BORJA GUTIÉRREZ
Sábado, 5 de mayo 2018, 01:07
Las caras de ilusión de los impulsores del Club Fútbol Chapas Málaga delatan alegría, iniciativa y satisfacción. Han creado el primer club federado de este 'juego-deporte' en la historia de la provincia. Y se han unido para rejuvenecer una afición de la infancia, que ahora es todo un 'hobby' moderno y reglamentado. La Liga Fútbol Chapas es la federación española, con 23 clubes y 500 socios, y un campeonato de España anual. Y ahí quieren representar a Málaga.
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Se unieron a través de las redes sociales aupados por una corriente de 'semiprofesionalización' que crece en España. Las chapas como tal, han rejuvenecido. Ya no es aquel juego que «nace en los treinta, tiene más de ochenta años y se practicaba en el suelo con tapones de botella, un garbanzo y una tarrina de mantequilla recortada con forma de portería», como recuerda José Arjona, el más veterano de la organización, un gran coleccionista de equipos de chapas, que muestra a este periódico una plantilla del Málaga de los años setenta en forma de tapa de botella.
La aventura de este flamante club ha resucitado el espíritu juvenil de sus miembros, y además atrae a los jóvenes de ahora. Álex corretea alrededor del tablero, tiene siete años y es el socio más joven, se acaba de apuntar y lo hace porque «le gusta mucho el fútbol», entre risas nerviosas. «Es el fútbol en miniatura», repite varias veces Miguel Ángel Burgos, el presidente de facto del club, aunque se escuda en su deseo de que las decisiones sean de todos. Su motivación se contagia.
«Desde que jugaba de pequeño he estado desconectado de esto y ahora me encuentro que no hay que tirarse al suelo, que el balón es reglamentario y todo ha evolucionado mucho», detalla Burgos. «Se ha convertido en un juego de estrategia, se asemeja al billar. La astucia y la precisión es importante para ser bueno y ganar», recuerda en las vísperas del primer torneo del club, que se celebra el domingo 6 de mayo en su sede, la Asociación de Vecinos de La Mosca.
Allí han conseguido reunir cuatro terrenos de juego que son básicamente tableros de 170x110 centímetros sobre unas borriquetas. El aspecto es una mezcla entre lo artesanal y lo profesional. En la web de la federación hay un apartado de 'Taller' que te da los pasos para construir uno. «Accesible y económico», promocionan. Un tablero oscila entre los 30 y 50 euros, un equipo de chapas personalizadas entre los dos y tres euros, y los más caro son las porterías, por encima de los 20 euros. A los más nostálgicos, como Juan Carlos Ruiz, de 33 años, los atrae horas y horas. Es compañero de Miguel Ángel en Clínicas Rincón, la empresa que además patrocina al club.
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Y esta relación ha hecho que en unas semanas se implique en el proyecto. Me explicó que existía una federación, un reglamento, campeonatos y me incorporé; llevo apenas una semana«, dice visiblemente emocionado. La nostalgia fue un factor para engancharse: «Jugué desde los 7 a los 11 años y después de veinticinco años veo fotos de los terrenos de juego, vídeos... y me entró una ilusión tremenda», confiesa risueño Juan Carlos.
Lo miran a cada instante, es una parte más del juego, quizás la más importante. Es el reglamento de la Liga Fútbol Chapas. Una treintena de folios le muestran el camino, el que respeta todo el mundo. Los partidos son de media hora, con dos partes de 15 minutos. Cada equipo juega con 11 jugadores/chapas. Diez más el portero, que no es una chapa, sino un tapón relleno de plastilina. Cada jugador se personaliza su equipo conforme a un pesaje: las diez de campo deben pesar 27,5 gramos y el portero solo llega a los 15, 50 gramos.
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Ya se saben las normas de memoria y el pesaje de cada elemento. La moqueta es de un tipo concreto (Canutillo) y debe ser de una sola pieza. La pelota tiene que tener un diámetro de 15 mm y un peso entre 1,2 y 1,5 gramos. Y las líneas del campo dibujan una superficie de 150x90 centímetros.
Jugar a nivel federado tiene sus consecuencias. Una curiosidad a raíz de esto se da con la pelota: solo existe una máquina en España que haga ese modelo concreto y por eso vale 7 euros la unidad. Desde la Federación están buscando recaudación para conseguir una máquina parecida y hacerse con la producción y la distribución. Estas condiciones se toman en cuatro asambleas durante el año, donde a partir de noviembre estará el equipo malagueño.
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En estos días, el empuje de los patrocinadores y la organización de la primera competición ha animado a más curiosos que se enganchan a este entretenimiento. «Quien quiera jugar que venga, al principio le damos el equipo y puede jugar aquí para que luego, si ve que le gusta, que siga perfeccionando en casa», promociona Burgos.
«El objetivo es competir entre nosotros, pasarlo bien y aprovechar que nos federamos para recorrer la geografía española, ir a los Abiertos que organizan otros clubes y el campeonato de España que este año se celebra en Cáceres en noviembre», concluye Miguel Ángel Burgos, que vive con varios de sus compañeros, una segunda juventud, la misma que disfruta el fútbol chapas, tan recurrente en los colegios de hace cuarenta años.
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