Pedro Torecillas, especialista en urología y criocirigía: Un médico que cura congelando los tumores
POR ÁNGEL ESCALERAFOTOS: ÁLVARO CABRERA
Sábado, 26 de junio 2010, 04:13
No hay mal que por bien no venga. Si a Pedro Torrecillas Cabrera (Granada, 1949) no le hubiesen operado de una apendicitis que derivó en peritonitis no sería ahora médico. En esa época de juventud nada lo indicaba. Y menos todavía porque era muy aprensivo. Tanto que camino de su domicilio daba un rodeo para no pasar por la puerta de la casa de una persona muerta recientemente. Su intención era irse a Bilbao a estudiar en ICADE Derecho y Empresariales. Sin embargo, se quedó en su Granada natal y cursó Medicina. Una vez licenciado, hizo la especialidad de urología en el Hospital Virgen de las Nieves. Hoy es uno de los principales expertos en criocirugía, una técnica que permite tratar varios tipos de cánceres ultracongelando el tumor a menos 192 grados centígrados para destruir las células malignas.
«Estaba convaleciente de mi operación cuando Eduardo de Teresa (actual jefe del servicio de cardiología del Hospital Clínico Universitario) me pidió que le acompañara a la facultad a escuchar al catedrático de Anatomía José María Suárez Núñez dar una clase de embriología. Me gustó tanto que en ese momento decidí ser médico. Nunca me he arrepentido de ello», dice.
Tras año y medio en el Hospital de La Paz de Madrid, formándose como urólogo infantil, comenzó a ejercer su profesión. Estuvo destinado en Murcia, ciudad que abandonó para venirse a Málaga en 1981. En un concurso de traslados ganó una plaza de urólogo en el centro de especialidades San José Obrero (Barbarela). Ocupó el puesto del doctor Barceló, cuya muerte ocurrió en trágicas circunstancias. Un paciente le cortó el cuello con un hacha.
Operaciones
Treinta años después, Pedro Torrecillas sigue trabajando en Barbarela. Compatibiliza la sanidad pública con la privada. Tiene su propia consulta urológica y opera en la clínica Santa Elena de Torremolinos. Viaja con frecuencia a Palma de Mallorca, donde realiza intervenciones quirúrgicas, al igual que también las lleva a cabo de vez en cuando en un centro hospitalario de Madrid. Durante años, además de a la urología, se dedicó a la medicina del trabajo.
Es miembro del Grupo de Cáncer de Próstata Europeo. Ha colaborado con universidades norteamericanas como las de Michigan y Harvard. Se acercó a la criocirugía de la mano del doctor Fredlee, que era su maestro en el estudio de la ecografía y a quien le diagnosticaron un cáncer de próstata que no podía frenarse con radioterapia. Un tratamiento de criocirugía le curó. El doctor Fredlee invitó a Pedro Torrecillas a formar parte de la Sociedad Internacional de Criocirugía, lo que le permitió aprender ese método. «La criocirugía mejora la calidad de vida de todos los pacientes. En el caso de los cánceres de próstata y riñón, el índice de curación es del 92%. Al cabo de tres meses, el tumor ha desaparecido por completo», asegura el doctor Torrecillas. Añade que es fundamental lograr un diagnóstico precoz y que la enfermedad no esté muy avanzada.
Amante de la actividad física, todas las mañanas, sea verano o invierno, se levanta a las seis menos cuarto para correr. No le da pereza dejar la cama para enfundarse en ropa deportiva. Si el tiempo acompaña recorre el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso. En caso de que llueva, practica ese ejercicio en una cinta rodante que tiene en su domicilio. También es muy aficionado al golf y al esquí. Seguidor del Málaga C. F. y del Real Madrid, no se considera un forofo del fútbol. Como madruga mucho, se acuesta pronto. No es una persona dada a trasnochar.
Ensaladas y pescado
Le gusta la alimentación mediterránea. Toma muchas ensaladas y pescado, y poca carne. «Mis platos preferidos son los tradicionales y poco elaborados». Uno de sus lemas favoritos asegura: 'poco de pan, poco del plato y mucho del zapato', con lo que se defiende ser moderado en la comida y abundante en la práctica de la actividad física.
Entre sus aficiones están el arte, la arquitectura y la vida al aire libre. Es un médico que predica con el ejemplo de mantener hábitos saludables. Es algo que siempre ha tratado de inculcar a sus dos hijas (una médica y otra arquitecta) y a su hijo, que estudia ingeniería de construcción.
Pedro Torrecillas es un enamorado de la Medicina. «No habría sido feliz ejerciendo otra profesión», afirma. Para él, lo más gratificante es el contacto con sus pacientes. Saber que puede ayudarles en los momentos en que se enfrentan a un problema de salud. «Creo que los enfermos me han aportado a mí mucho más que yo a ellos. Haberles conocido me ha enriquecido como persona», subraya este granadino de nacimiento y malagueño de adopción que cuando estudiaba en el colegio de los Escolapios lo último que pensaba era en convertirse en médico. La vida es así de imprevisible.
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