
Se crió en una cabaña y hoy es millonario en silicon valley
Stewart Butterfield creció sin luz ni agua. Con una fortuna de 557 millones de euros, es el fundador de Flickr y Slack
Para ser un líder de esos que salen en las páginas salmón de los periódicos, Stewart Butterfield ha tenido una vida poco convencional. Con una fortuna que ronda los 557 millones de euros, el creador de Flickr y Slack no ha pasado por colegios de élite ni escuelas de negocios. Sus padres le criaron en una comuna hippy de Lund, cerca de Vancouver (Canadá), y en vez de cristianarle con un nombre al uso le llamaron Dharma Jeremy. Su progenitor era un desertor de la guerra de Vietnam y su madre, una mujer que eligió una polvorienta cabaña de troncos sin agua ni electricidad como lugar para acunar a su retoño. Hoy ese hijo de la contracultura es un empresario de éxito que amenaza con desterrar de una vez por todas el correo electrónico en las empresas gracias a un novedoso modelo de mensajería.
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El niño tenía siete años cuando sus padres se percataron de que eso de llevar una vida alternativa estaba muy bien, pero era bastante incómodo. Así que dejaron atrás los abalorios y las florecillas en el pelo y buscaron cobijo en la sociedad burguesa. Descubrieron entonces que la civilización capitalista también tenía sus encantos. Al menos, Dharma Jeremy quedó fascinado por el invento de la época, el ordenador, un cacharro que le acompañaría toda su vida. «Pertenezco a la primera generación de niños que creció con ordenadores», cuenta este hombre de alma emprendedora y educación ácrata.
Lo de aprender a programar de manera autodidacta vendría rodado. A la par que hacía de los códigos informáticos su otra lengua materna, el joven Butterfied viajó a China sin más compañía que la de sus pensamientos, comenzó a estudiar filosofía, especialmente a Spinoza, y consiguió una beca para cursar psicología cognitiva en Cambridge. El cachorro nacido al calor de la espiritualidad hippy mudó de piel y se hizo todo un innovador tecnológico, un pionero de la 'puntocom' al que el estallido de la burbuja digital no minó la moral. Ya cerca de la treintena se enamoró de Catherina Fake, una mujer que se sale de los moldes habituales: de niña le tenían prohibido ver la televisión, de modo que llenó su ocio con poemas y composiciones de música clásica.
El nuevo chat
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Mensajería inteligente. Slack, expresión que significa 'gandulear' en inglés, es la 'app' de mayor crecimiento actualmente, sólo por detrás de WhatsApp. Está valorada en 4.200 millones de euros y tiene ocho millones de usuarios activos. Es una especie de chat inteligente en el que los usuarios pueden compartir su información, hacer búsquedas, sincronizar con otras aplicaciones y actualizar el historial de las conversaciones.
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Productividad. Unas 50.000 entidades y empresas, desde departamentos de Policía a pequeñas tiendas, utilizan este 'software' pensado para aumentar la productividad de los trabajadores.
Trabajando codo a codo, la pareja inventó el videojuego en línea 'Game Neverending', un entretenimiento atípico, pues en él no había ni perdedores ni vencedores. El jugador debía dar con la solución de acertijos que crecían hasta el infinito. No gozó del aplauso masivo, pero sí cosechó los suficientes entusiastas como para erigirse en un juego de culto. En todo caso, fue una experiencia que le sirvió para que su próximo proyecto diera en la diana y triunfara sin discusión. Estamos hablando de Flickr, el portal de imágenes compartidas. «Sufrí una intoxicación alimentaria y me pasé en vela toda la noche. La idea de cómo mejorar Flickr me vino cuando estaba echando las tripas en el cuarto de baño de un hotel».
Ruptura sentimental
Flickr se hizo tan popular que acabó comprándola Yahoo por una cantidad astronómica, que oscila entre 22 y 25 millones de dólares. Stewart y Catherina nadaban en una fortuna, pero algo había cambiado entre ellos. La pareja, que se había trasladado de Vancouver a San Francisco, se separó cuando ya tenía una hija de tres años. La ruptura aconteció con una metamorfosis de internet.
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Encumbrado en una poderosa compañía tecnológica, Stewart Butterfield disfrutaba en teoría del derecho de hacer y deshacer, pero era un poder más ficticio que real. Sus compradores incumplieron todas las promesas que le hicieron y, hastiado de ser un cero a la izquierda, abandonó Yahoo. Empezó de cero y, tras algún que otro fracaso, ideó Slack, una herramienta que aspira a convertirse en el nuevo Microsoft y aligerar de trabajo las ya saturadas mentes de los usuarios.
Los trabajadores cualificados pasan demasiado tiempo atentos a la bandeja de entrada del correo, lo que les distrae de sus objetivos laborales. Slack, que se guía por la máxima de 'vive menos ocupado', es un sistema de comunicación que ha sido adoptado por AirBnB, HBO, Buzzfeed o la NASA para difundir sus mensajes internos. Lo que nació con vocación de miniempresa es ahora una compañía en toda regla. Slack emplea a más de mil personas en sus ocho oficinas, repartidas por todo el mundo. Tiene más de ocho millones de usuarios activos y está valorada en 4.200 millones de euros.
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