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Mª CARMEN PALMA
Jueves, 18 de septiembre 2008, 03:46
Después de recibir la Medalla de Oro de la Ciudad, y en representación de los dos agentes, el guardia civil Román Revilla subrayó que aunque no sepan, por su profesión, dónde estarán en el futuro, «lo que sí podemos asegurar es que esta medalla lucirá con orgullo en nuestros uniformes y en lo más hondo de nuestro corazón».
Agradecido por el reconocimiento, recordó que lo que hicieron esa mañana de febrero al salvar la vida de una mujer fue un acto de humanidad y de sentido del deber como personas «que cualquiera hubiera hecho» y señaló que «el destino nos ha constituido en protagonistas de una historia que nunca buscamos, ni tan siquiera soñamos». Según el agente galardonado, la Medalla de Oro refleja el sentimiento y el agradecimiento de todo un pueblo y «la aceptamos como el más alto honor que se nos puede dispensar». Para terminar, dedicó el reconocimiento al trabajo silencioso y abnegado que realizan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
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