
PAULA ROSAS
Sábado, 24 de julio 2010, 03:52
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Francia y Mauritania confirmaron ayer haber participado en una operación militar conjunta contra terroristas de Al-Qaida en la que murieron seis milicianos. Ninguno de los dos países quiso ratificar, sin embargo, que el ataque tuviera como objetivo liberar al rehén francés Michel Germaneau, al que la rama del grupo de Bin Laden en la región ha amenazado con matar el próximo lunes si no se excarcela a una serie de presos islamistas internos en Mauritania.
El Gobierno galo reiteró ayer que con «el apoyo logístico y técnico» que había proporcionado para el operativo pretendía ayudar a Mauritania a prevenir ataques en su territorio. Aunque el Elíseo también mostró su desesperación al reconocer que la célula de Al-Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) que retiene al francés hace tiempo que no les ha proporcionado ninguna prueba de vida sobre el rehén, de 78 años.
La operación tuvo lugar en el norte de Malí, cerca de la frontera con Níger, la región en la que se supone que la célula del argelino Abu Zeid retiene a Germaneau desde el 22 de abril. El mismo grupo fue el responsable el año pasado de la muerte del británico Edwin Dyer. AQMI exigió entonces al Reino Unido la liberación del clérigo extremista Abu Qutada, a lo que Londres se negó. Londres, al igual que Washington, nunca paga rescates, por lo que, tras los quince días que se habían dado como ultimátum, Dyer fue asesinado.
El aeródromo de la ciudad de Tessalit sirvió de centro de operaciones para el ataque de la madrugada del jueves, en el que murieron seis miembros de AQMI, mientras que cuatro lograron escapar, uno de ellos herido. Esta región se encuentra a muchos cientos de kilómetros del territorio mauritano, por lo que sorprende que Nuakchot estuviera dirigiendo una ofensiva militar en la zona para evitar un ataque contra sus fuerzas armadas. El ministro de Interior mauritano, Mohamed Uld Boilil, explicó que sabían que AQMI iba a atentar contra la base militar mauritana de Basiku el próximo miércoles.
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Se teme que la acción franco-mauritana pueda perjudicar a los cooperantes catalanes secuestrados por Al-Qaida y entorpecer la negociación que se está llegando a cabo para conseguir su liberación. La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, quiso calmar los ánimos y ayer aseguró que los rehenes «se encuentran bien» y que el Ejecutivo «sigue trabajando día a día por la liberación de los dos ciudadanos españoles».
Sin embargo, a los compañeros de la ONG Barcelona Acció Solidaria, la intervención militar no les ha sentado demasiado bien. «No nos hace ninguna gracia que Francia se haya lanzado al ataque sin consultar con España, a pesar de las repercusiones que la operación podrá tener sobre nuestros compañeros», aseguró por teléfono Josep Ramón Giménez, portavoz del grupo. «No obstante, tampoco tenemos argumentos para asegurar que la actuación francesa haya entorpecido nada», opina Giménez.
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