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A. SALAZAR
Domingo, 13 de abril 2008, 03:55
Los dos temporales consecutivos que visitaron la provincia el pasado mes de febrero dejaron al desnudo una veintena de playas a lo largo de todo el litoral. Playas convertidas en insignia de la oferta turística de la Costa del Sol vieron reducida su arena a apenas una estrecha franja junto a los paseos marítimos. Las zonas de Torrox, Marbella o Fuengirola fueron algunas de las más afectadas. En la capital, la playa de la Caleta, en el Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso, volvía a dejar al descubierto tuberías y colectores.
En un proceso que se repite año tras año, Costas puso en marcha su mecanismo para la regeneración de playas. La mayoría de ellas estuvieron a punto, tal y como se prometió, para la Semana Santa; otras aún están en ejecución, como las de Guadalmar, Algarrobo o La Bajandilla.
Contra las pérdidas de arena, repiten una y otra vez desde la Delegación, no hay soluciones definitivas. Sólo la paciente lucha del hombre contra el efecto de la naturaleza. Y es que las playas no son un ente rígido, sino que cambia constantemente, según indica Ángel González, jefe de la Demarcación de Costas en funciones. «El mar mueve la arena de unas playas a otras, el problema es que no siempre lo hace a nuestra conveniencia», asegura.
Validez de los áridos
Los áridos con la que se regeneran las playas de la provincia se obtiene en su mayor medida de los cauces de los ríos, aunque también se utiliza la arena obtenida de solares en obras o de grandes trabajos de infraestructuras como las obras del metro. Todo ello después de realizar un análisis en el que los técnicos certifican que la arena obtenida es de una composición y calidad similar a la que llegaría de forma natural a las playas repartidas por las costas de Málaga.
En este sentido, hay que diferenciar dos tipos de playas en la provincia. «La arena de la zona occidental, proviene de dunas y es más sílice, similares a las del Levante español, mientras que la de la franja oriental y la capital es más quebradiza, por eso, hasta que no pasan dos o tres temporales y la limpian es algo más polvorienta», asegura Félix Sánchez, jefe de servicios de Costas.
Para obtener los áridos de los ríos, Costas colabora con la Cuenca Mediterránea Andaluza, que controla el nivel de sedimentación de los ríos malagueños y su compatibilidad con la arena existente en las playas. En este sentido, el trasvase de arena desde los ríos a las playas cumple una doble función. Por un lado, estabiliza las playas, pero por otro limpia las cuencas de los ríos y arroyos y mejora la circulación de éstos para que, en el caso de lluvias, no se produzcan inundaciones y desbordamietos. Lo mismo ocurre con los pantanos, cuyas orillas también son buenos yacimientos de arena para las playas.
Una ayuda a la naturaleza
En definitiva, indica Félix Sánchez, se trata de hacer el trabajo que ya no hace la naturaleza debido a la construcción de embalses y a la excesiva urbanización. «Cuando los ríos llevaban agua, se producía una erosión y un depósito natural de arena en las desembocaduras que luego las corrientes llevaban a las playas y que ahora no se produce», añade. La culpa también es del aumento de la construcción, ya que actualmente hay más asfalto que caminos por los que arrastrar la tierra con el agua.
En el río, lo primero que entran son la excavadoras, que sacan la tierra sedimentada en el cauce. A continuación, una cribadora separa los finos del resto del material a través de varios tamices. Los áridos que se usará para las playas pasa por varias cribas para que esté limpia y lleve el grano más fino posible. Esta arena se carga en camiones, mientras que el resto servirá para estabilizar y allanar el lecho del río. La arena se transporta hasta las playas para su vertido y extensión.
Soluciones a medio plazo
Aunque muchas veces el material no va directamente a las playas. Costas dispone de unos terrenos en la zona de La Térmica, en la capital, que hace las veces de almacén para poder disponer de los metros cúbicos necesarios cuando haya que actuar con urgencia.
Para regenerar las playas devastadas en los pasados temporales se han utilizado 271.400 metros cúbicos de arena, con un presupuesto de más de 700.000 euros. El coste de el transporte de la arena depende de la distancia del río hasta la playa. Pero desde Costas aseguran que el transporte es el método más económico posible frente a propuestas como la de traer arena de otros países, como Marruecos.
Costas, siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Medio Ambiente, tampoco es partidaria de colocar excesivos diques en el litoral para evitar la fuga de arena en cada temporal. «Hoy por hoy no hay soluciones definitivas para proteger las playas y hay que analizar cada caso, porque un dique puede ser una ayuda o empeorar la situación», indica Ángel González. Aunque en algunos casos, como en La Caleta de Málaga, sí se ha proyectado una escollera. En cualquier caso, señalan desde Costas, la regeneración de playas seguirán siendo algo habitual tras los temporales, que suelen afectar a las costas de la provincia de forma imprevisible entre los meses de octubre y abril.
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