San José de Campillos, Málaga. Un centro que entonces, verano de 1969, estaba especializado en chicos difíciles y con dificultades para el estudio. También evoca una sonada gamberrada en Ruidera -la localidad de Ciudad Real en la que veranea con su familia- que le supuso su primer contacto con la Justicia.