
Llega Pepe Mel al Málaga y lo hace con un estilo reconocible de muchos años, aunque en su carrera ha sabido adaptarse a la plantilla de la que dispone si, como sucede ahora, aterriza sin haber participado de salida en el proyecto de configuración del equipo. Básicamente, así le gusta jugar al sustituto de Pablo Guede en el banquillo de La Rosaleda y así puede hacerlo en su etapa blanquiazul.
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Mel siempre juega con la línea de cuatro atrás y ha preferido el 4-2-3-1, pero las circunstancias lo han llevado a variar esa estructura en función de los mimbres. Ha utilizado dos puntas si el equipo le ofrecía garantías para generar continuamente situaciones de ataque y opciones de remate (4-4-2), pero también ha apostado por más interiores o medios punta (que no son lo mismo) cuando las piezas se lo permitían (4-1-4-1 o 4-3-3). Ahí la clave estaba en si los laterales eran 'profundos' o en si contaba con extremos 'puros' o debía adaptar a futbolistas que no eran específicamente de banda a esa zona.
Al hilo del punto anterior es obligado incidir en la figura de N'Diaye, al que ya tuvo en el Betis. Vista la trayectoria de Mel, da la sensación de que el centrocampista va a ser la pieza clave del equipo porque su fortaleza e inteligencia táctica le permitirían arriesgar más con los laterales arriba o situar a dos futbolistas creativos por dentro para disponer del control del partido. Puede ser más habitual que el Málaga juegue con cuatro atrás y un solo 'pivote' (el senegalés) que con el 4-2-3-1.
No es Mel un entrenador al que se le pueda tachar de defensivo porque sus equipos han apostado siempre por la creatividad. Eso sí, entiende la posesión no como algo estéril -ya se sabe, perderse en toques sin ganar metros-, sino como arma defensiva y como herramienta para tener el control del partido. Otros gustan de presumir de fútbol de ataque y al final llevan a sus equipos a un cierto descontrol. Ese no es el caso del nuevo técnico malaguista, que prioriza no desordenarse. No siempre lo ha conseguido porque las características de los jugadores son las que son…
Otro aspecto que destaca en los equipos de Mel se centra en que cuando llega a un equipo da prioridad a la estabilidad defensiva para que los futbolistas recuperen la confianza. Le gusta contar con al menos un central que saque el balón porque no le gusta rifarlo con envíos en largo. En este punto también puede ser crucial la figura de N'Diaye porque cuando el técnico madrileño ha contado con un 'pivote' de esas características lo ha metido atrás para comenzar la jugada con garantías y esquivar la presión del rival. Eso sí, conforme avanzan las semanas da la impresión de que sus equipos pasan a exponer más y a meterse más de lleno en un intercambio de golpes porque los futbolistas creativos ya tienen más peso en el juego.
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A Mel también le gusta jugar con laterales 'profundos'. Esa es una de sus prioridades, aunque lógicamente depende de que se den otros factores. Ahí entra de lleno, como se explicaba, la figura de un medio de contención de garantías como N'Diaye. Como prefiere que los laterales jueguen en campo contrario en situaciones de ataque, no duda en reconvertir a un extremo si ve que puede ofrecerle ese papel ofensivo.
La pregunta que probablemente se haga el aficionado malaguista sea si Mel podrá adaptarse a una plantilla muy escasa de extremos. La respuesta es sencilla: Mel siempre se adapta a lo que le dan. Ahora bien, ¿le importa mucho tener más o menos extremos? No. Porque para el técnico madrileño la clave del éxito consiste en abrir el campo para ganar espacio por dentro y conseguir más huecos y pasillos en el juego interior. Y para ello se puede recurrir a varias fórmulas. Con la plantilla actual lo más sencillo parece ser mantener muy arriba a los laterales y con el apoyo de futbolistas más interiores crear situaciones de superioridad para que los centros se produzcan más cerca del área y no sean tan previsibles. Si en Las Palmas supo hacerlo con Pedri, es inevitable pensar que aquí lo conseguirá.
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Mel podrá ahorrarse en el Málaga una tarea que no resulta fácil para un entrenador cuando llega a un equipo ya comenzada la temporada o cuando arranca una campaña con un delantero centro nuevo. Aquí va a contar con Rubén Castro, que es como un hijo para él. Desde el principio va a trabajar para que todos los futbolistas (bien de segunda línea o bien de banda) sincronicen sus movimientos a la perfección con los desmarques del grancanario y también para que los movimientos de este permitan llegadas claras al remate de los jugadores de segunda línea.
Otra característica en su trayectoria es que siempre trata de dar confianza a los veteranos porque entiende que ellos son los que tiran del carro en los buenos y en los malos momentos. ¿Quiere decir que no tirará de canteranos? En su carrera lo ha hecho, pero siempre que ha visto garantías de continuidad en las alineaciones, no para completar convocatorias o para ser recursos.
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