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UNIÓN. La familia Mohamed comparte con amigos sus alimentos.
Melilla

'Romper el ayuno', una tradición para compartir

Durante el Ramadán la comunidad musulmana no permite la ingesta de alimentos hasta la caída del sol donde toman harera, dulces y dátiles

TEXTO Y FOTOS: FRANCISCO PALMA USAGRE

Martes, 18 de septiembre 2007, 04:03

LA comunidad musulmana se encuentra inmersa en uno de los períodos clave de su fe: el mes de Ramadán. Una etapa de ayuno y «reflexión sobre todo lo que es bueno, que se realiza con participación de todos lo órganos» vitales, no sólo con el estómago, aunque la ausencia de alimento y bebida durante el día sea quizá el precepto más conocido de este ciclo que se repite una vez al año. Uno de los momentos de mayor comunicación entre cuerpo y espíritu se vive a la caída del sol, en torno a las 20.20 horas, en lo que se conoce como 'romper el ayuno' donde los musulmanes ingieren en familia los primeros alimentos.

La casa de Mohamed Mohamed y su esposa, Aknata Hidfe, no es ajena a una celebración que comienza al caer la tarde, cuando se produce el canto desde las mezquitas. La ingesta comienza con la tradicional harera, una sopa a base de zanahorias, apio, cebollas, harinas y especias morunas a la que, «tras más de una hora de cocción, se le añade fideos, garbanzos, carne e incluso marisco», explica Aknata. La 'rotura del ayuno' se hace despacio, con idea de habituar el estómago a los primeros alimentos, «de ahí que se opte por algo caliente y reparador», explica Mohamed. Junto a la harera se degustan también dátiles, «siguiendo el precepto del Corán, por lo que en ningún hogar musulmán falta en Ramadán un plato de este fruto», añade el hijo de la pareja, Mustafa Mohamed, quien incide en que «la idea es tomar de noche las mismas comidas que normalmente se ingieren durante el día».

Así, tras esa primera degustación reparadora, no se suele tomar más alimentos hasta casi medianoche, con platos tan exquisitos como las sardinas en escabeche o el pollo a la moruna. Una comida que volverá a producirse de madrugada, siempre antes de las 05.00 horas del día siguiente, cuando dará comienza una nueva jornada de ayuno voluntario.

El inicio del período donde se permite comer y beber se lleva a cabo cada día de Ramadán un minuto antes, de modo que la última jornada empiece antes de las 20.00 horas.

Las casas musulmanas viven estos días una especial ebullición, con una gran actividad en las cocinas, donde se preparan los alimentos a saborear en la noche. No obstante, durante el día, y a pesar de que no se produce ningún tipo de ingesta, no se reduce ni el ritmo habitual de trabajo ni las horas de sueño, dado que «todo es acostumbrarse; tampoco pasa nada por no comer», dice el padre de familia.

Tradición compartida

Una de las tradiciones más hermosas de 'romper el ayuno' es la hermandad que se forma entre las familias musulmanas de Melilla con su vecinos cristianos y demás ciudadanos que desconocen los entresijos de esta celebración. Tanto es así que en casa de los Mohamed se vivió este fin de semana una imagen poco habitual, al sentarse a la mesa amigos de Madrid y Reino Unido que compartieron juntos los primeros alimentos tras el ayuno. «El Ramadán es un mes sagrado para los musulmanes, un periodo donde los que están distanciados se unen», explica Mustafa Mohamed, quien afirma convencido que «se trata de una fiesta de paz, que se comparte con los vecinos y con la familia». Aunque el precepto del rezo no aumenta durante el día, «por la noche sí se acude más a rezar a las mezquitas y se leen todos los pasajes que componen el Corán».

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