Una nueva vida para Sofía, la niña que estuvo a punto de ahogarse en una piscina de Marbella
Un bombero fuera de servicio y una cardióloga de vacaciones consiguieron estabilizar a la menor, que pasó veinte minutos en parada
Abrir y cerrar los ojos. Uno de esos instantes en los que la vida da un vuelco y el tiempo se congela. Sofía (8 años) se bañaba en la piscina de una urbanización de Nagüeles, Marbella, el pasado 15 de julio. Su tía Laura y una amiga –con varios críos– repartían las meriendas, pero Sofía no tenía hambre y quiso seguir nadando en la parte del recinto reservada para los niños, a penas unos centímetros de agua. Entre sándwiches y batidos Laura miró de reojo a la pequeña, y la vio flotando bocabajo. Se paró el reloj. El socorrista la sacó. Sofía había dejado de respirar.
Pasaron pocos segundos, Laura guarda recuerdos muy confusos de aquellos instantes –explica a SUR–. Sofía tenía el rostro amoratado, su pulso era imperceptible y no respondía a ninguno de los estímulos que los primeros bañistas en reaccionar le aplicaban. La cosa «tenía muy mala pinta», recuerda su tía, que en aquellos momentos únicamente alcanzaba a llorar, gritar y pedir ayuda. Pero, en la adversidad, Sofía estaba llamada a conocer a quienes desde ese día son sus dos ángeles de la guarda.
Arianna, una cardióloga que trabaja como doctora en Madrid y que estaba apurando sus vacaciones en Marbella, se encontraba en esa misma piscina. Según recuerda Laura, su reacción fue inmediata y se puso manos a la obra tras identificar que la pequeña tenía los pulmones obstruidos y su sistema estaba colapsando. El segundo ángel estaba en su casa, cerca de la piscina; lo avisaron en cuanto se dieron cuenta de lo que estaba pasando. Se trata de un bombero marbellí del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga, con gran conocimiento y experiencia en primeros auxilios.
El bombero y la médica comenzaron a realizar una maniobra de reanimación que bien valió una vida. Treinta compresiones torácicas, dos insuflaciones de aire. Una vez, otra, y luego otra, sin mirar el reloj. Los demás avisaron a la ambulancia, que entre el tráfico vacacional tardó unos veinte minutos en dar con la urbanización. Cuando los efectivos llegaron, el primer milagro de esta historia ya se había producido: Sofía había salido de la parada. Estaba en coma, sí, pero respiraba y sus signos vitales se podían medir.
La niña fue trasladada de urgencia al Costa del Sol tras otros 20 minutos de trabajo en la UVI Móvil. Finalmente fue derivada al Materno Infantil, donde ha protagonizado una recuperación titánica. Laura explica que su sobrina se ha repuesto «por completo», que no presenta secuelas y que, aunque ha sido un proceso duro y los médicos se han tenido que volcar, parece que todo «quedará en un susto».
El médico del 061 que se encargó de estabilizar a la niña en la ambulancia explica a SUR que la doctora y el bombero «le salvaron la vida» con sus maniobras. «Aquí la cadena de reanimación funcionó a la perfección porque identificaron rápido que estaba en parada, e hicieron las maniobras sin dudar».
Este doctor, que ha visto «de todo» a lo largo de su carrera, asegura que los niños tienen una capacidad «sorprendente» para sobreponerse a este tipo de paradas. «Veinte minutos sin respirar y sin latido es mucho tiempo, en un adulto la reanimación habría sido muy complicada y habría dejado secuelas con toda probabilidad».
Sofía respiraba por sí sola cuando llegó la ambulancia –algo que con adultos a penas ocurre si sólo se aplica una maniobra de reanimación cardiopulmonar básica sin fármacos y sin aparataje–, pero estaba «en coma y con un cuadro clínico crítico». En la ambulancia la sometieron a ventilación mecánica con su correspondiente sedación. «Respondió bien, pero cuando hay que trabajar con niños se hace con mucho estrés y presión», reconoce.
«Trabajo en equipo»
El bombero también ha relatado a SUR cómo vivió el episodio, y destaca el «trabajo en equipo brutal» que se desplegó en la piscina entre vecinos y bañistas: «Se organizaron para avisar al conserje, que mantuviera la barrera de acceso abierta; uno de ellos salió a la rotonda para recibir a la ambulancia, otro retiró a los niños que había en la piscina para que no presenciaran la reanimación, otra se encargó de consolar a la tía».
La Policía Local de Marbella llegó antes que la ambulancia, y se encargó de acordonar la zona y facilitar las labores de reanimación. Todas las partes que han relatado esta historia a SUR consideran importante darla a conocer, porque «representa el valor de los primeros auxilios», explica el doctor. Laura asegura que el agradecimiento que siente la familia por todos los que han ayudado a Sofía en el camino a su nueva vida es «infinito y eterno». El destino puso a la pequeña ante la adversidad, pero, si es que puede llamar así, por suerte había dos ángeles de la guarda para rescatarla.
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