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MÁLAGA

«Cuando te roban la identidad en Internet, ya no puedes volver a confiar en las redes sociales»

Dos hermanos malagueños denuncian que les usurparon más de 700 fotos para crear cuentas falsas en Tuenti

E. MORALES

Martes, 2 de abril 2013, 20:53

Los datos muestran que los casos relacionados con las injurias y las amenazas en las redes sociales se han multiplicado en los últimos años. De hecho, según adelantó ayer SUR, el fiscal del Servicio de Criminalidad Informática de Málaga ha tenido que pedir refuerzos ante el auge de este tipo de delitos tecnológicos. El 75% de las diligencias incoadas en la provincia por delitos informáticos están relacionadas con las redes sociales. Pero detrás de las cifras, están las historias de las víctimas, que viven como una verdadera pesadilla la situación.

Es el caso de Pablo y Sole Hafner, dos hermanos malagueños de 25 y 18 años respectivamente, que descubrieron que todas las fotos que habían subido al océano virtual circulaban en dos cuentas Tuenti que no eran las suyas. Fue un amigo de ella quien les alertó de lo que estaba pasando al verse a sí mismo en instantáneas que habían sido tomadas en Málaga, pero que simulaban ser de las islas Canarias.

Para conseguir citas con chicos

En las cuentas salían sus verdaderos apellidos, pero los usurpadores habían cambiado los nombres. Lo que más les asustó es que habían colgado más de 700 fotos entre los dos hermanos. El engaño era tal que incluso habían creado cuentas falsas de los amigos más comunes que aparecían en las fotos, para comentar las mismas imágenes robadas y que de esta manera, pareciese todo más real: «Era una red de muchas personas que no conocíamos y que estaba creando identidades falsas nuestros familiares y amigos. A partir de cada foto, nos dábamos cuenta de que había un perfil hecho de la gente que aparecía», relata Sole, que explica que su cuenta la utilizaban para concretar citas con chicos.

En el caso de Pablo, habían conseguido un gran número de datos y fotos. «Tenía un Tuenti falso con unas 200 fotos en la que salían una gran cantidad de familiares y amigos. Todas las amigas de mi hermana tenían cuentas falsas también», señala Pablo. En una de las cosas en la que más incide la víctima es que en el período en el que este fraude tuvo lugar, su hermana Sole tenía aun 17 años, por lo que estaban circulando fotos de una menor de edad.

Pusieron el caso en manos de la Policía, y desde entonces no han vuelto a intuir ningún tipo de fraude. No obstante, sí quieren expresar la ineficacia de Tuenti: «Intentamos denunciar la cuenta a los responsables, pero no hicieron nada», dice. Aunque el incidente no tuvo mayores consecuencias para ellos, aseguran que se dieron cuenta de la facilidad con la que alguien podía acceder a todo su mundo en un momento, y que se han sentido desprotegidos. Desde entonces, aseguran, recelan de las redes sociales. «Cuando te han robado la identidad en Internet, ya no puedes volver a confiar en estas plataformas como antes», dicen.

El testimonio de Pablo y Sole es un buen ejemplo de que las redes sociales pueden ser un arma de doble filo. Mal usadas, pueden arruinar la imagen de una persona o atacar a su derecho a la intimidad. Esta misma semana salía a la luz que un universitario ha sido imputado por difundir en un blog rumores sobre la vida íntima de compañeros. La página se llamaba 'Gossip', y permitía publicar de forma anónima opiniones o rumores sobre otros compañeros de la residencia universitaria entorno a la que nació el blog. Aunque al principio solo aparecían iniciales, pronto empezaron a publicarse mensajes en los que se identificaba a los estudiantes, de los que se contaban detalles personales y hasta sexuales. Dos de los afectados acudieron hace unos meses a la Comisaría Provincial para alertar de que habían sido identificados con nombre y apellidos en el blog y que en él habían contado rumores sobre su vida privada.

También hace unas semanas se conocía el caso de un hombre con una enfermedad mental que fue fotografiado hace unas semanas y tachado de pederasta en un mensaje de WhatsApp que corrió como la pólvora en la capital. La familia del afectado reconoce que ha sido muy difícil para ellos. «Me quedé de piedra al ver la cara de mi hermano y acudí inmediatamente a la policía», afirma la hermana, quien añade que la gente desconoce el daño que puede hacer difundiendo un rumor así sin contrastarlo y sin saber el alcance que puede tener.

Según los expertos, el perfil del infractor no responde al de un ciberdelincuente. Se trata más bien de personas normales a las que se les va de las manos y no se percatan de la gravedad de lo que hacen, con lo que, una vez 'pillados', reconocen los hechos y se conforman con la pena.

Cada red, su delito

Según relatan desde el Grupo de Delitos Tecnológicos de la policía de Málaga, cada red tiene sus propios peligros. Así, las cadenas que provocan alarma social son propias de WhatsApp. En Twitter predominan los comentarios políticos, o con la creación de perfiles para difundir falsas noticias o insultar. En Tuenti los protagonistas suelen ser menores que, por ejemplo, crean perfiles falsos con la foto de un compañero de clase al que quieran humillar, por lo que a veces se dan situaciones de auténtico acoso. Mientras, en Facebook, cuyos usuarios suelen ser adultos, los casos más comunes son amenazas entre exparejas, insultos o la publicación de datos personales como venganza. Un mundo virtual que ofrece muchas posibilidades, pero en el que cualquier precaución es poca.

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