Lo que marca el taxímetro
Si no se toman medidas de proteccionismo radical, el taxi desaparecerá dentro de unos años
Txema Martín
Martes, 21 de marzo 2017, 10:30
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Txema Martín
Martes, 21 de marzo 2017, 10:30
Hace unos días leí unos artículos escritos por gente muy documentada que decían que el daño a la habitabilidad de las ciudades no las producen los hoteles, sino los pisos turísticos que se encuentran en plataformas como Air Bnb. En Barcelona se han puesto muy serios con este asunto. Colau no sólo está poniendo multas millonarias a la plataforma, también ha enviado cartas a todos los barceloneses animándoles a que denuncien de forma anónima a sus vecinos, cosa que dicha así suena un poco a las maneras de la Stasi. Hay policías locales que persiguen a los jóvenes que van por la calle con maletas para comprobar dónde se alojan. La guerra con los vecinos es tal que en algunos distritos se ven carteles de 'No a los pisos turísticos' donde antes había mensajes del tipo 'España nos roba'. Sin embargo, con los hoteleros Air Bnb tiene la batalla en otro nivel; cada vez son más los estudios que sugieren que apenas les afecta. Pero en las ciudades suben los precios de la vivienda y encima no dan trabajo.
El desencuentro entre los hoteleros y las plataformas de búsqueda de pisos es una versión reducida de la que ahora se libra entre taxistas y aplicaciones de transporte como Uber, la pueblerina Bla Bla Car, o la más pijita, Cabify. Esta última ya está muy expandida en Málaga y los que la han probado saben que a no ser que se tomen medidas de proteccionismo radical, podría hacer desparecer el taxi dentro de unos cinco o diez años. Y eso que el taxi es uno de los pocos medios de transporte que crean adicción. En Madrid he conocido a gente literalmente enganchada a ellos, y con problemas serios. Sin embargo, viajar en coches de Cabify y Uber supone una experiencia superior a la de hacerlo en un taxi. Te recogen donde digas en un coche impoluto y con cristales tintados; te dan caramelos y agua gratis en unas botellas estupendas; puedes poner la música que te dé la gana mediante Spotify y así no tienes que ir escuchando reguetón, la Cope, o algo así. Y lo que quizás es más importante es que el precio está pactado con anterioridad. No sé si estarán reventando el mercado, pero a mí ninguno de estos conductores se me ha quejado, y en el mundo del taxi rara es la noche que un conductor autónomo no me cuenta las horas que lleva o todas sus penas en una carrera de tarifa mínima con unos precios incompetentes si no fuera por su monopolio. Ese hinchadísimo tráfico de licencias. Esos dos euros de nocturnidad, a cuento de qué. Habrá pocas cosas en la vida que hayan subido tanto como el precio de los taxis. Yo no estoy tan mayor y todavía me acuerdo de cuando hacía traslados por 500 pesetas que ahora me cuestan más de diez euros. Eso es casi cuatro veces más. Tampoco entendí que se tuvieran que cargar el Instituto del Taxi. En fin. Que me da la impresión de que el taxi y sus taxímetros tienen los días contados.
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