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Una empleada de Rosaplant, que cultiva 150.000 pascueros este año. José Esteban Ruiz
La historia del pascuero, la flor de Pascua que no es una flor

La historia del pascuero, la flor de Pascua que no es una flor

Casi nueve millones de esta planta están a punto de salir de los invernaderos españoles. La poinsetia viene del Trópico, se popularizó en Estados Unidos y hoy se cría en África

INÉS GALLASTEGUI

Martes, 26 de noviembre 2019, 00:42

Empezó a echar raíces en España hace treinta años y hoy es uno de los adornos navideños más populares en hogares, oficinas y centros comerciales. Con sus hojas de floración invernal de un rojo intenso, el pascuero es en realidad la versión juvenil y domesticada de un arbusto tropical silvestre que se hizo popular en Estados Unidos hace un siglo y saltó el charco en los años sesenta. Todas las que compramos en España proceden de plantas madre radicadas en África; de ellas se obtienen esquejes que viajan en avión hasta los viveros españoles, una cuarta parte de ellos en Almería, donde el cálido invierno permite cultivarlos bajo plástico sin calefacción. Con nuevos formatos –en forma de árbol o en minimacetas para regalar– y una gran variedad de colores –blanco, amarillo, naranja o rosa–, los productores buscan ampliar el mercado. Y los expertos en jardinería avisan: pueden aguantar de un año para otro; solo hay que saber cuidarlas.

En realidad, la flor de Pascua no es una flor. Primero, porque la 'Euphorbia pulcherrima' es un arbusto caducifolio originario del sur de México y Centroamérica que puede alcanzar los 4 metros de altura, aunque en Europa la consideremos una planta de interior y de temporada porque apenas la tenemos en casa un par de meses y la desechamos después de las navidades. Segundo, porque las llamativas hojas encarnadas que la caracterizan no son realmente pétalos, sino brácteas que rodean a una pequeña flor amarilla en forma de botón y adquieren un tono brillante para atraer a los insectos polinizadores, como ocurre con la buganvilla y con la cala. Esa coloración se produce en presencia de una buena luminosidad diurna y cuando la noche dura al menos doce horas, lo que en nuestra latitud ocurre de finales de septiembre a primeros de marzo, con un pico en diciembre, cuando pasan 15 horas desde que el sol se acuesta hasta que se levanta.

Embajador Poinsett

Cuenta la leyenda que el pascuero adquirió simbolismo cuando unos niños mexicanos que no tenían dinero para ofrecer flores en el belén de su ciudad cogieron de un jardín las ramas de un arbusto y Dios, conmovido por su gesto, tiñó aquellas hojas de colorado para que lucieran como un verdadero ramo.

«Es una tradición de EEUU que llegó como San Valentín o Halloween»

Francisco Javier Giménez

Lo que sí parece cierto es que los monjes franciscanos en México decoraban sus iglesias con estas plantas autóctonas que 'florecían' –en realidad, coloreaban sus brácteas– a fin de año. Quien globalizó la especie fue un tal Joel RobertPoinsett, un político aficionado a la botánica que la conoció en la ciudad de Taxco cuando era embajador de Estados Unidos en el país azteca entre 1825 y 1829 y, fascinado por su belleza, envió algunos esquejes a su país. Cuando regresó a casa, comenzó a cultivarlas en su invernadero de Greenville, Carolina del Sur, y a distribuirlas entre otros aficionados. Aquella versión domesticada del arbusto original se popularizó como 'poinsettia'. Hasta hoy.

«Se crean nuevas variedades para captar a un público más joven»

Françesc Casas

Quien la convirtió en la planta navideña oficial, con permiso del acebo, el muérdago y el abeto, fue una familia de inmigrantes alemanes, los Ecke, que en 1909 comenzó a cultivarla en Los Ángeles, expandió su plantación a Encinitas (California) y en los años sesenta empezó a distribuirla a todo el mundo por vía aérea mediante esquejes.

«El rojo es el color navideño en la cultura anglosajona. La tradición de la flor de Pascua llegó a España igual que Halloween o San Valentín», recuerda Francisco Javier Giménez, director técnico comercial en España y Portugal de Dümmen Orange, la multinacional germano-holandesa líder mundial en la producción y fabricación de esquejes de poinsetia para su distribución a los viveros locales. La planta, una vez crecida, es muy mala viajera, ya que sufre mucho con los cambios de temperatura. Por eso, apenas se exporta.

