La dilatada e histórica trayectoria de un icono malagueño del baloncesto español

«La edad es sólo un número». Esta es una de las premisas que ha movido su vida. Sí, para él también han pasado los años, ha desecho las maletas una y otra vez, ha viajado por casi una decena de países, jugado en una quincena de equipos y vivido miles de experiencias dentro y fuera de la cancha; y cada una de ellas le hacía sentirse un poco más vivo, le hacía pensar que el baloncesto todavía podía seguir un año más en su vida. Pero, como todo en la vida, siempre hay un fin y hoy ha llegado el de uno de los jugadores malagueños más reconocidos de todos los tiempos: Carlos Cabezas.

A sus 40 años (hace 41 de noviembre), el base marbellí ha colgado las zapatillas como siempre quiso, en su casa, en el Martín Carpena y junto al equipo de su vida: el Unicaja. Construyó su talento en la cantera cajista hasta que, gracias a su empeño y su talento, logró ascender poco a poco, primero al equipo júnior y después al Unicaja Macías de Liga EBA (filial). Cumplió el sueño de debutar con el primer equipo en la campaña 1999-2000, en la que participó en tres partidos. Al cierre de la misma, jugó sólo unos meses como cedido en el Círculo Badajoz, pero ya en la siguiente, la 2000-01, regresó a casa.

Y no la abandonó hasta que lo hubo ganado todo. Cabezas fue uno de los artífices, de los nombres propios, de la época dorada del conjunto malagueño. Formó parte de los primeros tres títulos del equipo: la Liga ACB de la 2005-06, la Copa Korac de la 2000-01 y la Copa del Rey de 2005; además de otro subcampeonato de Liga y de la Copa Korac y el tercer puesto de la Euroliga en la 2006-07. Fueron los mejores años de un talento precoz que no hacía sino deslumbrar con el paso de los años, una eterna sonrisa y siempre su '10' a la espalda. Al menos en la mayor parte de sus 340 partidos con la elástica verde.

En España, su trayectoria continuó en el CAI Zaragoza, el Caja Laboral, en Fuenlabrada, el UCAM, de nuevo el Fuenlabrada y por último, el Betis (en la campaña 2016-17). Un total de 531 partidos en Liga ACB con un promedio de 20 minutos, 7,9 puntos, 1,8 rebotes, 2,2 asistencias y 8,4 de valoración hablan por sí solos. Aunque una de las peculiaridades de la dilatada carrera del base marbellí ha sido sin duda, su bagaje en el extranjero. Cabezas probó suerte fuera por primera vez cuando fichó por el Khimki moscovita en la 2009-10, junto a uno de sus excompañeros de selección, Raúl López. Regresó a España un año más tarde, pero volvió recuperó su afán por probarse lejos de casa.

Cabezas jugó en el Orleans Loiret francés, el Guaros de Lara venezolano (fue campeón de Liga en la 1016-17), el Regatas Corrientes argentino, el Alba Fehérvár húngaro y el Nacional de Montevideo (Uruguay), haciendo un guiño a parte de sus raíces familiares y la que, queriendo o sin querer, ha acabado siendo la última parada de su tren.

Una de las trayectorias más longevas, sin duda, del baloncesto español; la de uno de los históricos júnior de oro que sorprendió al mundo con el título del Mundial sub-19 de Portugal 1999, previamente el título del Europeo sub-18 de Bulgaria 1998, y a posteriori, bronce en el Europeo sub-20 de Macedonia 2000. La mejor generación júnior de la historia, junto a Berni Rodríguez, Felipe Reyes, Raúl López, Calderón, Germán Gabriel, Juan Carlos Navarro… Y por supuesto Pau Gasol, el último que sigue en activo a día de hoy y que convierte al marbellí en el penúltimo júnior de oro en anunciar su retirada. Su historia con la selección no murió ahí, Cabezas formó parte nada menos que del oro del Mundial de Japón 2006, del título continental de Polonia 2009 y la plata de España 2007. Leyenda viva del deporte malagueño y español.

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