Raquel Rodrein, con su libro en la librería Luces. :: CARLOS MORET
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Raquel Rodrein, escritora: «A la hora de escribir hay que ser un poco egoísta»

La autora malagueña presenta hoy en el CAL 'La última decisión', una novela con la que espera dar el salto definitivo a su auténtica vocación: escribir

ANA PÉREZ-BRYAN

Miércoles, 12 de marzo 2014, 11:58

El gusanillo que alimentó desde pequeña en casa, rodeada de los libros que compraba su padre, creció en esos primeros textos juveniles que, por pudor, guardaba sólo para ella. Pero un día Raquel Rodrein (Málaga, 1970) decidió presentar su novela 'Tú escribes el final' a un premio literario y lo ganó . Desde entonces no ha parado. Con su tercer título, 'La última decisión', recién llegado a las librerías, esta licenciada en Derecho y especializada en Gestión de Administración Pública acaricia el sueño de poder dedicarse por entero a la literatura y cambiar las oficinas y los despachos cotidianos por esos escenarios naturales que le dan la vida, «sobre todo en Escocia». Allí vuelve al menos una vez al año, y de nuevo lo hace en esta historia que también hace parada en Londres, California o Las Vegas. Ese billete de ida a un relato vibrante que combina 'thriller' con novela romántica lo comparte hoy Rodrein con sus lectores en el Centro Andaluz de las Letras, donde presenta su último título.

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-'La última decisión' es el título de su tercer libro. ¿Cuándo tomará usted la suya, la de dedicarse por entero a escribir?

-¡Cuando me salgan los números! (risas). En el momento en el que pueda pagar todas las facturas gracias a los libros, aunque por el momento es imposible. Este es un mercado muy difícil, sobre todo porque al final que puedas dedicarte a esto o no depende casi exclusivamente del apoyo de los lectores. También influye mucho la promoción, el estar ahí, pero al final son ellos los que tienen la última palabra.

-¿Cómo surge esa vocación por contar historias?

-Siempre ha estado ahí. De hecho me recuerdo desde pequeña escribiendo mis cosas. Lo hacía a escondidas, nadie lo sabía en casa; pero sí es cierto que siempre me ha acompañado. De hecho cuando viajo siempre trato de documentarme, de conocer más cosas sobre los sitios que visito para luego recrear esas mismas escenas en mis novelas. Puedo decirte que el 95 por ciento de los lugares que salen en ellas son reales. Además, como me gusta tanto el cine, al tiempo que escribo la historia va pasando ante mis ojos como si fuera en una pantalla.

-Deberá arañar bastante horas al sueño, porque la literatura exige disciplina y usted lo tiene que compatibilizar con su trabajo...

-Sí, es muy complicado. Yo por ejemplo no tengo marido ni hijos, pero la vida social y el trabajo te limitan bastante. Además, disciplina no puedo tener porque lo primero es el trabajo que me paga las facturas. Por otra parte, tampoco me siento a escribir como si fuera una obligación; a veces puedo dejar una escena a medias y no retomarla hasta una o dos semanas después. Me pongo a darle vueltas a las historias de los personajes hasta que encuentro el hilo del que tirar... A veces incluso voy por la calle hablando yo sola ajustando cada cosa y la gente me mira como diciendo ¿esta qué hace? (risas).

-En 'La última decisión' hay una apuesta por el thriller y la novela romántica. Parece que le funciona bien la fórmula...

-Sí. No se puede hablar de un género definido. Cuando lo mandé a la editorial me dijeron que qué había hecho, que si me había dado cuenta de que había escrito un 'thriller'. Mi intención era mezclar varios géneros con el hilo conductor de una historia de amor, pero al final todo lo que le pasa a los protagonistas supera con creces esa historia. Es un 'batiburrillo' de géneros, si me permites la expresión; y eso es lo que me dicen en la editorial, que es difícil encasillar los tres libros que he escrito. Fíjate que ni siquiera el primero, que ganó un premio de literatura romántica, puede considerarse como tal.

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Devoradora de libros

-Muchas veces esa mezcla de géneros en los escritores tiene su origen en su vocación lectora, en que al final acaban proyectando en sus propias obras lo que a ellos les gusta leer. ¿Ocurre en su caso?

-Exacto. De hecho lo que estás diciendo ocurre en una de las escenas del libro con el protagonista, un profesor de Literatura que le plantea a los alumnos justamente eso: si lo que quieren es escribir lo que lo demás quieren leer o bien escribir lo que ellos mismos buscarían en una librería. En el momento en que vendes tu alma dejas de tener tu toque personal. Y eso es muy importante, porque hoy en día es muy difícil distinguirse del resto; hay muchas influencias y aunque lo intentas siempre se te acaba pegando algo. Yo siempre pienso en los lectores, pero sí es cierto que a la hora de escribir hay que ser un poco egoísta y escribir algo por lo que te volverías loco en una librería.

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-¿Y con qué se vuelve usted loca en una librería?

-Me gusta todo. No puedo leer solo un género porque al final acabas harta. Además, para no perder el idioma suelo leer en inglés o en francés. Eso me permite conocer otras formas de escribir, de hecho muchas veces me dicen que mi estilo es parecido al de los escritores norteamericanos porque me gustan las frases cortas; ir al grano.

-Leo que le gusta arriesgar en sus novelas, ¿a qué se refiere?

-Es que no quiero que me encasillen en un género determinado, y además siempre estoy pensando en el siguiente cambio. Por ejemplo, ahora estoy trabajando en un libro sobre el Hollywood de los años 40 en el que escribo en primera persona tanto desde el punto de vista de él como desde el de ella. Eso nunca lo había hecho antes, de hecho me han dicho que me estoy arriesgando; pero tampoco pasa nada, si no funciona lo cambio a tercera persona. Me dejo llevar bastante, y siempre intento que las historias sean apuestas personales.

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-¿Deja mucho de usted en los personajes?

-Los que me conocen bien dicen que sí. Por ejemplo yo soy muy cabezona para muchas cosas, y ese rasgo siempre suele aparecer en algunos de mis personajes (risas). A veces me doy cuenta de que me estoy dando demasiado y tengo que controlarme; incluso he llegado a escribir escenas que me han ocurrido de una u otra manera en la vida real y he terminado llorando.

-¿Cree que hay una literatura femenina?

-No lo creo. Por ejemplo yo soy lectora porque en mi casa siempre lo he visto. Mi padre estaba suscrito a Círculo de Lectores y me acuerdo de que uno de los mejores libros que he leído de Danielle Steele, 'El anillo', me lo recomendó precisamente él. Y ella es una referencia en novela romántica, por eso no creo que haya distinción a la hora de hablar de libros para ellas o para ellos. Lo que hay son historias que interesan o que no interesan. También te digo que, por mi experiencia, para poder escribir de todo también tengo que leer de todo. Les suelo dar una oportunidad a todos los libros, porque es lo que me gustaría que hicieran con los míos.

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