Antonio Egea 'Caso Scala': «No removimos nada por miedo y dolor»

Antonio Egea tenía 14 años el 15 de enero de 1978, el día en que cuatro anarquistas y un infiltrado de la Policía en la CNT lanzaron varios 'cócteles molotov' contra la sala de fiestas 'Scala' de Barcelona. El incendio acabó con la vida de cuatro trabajadores del establecimiento, entre ellos Ramón Egea, su padre. Empleado de mantenimiento, el hombre pudo haber salido del infierno y salvar su vida, pero optó por subir a una planta superior para alertar a varios compañeros.

Aquel atentado fue catalogado oficialmente como un «accidente laboral». Hasta 1998, Antonio no supo que, en realidad, era una víctima del terrorismo. Dos años más tarde, quedó amparado por la Ley de Solidaridad.

Cuando el 20 aniversario del atentado, yo escribí a la sección de cartas al director de un periódico. Roberto Manrique, de la ACVOT, la leyó y así se pudo poner en contacto conmigo. Me comunicó que me había estado buscando infructuosamente porque, por una sentencia, yo era víctima del terrorismo.

¿Nunca lo había pensado antes?

Sí, nosotros siempre sospechamos que había sido otra cosa distinta a un accidente laboral. Pero tampoco indagamos por miedo y por no remover historias pasadas y muy dolorosas a nivel familiar. Entonces, o el Estado no se ocupaba de ti o, por desinformación de la familia, tampoco sabías dónde acudir ni qué hacer. No había información ni asociaciones como ahora.

¿Qué sintió cuando le reconocieron como víctima del terrorismo?

Ahora lo tengo incorporado y no pasa nada. Pero es como si la muerte se hiciera más mala. Si piensas en un accidente crees que se trata de mala suerte. Pero que te metan una bomba es lo pernicioso de la muerte. ¿Con qué derecho alguien le roba la vida a una persona, te quita a tu padre?