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El tráfico particular y el consumo de electricidad son los dos factores que más contaminación producen en la ciudad. :: ANTONIO SALAS
Marbella

Marbella tiene uno de los niveles de emisiones de CO2 más bajos de Europa

La ciudad genera seis toneladas de dióxido de carbono por habitante al año, un nivel inferior a la media andaluza y española

I. LILLO

Lunes, 21 de junio 2010, 03:43

Cuando se habla de impacto ambiental hay afirmaciones que a menudo se dan por ciertas, sin más. Se dice que los residentes de las grandes ciudades generan más CO2 que los de los pueblos. O que los municipios de la costa contaminan más que los del interior. El proyecto Huella de Carbono, que impulsa la Consejería de Medio Ambiente, ha servido para poner a cada uno frente a su realidad, saber de dónde parte para poder mejorar. Y, a la luz de los datos, Málaga tiene buenos cimientos, aunque puede mejorar.

El primer estudio científico que ha calculado las emisiones de dióxido de carbono de los residentes en todos los municipios andaluces, desde las grandes capitales hasta las pequeñas aldeas, pone luz y taquígrafos a la situación ambiental de la provincia, donde cada marbellero es el responsable de una media de seis toneladas de dióxido de carbono al año, lo que lo sitúa por debajo del registro nacional (7,7 toneladas), andaluz (7) y la media de la UE (9), según los datos de la Comisión Europea. En gran medida ello tiene su origen en la climatología y las buenas redes de transporte, que permiten reducir el consumo energético.

El documento no tiene en cuenta la actividad de las fábricas, sino que pone el énfasis en el consumo de electricidad, el transporte, el tratamiento de aguas y basuras, la ganadería y la agricultura. Esto es, el impacto individualizado en base a la población censada, que en el caso de Marbella difiere de la real especialmente en temporada alta, cuando el número de habitantes puede llegar a duplicarse. De tenerse en cuenta este factor corrector, se reduciría la abultada producción de CO2 por cada vecino.

Esta herramienta estadística, con resultados del año 2007 ha servido para corroborar aspectos conocidos del mapa de la contaminación provincial y desmontar falsas creencias. En el primer punto, se constata que los coches privados y el consumo eléctrico de los hogares provocan el grueso de las emisiones de gases con efectos sobre el calentamiento global, aunque hay diferencias en el orden según los municipios.

Reciclaje y depuración

Pero hay otros elementos que agravan o benefician, como la depuración de aguas o el reciclaje de las basuras: aquellas localidades que llevan a cabo estas tareas contaminan menos, y las que no, tendrán que hacerlo cuando antes. Así, las cifras constatan que emiten más CO2 por persona los residentes en municipios del interior que los de la capital y la costa. La razón es doble: por un lado, por los gases derivados de la actividad ganadera y agrícola. Y por otro, en la ausencia de transporte público, la elevada dependencia del coche y las condiciones climáticas. Así se pone de manifiesto al comparar el índice de emisiones de un vecino de Marbella, que es de 6,08 toneladas equivalentes de CO2 al año, con el del núcleo menos poblado de la provincia, Atajate, donde el volumen es de 7,7 toneladas por cada uno de sus 130 habitantes (al mismo nivel están Júzcar, Parauta o Salares, todo ellos por debajo de los 250).

Sólo por detrás de Málaga capital, Marbella es el municipio de la provincia que más gases de efecto invernadero vierte a la atmósfera: 819.000 toneladas anuales que tienen mayormente como telón de fondo el consumo eléctrico y el tráfico. Poniendo la lupa en la población censada, que es de 134.623 habitantes según el último dato del Instituto Nacional de Estadística (INE), la huella ecológica ronda las 6,08 toneladas, un 30 por ciento más que los malagueños. Con todo, sus registros se sitúan por debajo de la media tanto regional, como nacional y europea.

Más en detalle, el consumo eléctrico es la principal fuente de contaminación en Marbella. No en vano, se ha llegado a calificar como hiperconsumo la factura de la luz en el municipio, engordada por el turismo y los residentes. El gasto energético supone 458.875 toneladas de CO2 al año, la mitad del sector residencial (227.533 toneladas) y 173.879 del sector de comercio y servicios. Le sigue con 323.027 toneladas el tráfico rodado, mayormente por la circulación de turismos -en 2008 el número de vehículos matriculados superaba los 70.000- o por el transporte de mercancías. Más residuales, aunque no menos importante, son las emisiones por el tratamiento de las basuras (29.022, la mitad procedente del compostaje) y del agua (6.959).

Por su parte, Málaga es el núcleo urbano de la provincia que más gases de efecto invernadero vierte a la atmósfera, con un total de 2,25 millones de toneladas al año (es la segunda de Andalucía, sólo por detrás de la capital sevillana). Aunque está a la cola en emisiones por cabeza. La ciudad emite 1,025 millones de toneladas por el consumo de energía eléctrica, de los que la mayoría corresponden al sector residencial, y a los servicios.

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