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El limbo en el que se encuentra la urbanización malagueña de Cerrado de Calderón es paradigmático, por lo que su situación se repite en varios enclaves de este tipo a lo largo de la provincia. Según el presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Málaga, Fernando Pastor, las entidades urbanísticas de conservación no vienen por elección, sino que vienen dadas por decreto del Ayuntamiento. «En el Cerrado de Calderón se debió poner en marcha entonces, pero nunca se hizo», afirma.
La ausencia de este ente tiene sus consecuencias. No hay más que dar un vuelta por la zona para detectar el estado de sus calles, las zonas verdes, la falta de mantenimiento en general y la celebración incluso de carreras de coches en la parte alta de la urbanización. «Cerrado Calderón está en un limbo. O el Ayuntamiento impulsa el funcionamiento de la entidad urbanística o que recepcione la urbanización», afirma Pastor.
Hace unos meses, este mismo periódico analizaba en un reportaje el estado de este barrio de 9.000 habitantes. Por ejemplo en la calle Mirador del Cerrado, un lugar convertido en ‘botellódromo’ donde las litronas, latas, bolsas de plástico y toda clase de desperdicios se esparcen masivamente por una ladera en un punto en el que la valla metálica que delimitaba una parcela ha desaparecido mientras que en otro tramo se encuentra totalmente volcada. «Además de la pésima imagen, esto es un peligro porque puede declararse un incendio y afectar a las viviendas», señalaba entonces Fernando Pastor al contemplar la montaña de restos de botellas.
El parque situado entre las calles Flamencos y Parque es otro punto negro de la urbanización. Una zona donde abunda la vegetación pero que según los vecinos no tiene ningún mantenimiento, por lo que además de árboles y ramas caídas, allí se pueden encontrar también restos de botellón, mobiliario abandonado y hasta carritos de supermercado. La respuesta dada a un vecino que recientemente reclamó la limpieza y poda del parque al Ayuntamiento fue que en Cerrado de Calderón hay una Entidad Urbanística Colaboradora de Conservación «que está constituida pero que no funciona». Añadía que el Ayuntamiento, a través de los servicios responsables, «está realizando todas las gestiones oportunas para darle una solución definitiva a esta situación». Una respuesta que no deja satisfechos a los vecinos, que entienden que pagan impuestos «de primera» y no reciben servicios a cambio. Según Fernando Pastor, «en su día se intentó crear una sola entidad urbanística y fue un fracaso, y hace unos años se retomó la idea intentando crear tres zonas pero tampoco dio resultado». En su opinión, «pagar comunidad, IBI y decirle a los vecinos que tienen que contribuir al mantenimiento de la entidad urbanística, que es la que colabora con el Ayuntamiento para el mantenimiento de la zonas verdes y demás, es complicado». Pero considera que hay que tomar medidas ante la situación creada «porque esto no beneficia a nadie, ni a los vecinos, ni al propio Ayuntamiento, ni a nosotros como administradores».
Sin embargo, el propio Pastor pone sobre la mesa algunos casos en los que la colaboración entre urbanizaciones o entidades urbanísticas de conservación y ayuntamientos ha sido exitosa. Es el caso de Torrequebrada, en Benalmádena, que pese a funcionar como entidad urbanística, el Consistorio ha recepcionado algunas zonas que se consideran ya como una zona de uso totalmente público. «En realidad las EUC nacieron con el espíritu de que éstas dejaran de tener sentido una vez que el suelo se hubiera consolidado, que desde mi punto de vista es lo que ocurre en el Cerrado de Calderón en la práctica», sentencia.
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Cristina Cándido y José A. González
Gonzalo Sellers | Santander
Natalia Reigadas | Badajoz y Sara I. Belled (gráficos)
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