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Miércoles, 27 de agosto 2014, 17:59
Existen lugares donde los pájaros son una amenaza. Desde aeropuertos internacionales a pequeños huertos, toda clase de empresas humanas necesitan mantener alejadas a las aves de la zona. Para conseguirlo se usan espantapájaros, cetreros con halcones vivos y hasta fuegos artificiales. La empresa holandesa Clear Flight Solutions, por su parte, trabaja en el desarrollo de rapaces robóticas que sean capaces de cumplir esta misión de la manera más eficaz posible.
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«Los Robirds son aves de presa robóticas, que se manejan por control remoto, con una apariencia y un peso similares a sus equivalentes reales», asegura la página web de la compañía. Incluso la dinámica de vuelo está inspirada en las rapaces. Estos drones aletean y planean como un pájaro de verdad.
En su proyecto de crear pájaros robóticos para el control del espacio aéreo, desde Clear Flight Solutions trabajan con dos modelos: el halcón peregrino capaz de asustar aves de hasta 3 kilos de peso y el águila eficaz contra cualquier clase de intruso. De momento se pueden controlar como un avión teledirigido, aunque la compañía, según ha explicado su fundador a la revista Wired, ya trabaja en crear sistemas completamente autónomos.
Instintos
El principal reto técnico de crear rapaces robóticas reside en imitar el vuelo de los pájaros. Mientras que con alas fijas es relativamente sencillo hacer simulaciones y predicciones con un ordenador antes de construir un prototipo, la tarea se complica cuando estas son móviles. «Son flujos muy complejos, en tres dimensiones. Lo que hace un ave es tan complicado que es muy difícil de imitar», aseguró Nico Nijenhuis, fundador y CEO de la empresa. Aun así, ha conseguido una réplica lo suficientemente buena como para confundir a otros pájaros.
Según la empresa, sus drones espantapájaros son capaces de reducir la llegada de pájaros a una zona entre un 50% y un 75%. «Cuando un nuevo depredador entra en un ecosistema, el sistema se adapta a él», explican desde la compañía. «Los pájaros aprenden a evitar las zonas activas de caza de las rapaces». Apelan, en definitiva, a su instinto, lo que hace improbable que se habitúen a la presencia de la rapaz robótica.
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