«Por clima y especialización, Almería es idónea para la poinsetia»

Francisco Rubio

El pascuero empezó a cultivarse comercialmente en España a comienzos de los ochenta, primero en el Maresme catalán y, más tarde, en Levante, Murcia y Andalucía. La demanda fue creciendo y el año pasado se produjeron 8,9 millones de plantas, un 25% de ellas (2,3 millones) en Almería, que, gracias a su clima y a su liderazgo tecnológico en el sector hortofrutícola, se ha convertido en pocos años en el paraíso de la poinsetia española. El resto de Andalucía produce otro 20% y le siguen en importancia los cultivos de Valencia, Murcia, Cataluña y Canarias, donde se utiliza mucho en jardinería exterior.

«Hace treinta años mi tío cambió las verduras por plantas ornamentales»

José Gabriel Valero

En el Poniente almeriense, entre las 30.000 hectáreas de cultivos bajo plástico que impulsaron el milagro económico de esta provincia a partir de los años sesenta, un puñado de agricultores decidió cambiar los tomates, los pimientos y los pepinos por las flores. En total, solo 214 hectáreas de la provincia están dedicadas al cultivo de plantas ornamentales y apenas 40 albergan viveros de 'Euphorbia pulcherrima'. Son una minoría, pero no les ha ido mal.

José Gabriel Valero, en su invernadero de El Ejido. A la derecha, granja de poinsetia de Dümmen Orange en Etiopía. Abajo, distintas variedades. J. Esteban Ruiz

Luz, humedad y temperatura

La flor de Pascua ha encontrado en la provincia andaluza una climatología perfecta. «Aquí no es necesario encender la calefacción de los invernaderos ni tampoco crear una noche artificial para acelerar el cambio de color, dejando las plantas a oscuras durante varias horas al día, como se hace en los invernaderos de latitudes más al norte», explica Giménez. Con la luminosidad diurna, las temperaturas suaves, la alta humedad ambiental y los fertilizantes que se administran a través del riego, las plantas maduran por sí solas. «Por nuestro clima y por la especialización del personal en el cuidado y la destreza en la producción de plantas, es el lugar idóneo para producir esta planta», afirma Francisco Rubio, representante de la asociación de productores hortofrutícolas de Almería, Coexphal.

«Aquí el precio lo pongo yo», resume José Gabriel Valero, orgulloso del mar de terciopelo verde y rojo que forman las 150.000 plantas que están a punto de salir de su invernadero de El Ejido. Con 36 años, a este hijo de agricultores nunca le gustó ver a sus padres viviendo en vilo por las fluctuaciones de los precios de las hortalizas. Estudió Comercio Internacional y Empresariales y empezó haciendo trabajo de oficina en la empresa de su tío, que hace casi treinta años cambió las verduras por plantas, pero acabó cogiéndole el gusto a la tierra. Ahora que su tío se ha jubilado, ha tomado las riendas del negocio, Rosaplant, con tres hectáreas de invernaderos, media docena de trabajadores fijos y hasta una veintena en temporada para dispensar los cuidados que necesitan a lo largo del año pascueros, hortensias y rosales.

En el sector de la planta ornamental también ha habido malas épocas, matiza: durante la crisis, el descenso de la demanda se juntó con la aplicación del IVA de lujo del 21%, que ya ha sido reducido. En los últimos años la demanda se ha recuperado: los agricultores cobran a partir de 1,80 euros por una maceta estándar (15 cm de diámetro), que en las grandes superficies costará el doble y en las floristerías, con cierto trabajo de decoración, cuatro o cinco veces más. Valero reivindica un pago justo para quienes apuestan por la calidad.

Distintas variedades. DÜmmen orange

Bicho mata bicho

Todo comienza en las granjas que Dümmen Orange tiene en Etiopía y en Kenia, donde se encuentran las plantas-madre. A comienzos de verano los esquejes –un trozo de tallo de entre 5 y 7 centímetros con unas pocas hojas – viajan desde África a las instalaciones de la multinacional en Puerto Lumbreras (Murcia), donde se 'pinchan' en un taco de turba. Al cabo de cuatro semanas los plantones han enraizado y están listos para viajar a los viveros de toda España y ser trasplantados a la maceta definitiva. Protegido de las inclemencias del tiempo en sus 'casas' de plástico, cada ejemplar tiene su goma de riego automático que distribuye el agua y el fertilizante.

Tanto las granjas africanas como la mayoría de los invernaderos de Almería están a la vanguardia tecnológica en el control biológico de las plagas: la mosca blanca, la mayor amenaza para la poinsetia, no se combate con pesticidas, sino con unos minúsculos ácaros que se van liberando de un sobre incorporado a cada tallo. «No se trata de que yo tenga más o menos conciencia ambiental, sino de que el mercado es cada vez más exigente y demanda menos químicos en los cultivos», explica el agricultor.

