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Una mujer observa las piezas de la colección. :: JOSELE-LANZA
¿Ánforas antiguas o de hoy?
Marbella

¿Ánforas antiguas o de hoy?

Una empresa muestra en Puerto Banús una colección de piezas envejecidas durante años bajo el mar

NIEVES CASTRO

Miércoles, 14 de agosto 2013, 13:02

Han pasado algo más de tres décadas, pero el empresario almeriense recuerda como si fuera ayer como los buceadores salían de la famosa cala de San Pedro, en su pueblo natal de Las Negras, cargados con piezas antiguas rescatadas del lecho marino. Le fascinó aquella visión y se empeñó que cuando fuera mayor él también se ganaría la vida sacando ánforas sumergidas. Carlos Abad ha cumplido su sueño, eso sí con permiso de las leyes que penalizan el expolio de este patrimonio. Y es que el emprendedor andaluz comercializa reproducciones de ánforas romanas, griegas e íberas hechas a mano con mimo por maestros artesanos, pero con la peculiaridad de que las envejece de manera natural sumergiéndolas en el Mediterráneo durante años.

Este procedimiento de envejecimiento natural, que puede prolongarse entre tres y cinco años, y mediante el cual la pieza sumergida adquiere toda la belleza de la pátina del mar, flora y fauna, incluida, hace que cada una sea única y adquiera el aspecto de pertenecer a una civilización remota.

Una muestra de lo que ha conseguido este almeriense con un procedimiento pionero, del que ostenta la patente a nivel mundial, puede verse este verano en una exposición comercial en Puerto Banús. Una treintena de ánforas, y ánforas reconvertidas en lámparas con pantallas confeccionadas a base de redes, pero también bustos con apariencia de pertenecer a otra época, se dan cita en la boutique 'El Patio Summer Gallery', ubicada en el Muelle de Honor de Puerto Banús. Hacerse con una de estas piezas no resulta barato. Los amantes de las rarezas en decoración tendrán que desembolsar entre 1.000 y 3.000 euros por un ánfora; entre 400 y 700 por un busto y algo menos, unos 200 y de ahí para arriba, si lo que pretenden es llevarse a casa una lámpara con aspecto de haber estado sumergida debajo del mar durante cientos de años.

Precios

El ingenioso método del almeriense bien vale el precio. Cientos de piezas descansan en un singular vivero de 40.000 metros cuadrados en la central térmica de Carboneras y lo hacen junto a las bombas que esta estación utiliza para enfriar sus condensadores. Las corrientes organizadas por el bombeo y la materia orgánica sobrante de la filtración del agua ejercen el milagro.

Los objetos, reproducciones de otros expuestos en los museos de Mérida, Cartagena o en el Arqueológico de Madrid, resultan exactos a las originales, así que Abad, propietario de la empresa Ánforas de Mar, se vio obligado, como él mismo cuenta, a adjuntar en cada venta un «certificado de falsedad». «Por su aspecto nadie dudaría que se trata de una pieza antigua. Así que diseñamos unos certificados para evitar que en los aeropuertos e incluso en nuestros puntos de venta la policía las confunda con piezas expoliadas», explica.

Cada uno de estos tesoros está perfectamente documentado en cuanto a tipología, uso y civilización a la que supuestamente pertenecen gracias a una placa de acero inoxidable cogida a su asa y grabada con un rayo láser. Estos peculiares objetos ya decoran hoteles de lujo y casas de personalidades, además de míticos barcos como el Queen Mary II.

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