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ÁNGEL ESCALERA aescalera@diariosur.es
Sábado, 19 de enero 2013, 02:19
Las urgencias del Hospital Clínico se enfrentan en determinados momentos del año a un pico de casos que eleva las esperas y hace que los pacientes aguarden más hasta que son ingresados en una planta. Eso volvió a suceder el pasado miércoles. El coordinador de urgencias del Clínico, Eduardo Rosell, analiza en esta entrevista distintas cuestiones relacionadas con su trabajo y asegura que hay enfermos que permanecen en observación, en vez de ser enviados a planta, por criterios médicos y no por la falta de camas.
-Las urgencias atendidas en 2012 (algo más de 150.000) son parecidas a las cifras de 2011 y de 2010. ¿Cree que se ha tocado techo y que ya no habrá un crecimiento?
-Creo que el techo no se tocará nunca. Lo que hay es una estabilización en torno a ese volumen de las 150.000 atenciones, aunque en 2009, por ejemplo, se llegó a las 157.000.
-A pesar de que atienden a muchos pacientes, solo el 10 por ciento neces itan ser ingresados en el hospital. O sea, que la mayoría de los casos no son urgencias graves.
-La realidad es esa. Los ingresos están en torno al 10 por ciento. En momento puntuales, a causa de una ola de calor o cuando se acentúa la gripe, se llega al 15 por ciento. La mayoría de los enfermos tratados aquí podrían ser vistos en sus centros de salud perfectamente.
-¿Por qué cree que los ciudadanos prefieren ir a las urgencias de un hospital en vez de a los centros de atención primaria, a pesar de que su dolencia no es grave?
-Voy a hacer una interpretación de una realidad social. Los usuarios recurren a nosotros porque saben que en las urgencias hospitalarias se cuenta con recursos materiales y humanos de los que no dispone la medicina de atención primaria. En un hospital, aunque haya que esperar si hay muchos pacientes ese día, es posible hacer al momento análisis de sangre y de orina, radiografías, pruebas de escáner, ecografias y muchas exploraciones que no se llevan a cabo en los centros de salud. Eso hace que la gente confíe más en la tecnología que tenemos en urgencias y considere que su problema puede ser resuelto mejor.
-¿Cómo tienen clasificadas las urgencias en función de la gravedad?
-Hay cinco categorías. En la quinta están las personas con algo muy leve y en la primera, las que están en estado crítico (emergencias vitales). En el grado cuatro se agrupan procesos banales. Si no hay mucha presión asistencial, esos pacientes son vistos en menos de una hora, aunque en otras ocasiones esperan dos. A los usuarios de la categoría tres se les ve en un plazo que oscila de media a una hora; no son cosas muy urgentes. La prioridad dos ya es preferente y en ella están incluidos los enfermos que son traídos en ambulancias, con un tiempo medio de respuesta de quince minutos. A los pacientes críticos se les ve de forma inmediata.
-Cuando hay un aumento de pacientes el hospital pone en marcha un plan de alta frecuentación. ¿En qué consiste?
-Se activa cuando el volumen de urgencias sube un 25 por ciento, es decir, cuando pasamos de unas 400 urgencias diarias a más de 500. Para hacer frente a ese pico de casos aumentamos la dotación de personal tanto en policlínica y traumatología como en el área de camas. Se adecuan los espacios suficientes para albergar a los enfermos que llegan.
-Recibir en un solo día a cien personas más de lo habitual pone a las urgencias en serios problemas. ¿Q ué se hace en esos casos?
-No perder de vista nunca la atención de los pacientes. Lo que pasa es que aumenta el tiempo de espera de los enfermos de prioridad cinco y cuatro. Se da preferencia a los que están más graves, como es lógico. Los que más esperan son los que más protestan, que se corresponden con los que tienen patologías más leves o banales. A veces se queja alguien con un grano en la oreja desde hace dos meses.
-El que en ocasiones no haya camas libres en las plantas del hospital es otra de las cuestiones que afectan al servicio de urgencias.
-Eso ocurre si las altas de pacientes encamados se retrasan un poco por distintos motivos. Quiero dejar claro que aunque haya un día con muchas urgencias, como sucedió el miércoles, a los usuarios siempre se les da la asistencia que necesitan. También hay que saber que, por cuestiones médicas, hay enfermos que permanecen más de 24 horas en observación, porque así lo exige su patología. Es mejor que estén en una cama en observación de urgencias que mandarlos a la planta. Permanecen aquí por criterio médico, no por falta de camas. Una vez comprobada su evolución y aplicado el tratamiento más adecuado, el paciente ingresa en una planta.
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