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Jaime Pimentel, en su casa de Almayate SUR

Jaime Pimentel, el pulido nórdico del padre del Cenachero

Vidas con huella ·

Al padre de algunos de los iconos locales más arraigados le gusta el silencio y no hacer ruido. Jaime Pimentel se forjó en Oslo como escultor y a los encargos sobre todo municipales siempre les siguió el aplauso popular. Lejos de plazas y paseos tiene pequeñas obras mayores que comparten casa con él

Domingo, 22 de julio 2018, 00:43

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Me gusta, pero ponle el sombrero hacia arriba. Que se le vea la cara. La sugerencia de García Grana al boceto que le presentó el ... joven malagueño llegado de Oslo pulió el cenachero. Nació para regalo de protocolo, pero se agigantó. Antes de la fundición, Pimentel cambió el cuerpo de alguien mayor por el de un joven bien plantado, brazos en jarras. «En mi cabeza imaginé a Diego, aquel cenachero al que de niño no llegué a ver y que revolucionaba a las criadas en el corralón en calle Carretería», dibuja su inspiración entre el costumbrismo y el mito erótico. «Es un malagueño que va, como la proa de un barco, abriéndose paso», imita la postura de su bronce más conocido y que desde 1964 es el rey de los iconos locales, imagen de la ciudad. Les ha pasado con otras obras salidas los últimos cincuenta años de su casa-taller, donde los moldes son hijos que no dan problemas. Los encargos de alcaldes del franquismo a la democracia, –«No he tenido problemas con los políticos y me importa un pepino su carné», aclara– se ganaron el aprobado popular: el burrito del Parque, el biznaguero, las gaviotas del Ocón, la niña de Benalmádena... «Nunca quise ser popular, solo que a la gente le guste mi obra», se retrata.

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Jaime Pimentel, el pulido nórdico del padre del Cenachero