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Pompas de jabón

Pompas de jabón

CRUCE DE VÍAS ·

Somos burbujas transparentes en manos de unos jugadores sin escrúpulos que apuestan las vidas ajenas

JOSÉ ANTONIO GARRIGA VELA / ILUSTRACIÓN: SR. GARCÍA

Sábado, 9 de julio 2022, 00:01

Desde la terraza contemplo el cielo azul. De pronto, el aire que me rodea se cubre de pompas de jabón; pequeñas esferas transparentes que vuelan un instante, desaparecen y surgen otras nuevas. Unas voces infantiles rompen el silencio. No alcanzo a entender lo que dicen. Crear mundos efímeros era uno de mis pasatiempos favoritos cuando tenía esa edad en que todo lo nuevo va adquiriendo significado, incluso las cosas mudas e invisibles. Si hoy me preguntaran que quiero ser de mayor diría que fabricante de mundos imaginarios; quizá lo dije entonces, aunque con otras palabras.

A lo largo de los años he visto a innumerables seres humanos encerrados en mundos oscuros, sin poder salir de ellos, caminando hacia la deriva. Eso es lo malo de la edad, que la experiencia te muestra una realidad injusta. Las voces infantiles suenan alegres porque están creando burbujas iridiscentes que vuelan solas hasta que estallan o chocan entre sí y se convierten en fantasmas. ¿Adónde van los mundos invisibles?

El cielo infinitamente azul vuelve a quedar vacío. Un pájaro plateado lo atraviesa dejando a su paso una estela blanca. Otros pájaros pasean por el aire dibujando círculos. No hay humo, no hay fuego, no hay gritos; sólo el silencio limpio y pacífico de la atmósfera terrestre. Miro hacia lo alto y los pensamientos también vuelan hacia esos otros mundos que están en este. Voy hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, un vaivén igual que el péndulo de un reloj. Me da por pensar en las personas que sobreviven gracias a la imaginación, pero hay circunstancias crueles que no nos permiten estar en las nubes.

Soy el hombre afortunado que contempla un cielo plagado de colores. Otras personas en distintos lugares del mapa observan a diario espectáculos siniestros. Esta es la triste historia de la humanidad que se repite siglo tras siglo a lo largo de la historia. No aprendemos a desterrar el poder, el odio y la violencia. El ser humano no evoluciona. Somos burbujas transparentes en manos de unos jugadores sin escrúpulos que apuestan las vidas ajenas. Vuelven a rodearme las pompas de jabón. Las voces infantiles suenan muy bajas, como si no quisieran despertar el sueño ni romper la calma. Aparto la vista de la otra realidad terrible y oscura, dejo atrás el ruido y la furia. Mejor no crear metáforas y dejar cada palabra en su sitio. Una cosa son las pompas de jabón y otra el mundo frágil en el que vivimos envueltos. Una cosa es la infancia y otra la madurez. Está claro que la edad no siempre va ligada a la sabiduría, la sensatez y el florecimiento. No consigo dejar la mente en blanco y disfrutar del momento presente. Ahora lo intento de nuevo. Cierro los ojos y siento en la piel un soplo de vida.

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