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JOAQUINA DUEÑAS
Marbella
Sábado, 26 de febrero 2022, 00:24
La marbellí Ana Blanco Fernández, maestra de Educación Infantil del CEIP Nuestra Señora del Carmen, ha quedado finalista en los premiso Educa Abanca como mejor ... docente 2021. Sus méritos académicos, publicaciones y trabajos baremados la han elevado al octavo puesto pero para ella el mejor premio es saber que su candidatura ha sido a propuesta de los padres. «Nosotros pasamos muchísimas horas del día con las personas más importantes de sus vidas, con sus hijos, y la nominación por parte de las familias es una forma de reconocer que están contentos con tu trabajo y que sus niños vienen felices a clase», explica.
Los premios Educa Abanca son unos galardones anuales que se otorgan a nivel nacional y las nominaciones están a cargo de las familias, el alumnado u otros docentes. En su caso, al tratarse de la etapa de Educación Infantil, son los padres y madres quienes la han propuesto. Este sábado recibe el reconocimiento en una gala que se celebra en Santiago de Compostela. Ana sacó las oposiciones en el 2009 y estuvo ejerciendo en Madrid. En cuanto pudo regresó a su tierra y ya lleva siete años en el CEIP Nuestra Señora del Carmen. Además de este premio, fue finalista en los Premios Telefónica al Voluntariado 2020, finalista a la mejor experiencia de innovación SIMO 2021 y ha recibido el reconocimiento de la Junta de Andalucía como mejor experiencia de innovación educativa por la implementación del Programa NeuroEduca.
«Gracias a que la neurociencia nos está dando evidencias científicas de cómo aprendemos y de la importancia de esos aprendizajes en estas etapas primarias cada vez va cogiendo más prestigio y se le va dando el valor que tiene a la etapa de Educación Infantil, que es clave en el aprendizaje», precisa. El año pasado implantaron de manera piloto el Programa NeuroEduca que trabaja las funciones ejecutivas: el autocontrol, la memoria o la inhibición. «Trabajar las funciones ejecutivas en el aula está demostrando una gran eficacia y una mejora en el rendimiento académico de los alumnos», explica.
Gracias a la aplicación de este programa, diseñado por otro docente que ejerce en Marbella, Daniel Molina, asesor del CEP de Marbella-Coín, han podido observar cómo el grupo evoluciona en apenas unas semanas, «en cuanto a cohesión, fluidez verbal o capacidad de concentración», todo ello, habilidades que les sirven para el aprender, pero también para todos los aspectos de la vida. «Si son capaces de controlar sus impulsos hay menos conflictividad», pone como ejemplo. El éxito ha sido tal que este curso ya lo están implementando en todo el colegio.
Ana plantea que la etapa de Infantil puede aportar a otras más avanzadas es «la capacidad que tiene nuestro alumnado del aprendizaje autónomo a través de la investigación y por medio del juego que es un medio por el que afianzamos más el aprendizaje y nos sentimos más cómodos». Así, se ha demostrado la eficacia de los «descansos activos para renovar la atención y oxigenar el cerebro». «A veces necesitamos parar y movernos para volver a sentarnos. Cuando llevamos este tipo de prácticas a primaria, las acogen con alegría porque disfrutan», abunda.
Las aulas del futuro también tienen mucho que ver con la organización de las clases que se hace en Educación Infantil, con zonas para investigación, otras para las competencias ligüísticas, diferentes ambientes para fomentar que el alumno se sienta artífice del aprendizaje. «Quizás las etapas de Primaria y Secundaria van a tener que ir dando estos pequeños pasos acercándose más al aula de Infantil», reflexiona.
Durante la pandemia todo cambió y para los docentes fue un auténtico reto. Los alumnos «vivieron el aislamiento, muchos niños han vivido la muerte y se ha tenido que gestionar. Las emociones nos ayudan a interpretar estas situaciones y a adaptarnos a ellas pero para eso hay que identificarlas e intervenir». «Nos hemos tenido que reinventar e ingeniárnosla para que los niños sigan sintiendo el cariño y las emociones. Aunque al final, un abrazo es un abrazo», reconoce.
Lo mejor de su trabajo, «poder acercarte a un mundo de naturalidad, de creatividad de pensamiento divergente, de espontaneidad que cada día nos enseña a ver el mundo desde otra perspectiva». Y por supuesto, «que cada día se te acerque un niño que te mire y te diga: 'Seño, yo te quiero'».
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