
Con la vuelta al cole del presente curso escolar más que arrancada también regresan a casa las tareas extra para muchos alumnos. Al margen del debate abierto de si son o no oportunos o sobre la cantidad de deberes idónea, lo cierto es que ayudan a «reforzar y afianzar» los contenidos trabajados en clase. Sin embargo, los padres deben tener claro en todo momento cuál es su papel a la hora de afrontar cada tarde los deberes escolares de sus retoños. ¿Deben ayudar y corregir o simplemente supervisar? ¿cuándo deberían los estudiantes ponerse a ello? ¿cuál es el tiempo recomendado para realizarlos? Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) ofrecen una serie de claves a tener en cuenta para que esos deberes cumplan su función sin interferir en la educación o en la autonomía de los hijos. Para tomar nota.
Publicidad
Tal y como aconsejan desde la AEP, es de vital importancia disponer de un lugar fijo de trabajo. «Al igual que la comida se prepara en la cocina o la televisión se ve en el salón, el espacio para realizar los deberes debe ser siempre el mismo. Lo más aconsejable es disponer de una mesa-escritorio libre de estímulos que distraigan».
Aunque parezca obvio, lo más conveniente a la hora de que el niño se ponga a trabajar en casa es quitar cualquier distracción posible de su alcance: fuera música, televisión, juguetes o móviles. «Si es posible, debe tener luz natural y un flexo para las últimas horas del día», agregan desde la AEP.
Lo ideal es comenzar a realizar los deberes siempre después de un período de descanso. «Si el niño llega a casa en torno a las tres de la tarde, lo más adecuado es comer y hacer un pequeño descanso. Si el niño llega a casa después de las cinco, es necesario merendar y reposar antes de iniciar la tarea escolar».
Desde la Asociación Española de Pediatría destacan que esta tarea en el hogar «es un proceso gradual, rutinario y organizado». Por ello se recomienda poner desde el arranque del curso una hora fija de comienzo. Sin embargo, el tiempo necesario para realizar los deberes va a depender en gran medida de la edad del niño y de las propias tareas a realizar:
Publicidad
-Cuando los niños tienen entre 6 y 7 años, el tiempo de deberes debe ser aproximadamente de media hora.
-Entre los 8 y 9 años se puede aumentar a una hora.
-A los 10-11 años se puede llegar a hora y media. Y así sucesivamente.
Ojo: No es conveniente superar estos tiempos por una sencilla razón: la capacidad para prestar atención disminuye. «Con el cansancio, el rendimiento es peor y comienzan las pérdidas de tiempo», insisten.
Publicidad
¿Y si vuelven a casa sin tareas pendientes? Los pediatras destacan estas jornadas como idoneas para seguir entrenando el proceso de realización de los deberes, que «se aprende con el día a día». Por ello, y para obtener un buen rendimiento académico, los días en que no tengan deberes, se puede aprovechar «para potenciar la lectura, la escritura o desarrollar la creatividad pintando o jugando con plastilinas», aconsejan.
Si el niño trae deberes de Lengua, Ciencias Sociales o Matemáticas a menudo se le pregunta por cuál materia prefiere para arrancar. Pero, ¿cuál es el orden lógico? Fácil: «Si el niño tiene dificultad para concentrarse, puede comenzar por las tareas que le resulten más tediosas (la comprensión lectora, el estudio…) y finalizar con actividades fáciles o que sean de su agrado». Sin embargo, para los niños con poca motivación escolar, «lo mejor es comenzar por las tareas que más les gustan, continuar por actividades que suponen mucho esfuerzo y finalizar con tareas ligeras y poco costosas».
Publicidad
Este es sin duda uno de los aspectos más complicados de afrontar. ¿Qué papel tienen los padres a la hora de la ejecución de los deberes escolares? Pues depende de la edad del niño: «Cuando son pequeños, los padres deben ejercer un mayor apoyo». Sin embargo, a medida que crecen, «para fomentar la responsabilidad personal, solo deben ser supervisarlos». Por otro lado, corregir los deberes en casa no es tampoco tarea de los progenitores.
Desde la asociación de pediatría destacan otra clave para desarrollar la responsabilidad de los alumnos: es aconsejable dejar que aprendan de sus errores y no recurrir al chat de Whatsapp de la clase para solventarle dudas o problemas del día a día. «Si el niño se olvida realizar un trabajo o si se deja el libro en clase, debe aprender de sus errores. Si le solucionan el problema, no aprenderán y confiarán en sus 'todopoderosos padres'», señalan. Si tiramos del chat continuamente favorecemos que los niños «no desarrollen la responsabilidad personal y se acostumbren a tener 'secretarios personales' que organizan sus compromisos». Sin duda las tareas del cole en casa deben ayudar a fomentar esa madurez y responsabilidad personal.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.