El presentador Eduardo Bandera sufre una grave agresión por bajarse la mascarilla en el bus en Málaga

Juan Cano

Málaga

Lunes, 26 de octubre 2020, 01:24

Comenta

Recibió una llamada de teléfono y de forma instintiva, sin pensarlo, se bajó un poco la mascarilla para hablar. Uno de los ocupantes del autobús se lo recriminó y Eduardo Bandera pidió disculpas a los pasajeros y se la colocó correctamente. De poco le sirvió. Al bajarse, el individuo le propinó un puñetazo que le rompió el labio, según denuncia el conocido presentador malagueño, que al caer, como consecuencia del golpe, se fracturó también la muñeca derecha.

Bandera ha iniciado una campaña en redes sociales para tratar de identificar y localizar al agresor, que se marchó a la carrera del lugar de los hechos, en pleno centro de Alhaurín de la Torre. Lo describe así: «Tiene entre 30 y 34 años, delgado, ojos grandes y claros, con buen aspecto y acento malagueño». Su denuncia la investiga la Guardia Civil.

Ocurrió el pasado miércoles. El comunicador estuvo haciendo unas gestiones en el centro de Málaga y después se dirigió a la estación para coger un autobús a Alhaurín de la Torre, localidad donde reside junto a su familia. Se subió en el de las 11.40 y se sentó en la parte de atrás, que no iba tan llena como la mitad delantera.

En el trayecto, recibió una llamada de teléfono que debía responder. Recuerda la hora porque quedó registrada: las 11.57. Sin pensarlo, se bajó un poco la mascarilla para que su interlocutor le oyera mejor y ese gesto no sentó nada bien a uno de los ocupantes. «Escuché de repente: 'Puto subnormal, ponte bien la mascarilla, personajillo de mierda'. Intuí que me reconoció de la tele y pensaría que yo iba de chulo o algo», explica Bandera.

Su reacción fue, dice, disculparse inmediatamente y subirse la mascarilla. «Perdón, no me he dado cuenta», añadió. Sin embargo, asegura, el individuo continuó insultándolo, a lo que él, al cabo de unos minutos, respondió: «Hombre, para ya, qué vergüenza, deja ya de gritarme». Según relata el presentador, el pasajero, lejos de parar, continuó en la misma actitud y exclamó: «Le voy a decir al conductor que te sancione».

Al ver que el sujeto seguía «con ganas de gresca», Bandera se levantó para ocupar un asiento lo más cerca posible del conductor. «Vino hacia mí como para darme, pero un hombre lo paró y le dijo: 'Haya paz'. Yo iba con las lágrimas saltadas de la impotencia y varios pasajeros intentaron calmarme diciéndome 'tranquilo, que ya ha pasado'».

Pero no. Bandera se apeó en la parada más próxima a su casa. También una chica que fue testigo de todo –a la que hora quiere localizar– y el individuo. «Iba al lado de ella para cruzar el paso de peatones y lo único que dije fue: 'Hay que ver, la que tenemos que liar; las ganas de pelearnos, con la que está cayendo'. Él debió de escucharlo», cuenta.

Dice que no le dio tiempo ni a darse la vuelta. Que no lo vio levantar el puño. Que solo sintió «su presencia» y luego vio la sangre caer, llenándole las gafas y empapando por completo la mascarilla. «Me puse muy nervioso de ver tanta sangre, fue muy escandaloso, y empecé a gritar 'mi nariz, mi nariz, ¿qué me ha hecho?'. Una señora comenzó a chillar que me habían apuñalado. Con la lengua noté que se me movía un diente y el labio... Me faltaba un trozo».

Una pareja –a la que no conocía de nada pero con la que ahora mantiene el contacto– se ofreció a llevarlo al hospital. «Me anestesiaron para ponerme puntos en el labio y ahí la mano me empezó a doler a rabiar. Me hicieron una radiografía y tenía la muñeca rota. Me la rompí al apoyarla, al caer, del puñetazo que me dio».

De ahí, cuando le dieron el alta, se fue derecho al cuartel para poner la denuncia. Ahora, busca la colaboración ciudadana para identificar a su agresor. «Ya no es solo el daño físico», concluye Bandera, «es también el psicológico. Yo tengo mucho sentido del humor, me lo tomo todo bien e intento sacarle a las cosas el lado positivo, pero una cosa así te deja muy tocado psicológicamente».

Ampliar