Françesc Casas, consultor internacional de cultivos ornamentales y experto en poinsetia, explica que el mercado está relativamente estancado. Por eso los productores ofrecen nuevas variedades que se apartan de la maceta estándar con el pascuero rojo. «Ofrecen colores nuevos para atraer a un público un poco más joven», señala. En España la nueva gama cromática apenas representa el 7% de la demanda, pero en países como los escandinavos ya es el 20%. También se experimenta con hojas de diferentes formas, como la de la 'Christmas Mouse', con brácteas redondas que asemejan las orejas de un ratón.

Más ecológica, más colorida... y más pequeña. Francisco Javier Giménez destaca que cada vez tienen mejor salida las minimacetas de 10, 8 e incluso 6 centímetros, ideales para decorar escaparates, comercios y centros de mesa en Nochebuena, y para convertirse en detalle de empresa o entre amigos. Sea cual sea su color, forma o tamaño, en pocos días las flores de Pascua estarán en todas partes, de vuelta por Navidad.

La evolución

  • Todos los nombres La 'Euphorbia pulcherrima' en indígena mexicano se llama 'cuetlaxóchitl' ('flor de cuero'). Los mexicanos elaboraban con las brácteas un tinte carmesí y usaban su látex para fabricar un medicamento contra la fiebre.

  • 250 millones de poinsetias en maceta se producen en el mundo cada invierno, de ellas 100 en Estados Unidos y 100 en Europa, según los datos de Françesc Casas, asesor técnico internacional de cultivos ornamentales. Es una de las plantas de maceta más populares del mundo.

  • Con derechos de autor Grandes multinacionales como Dümmen Orange y Selecta One dominan el mercado de la hibridación y la producción de plantas ornamentales. Con granjas de poinsetias madre en África y Centroamérica, venden a los productores de Estados Unidos y Europa esquejes que ya incorporan royalties. Estos derechos protegen la inversión realizada por esas empresas en la creación de nuevas variedades. No solo se trata de obtener plantas más frondosas, fuertes o resistentes a las plagas, también de innovar la estética. Cada año van surgiendo pascueros de diferentes colores, con hojas moteadas o jaspeadas, más pequeñas o puntiagudas.

  • Un arcoíris para elegir El favorito de los consumidores es el pascuero rojo, el color navideño por excelencia en la tradición anglosajona, pero en los últimos años se han creado mediante hibridación otras muchas tonalidades, entre ellas encarnado intenso, blanco, crema, limón, amarillo, rosa, melocotón, salmón y magenta.

  • 5 euros cuesta la maceta estándar (15 cm) de media, unos 3 euros las más pequeñas (8 cm) y a partir de 20 las de copa. En los hipermercados hay ofertas, pero es más arriesgado comprarlas porque no reciben ta ntos cuidados como en centros de jardinería, viveros o floristerías.

  • 2,2 millones de pascueros se producirán en Almería este año, según el portavoz de la asociación de productores Coexphal, Francisco Rubio. La producción nacional, 8,6 millones, será algo inferior a la de 2018 (8,9) por la pérdida de 250.000 plantas en las inundaciones de septiembre.

Delicada y resistente

La poinsetia tiene fama de planta delicadita. En la época de crecimiento requiere mucha luz, pero no directa. No le gustan el frío ni el calor; su ideal, de 16 a 22 grados. Aborrece los cambios bruscos de temperatura, el aire seco de la calefacción y las corrientes. Y necesita el agua justa porque si la recibe en exceso o esta toca las hojas, se pudre y muere; basta regar el plato dos veces por semana y eliminar el sobrante.

Vicenta Osca, propietaria del Centro de Jardinería Kuka en Alginet (Valencia), afirma que la suerte de nuestra poinsetia depende, en gran medida, de la hora de la compra: «Es bastante resistente, pero desde que sale del vivero hasta que llega al cliente da muchos tumbos, sobre todo si se vende en establecimientos no aptos para su cuidado. Así es normal que no llegue ni a Reyes». Recomienda adquirirlas en centros especializados y fijarse en el buen estado de las hojas, la apariencia de las flores –un botón de color oro viejo, que no debe estar abierto ni mohoso– y que la tierra esté bien pegada a la maceta.

Pasadas las navidades, no hay que entrar en pánico si se le caen algunas hojas. Es conveniente podarla un poco, dejarla descansar varias semanas y, cuando cese el frío, sacarla al exterior en lugares protegidos, regar y fertilizar. Si se trasplanta puede crecer hasta los 4 metros. Para que las brácteas se pongan rojas necesita muchas horas de oscuridad. Para ello hay quien la cubre con una bolsa negra durante parte del día en los meses de septiembre, octubre y noviembre.

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