
Evelyne Rigaud y Samuel de Sagas exponen sus miedos en el Ateneo
Las exposiciones de ambos artistas parten del mismo punto: una experiencia de la vida a la que se enfrentan
Víctor Rojas
Martes, 30 de enero 2024, 23:41
El arte tiene distintas formas de mostrarse, que pueden llegar a ser muy diferentes entre sí. Por lo tanto, con las exposiciones pasa de la misma manera. Este ejemplo se puede encontrar actualmente en las dos salas del Ateneo de Málaga. En la primera se puede ver 'Pink', de la artista francesa afincada en Málaga Evelyne Rigaud, una instalación de cuadros cuadrados pintados en diferentes tonalidades rosas. Mientras que en la otra habitación está 'Zas! Una revolución emocional. Locura, ansiedad e inventos', del artista malagueño Samuel de Sagas, un paseo, a través de distintas piezas pictóricas y escultóricas, por su evolución profesional y personal.
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Sin embargo, los autores también tienen rasgos comunes. El comienzo de ambas exposiciones radica en situaciones de la vida, en enfrentarse a los miedos y adversidades y las dos contienen crítica social. Además, los artistas pertenecen al colectivo LGTBI y se han marchado del lugar en el que nacieron para buscar nuevas oportunidades y abrirse camino en su ámbito. Las dos exposiciones se inauguraron el mismo día y se podrán visitar hasta el próximo 23 de febrero. Además, en el caso de Rigaud, hará visitas guiadas los jueves 1 y 8 de febrero a las 19.00 horas, el martes 13 a las 12.30 horas y el martes 20 a las 19.00 horas.
El rosa, protagonista
En su nueva exposición, Rigaud presenta el rosa como protagonista absoluto. Una exposición que le ha servido de terapia para enfrentarse a su fobia a este color. «Tengo una relación de odio con el rosa por ser el color que siempre está asociado a lo femenino, a la mujer y a todos los estereotipos que conlleva», explica a SIX mientras porta su sudadera de este color. La artista lucha contra estos estereotipos de género que se reflejan en el color rosa y que limitan a las personas.
Rigaud nunca ha encajado en el estereotipo de 'la niña'. Ella siempre ha llevado el pelo corto, le gustaban los deportes y prefería usar ropa considerada como masculina, entre otras cosas como su orientación sexual, que hacía que no encajara en estos roles. «Por mi apariencia «masculina», por mi orientación sexual y por mi ojo ya crítico hacia las normas impuestas por la sociedad rechazaba todo lo que estaba conectado con el color rosa», cuenta.
Sin embargo, tras su primera exposición individual comentó que no había usado el rosa, sobre ello habló con su amiga Mimi Ripoll, también artista: «Ella me dijo que tendría que enfrentarme a este color si quería avanzar con mi relación hacia él». Y así lo hizo Rigaud. En esta exposición se pueden ver 80 piezas de distintas tonalidades de rosa. Sin embargo, la pintora para sentirse segura en esta especie de terapia, optó por usar formas geométricas. «La forma cuadrada de los cuadros me da una estabilidad emocional, para mí es una forma simple, geométrica y equilibrada».
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A estas piezas, cuyo hilo conductor son las líneas que tienen dentro, las acompaña un vídeo de la performance de Rigaud, que trata de salir de una caja que la oprime ante tantos estereotipos. El vídeo dura unos ocho minutos y se encuentra al final de la exposición, mientras se va viendo se puede escuchar como hay algo más. «Esta en una televisión pequeña para que la gente se tenga que acercar»
'Corazonizar'
En el caso de la exposición de Sagas, el hilo conductor es el corazón atómico. Una decisión que tomó tras una difícil situación de su vida. «En 2018 me suicidé a propósito tras pasar por una relación con malos tratos psicológicos», empieza relatando el autor. Por suerte, unos amigos con llaves de casa aparecieron y pudieron salvarlo con ayuda de la ambulancia. «Estuve muerto clínicamente», asegura.
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Tras el trágico suceso, De Sagas tuvo un proceso de averiguar quién era antes de volver al arte. Una vez hecho, lo primero que volvió a pintar fue un corazón anatómico como «síntoma de vida». A partir de este momento el artista malagueño afincado en Barcelona, hizo una producción de ocho piezas de acrílico sobre madera. «Tienen esa metáfora, la de la vida como primera instancia, la de volver a nacer».
Además, en esta exposición el artista une elementos presentes con el corazón para «encontrar metáforas» que ayuden a reflexionar sobre la vida y sobre el autoconocimiento. De ahí surge el término 'corazonizar', acuñado por el propio autor: «Lo tuve que crear para explicar mi trabajo porque me resultaba más fácil. Yo corazonizo elementos contemporáneos, es coger cualquier elemento y unificarlo con el corazón. Para eso se necesita una abstracción del primer elemento, del que ya existe, juntarlo y hacer una interpretación».
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En la sala no sólo hay corazones, también se puede ver un cuadro que el autor pintó en el año 2000 con la intención de que se vea su evolución. «Mucha gente pensaba que este cuadro no formaba parte de la exposición», cuenta.
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