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La Plaza de la Alameda se convirtió en la sede de los juegos populares. A.j.
Los juegos populares traspasan fronteras en Coín

Los juegos populares traspasan fronteras en Coín

25 chicos y chicas de diferentes países europeos conviven durante una semana en el municipio para conocer sus tradiciones de la mano de vecinos

ANDREA JIMÉNEZ

Domingo, 8 de marzo 2020, 00:06

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Aunque no habían jugado nunca, se esforzaban por aprender bajo la atenta mirada de los coineños. «Hay niños de nueve años jugando al trompo y lo hacen genial. Yo he intentado hacerlo girar durante mucho tiempo y no me sale igual, son muy buenos», bromea Balazs Kardos, uno de los jóvenes participantes del programa 'Ready, steady, go! Time to play', que ha congregado en Coín a 25 chicos y chicas de diferentes países europeos durante una semana. Este proyecto, financiado por el programa Erasmus + y organizado por el Grupo de Desarrollo Rural Valle del Guadalhorce, ha permitido mostrar a los jóvenes europeos la forma de vida de esta comarca a través de varias excursiones y juegos populares. «La gente de Coín es increíble, nos gusta mucho España», explicaban durante una de las paradas de su intenso viaje, cuyo objetivo era promover los valores de 'fair play', cooperación, confianza, y hábitos saludables.

La mezcla de culturas y de idiomas se hizo notar desde el primer momento, ya que los jóvenes (de entre 18 y 25 años) procedían de Rumanía, Grecia, Italia, Hungría y España. A su llegada al pueblo les esperaban los organizadores de la actividad, que les explicaron las pautas y objetivos de esta aventura malagueña. Aunque ninguno de ellos se conocían, la amistad comenzó a surgir el primer día. «Los compañeros son fantásticos, el viaje me está permitiendo conocer la cultura de Europa del Este», explicó en un perfecto castellano Sebastián Rambelli, un italiano de 22 años que quiere vivir en España. «Me encanta este país, he venido cinco veces pero no había estado en Andalucía, y es una región increíble, la gente es muy cariñosa».

Rambelli estudia castellano desde hace ocho años, pero el viaje también le está permitiendo mejorar otros idiomas como el inglés. «Todos estamos intentando hablar otras lenguas para practicar y mejorar», apuntó.

Una vez instalados, llegó el momento de explorar Coín y descubrir sus tradiciones. Por ello, mayores y niños esperaban al grupo en la Plaza de la Alameda para enseñarles juegos populares. La comba, el trompo o el salto con gomas fueron algunos de las actividades de las que disfrutaron junto a los vecinos, que se mostraron muy implicados con la causa. «Nos hemos divertido mucho», explicó una de las participantes.

Otro de las tradiciones que se hizo internacional en Coín durante este intercambio cultural fue la petanca, que despertó la curiosidad de todo el grupo. «Es un juego muy interesante, nos han explicado que hacen campeonatos», señaló Eugeniu Huostenco, al que le encanta el clima malagueño. «En Rumanía la gente no sale mucho de casa porque estamos a menos cinco grados, y no podemos hacer actividades al aire libre como esta. Aquí la gente sale a jugar y son muy activos».

Algo parecido pensaron Fanni Gyetvai y Panna Dorottya, dos jóvenes húngaras que habían dejado el abrigo en casa. «No hace falta llevar chaqueta, el clima es buenísimo, parece que estamos en mayo o junio», explicaron.

Aunque no era la primera vez que visitaban Málaga, nunca habían visitado el Valle del Guadalhorce. «Estoy muy feliz de estar aquí, hay gente muy buena que ha jugado y bailado con nosotros», apuntó Gyetvai.

La experiencia también fue muy positiva para los mayores coineños, que explicaron las claves del juego al atento grupo en la pista municipal de petanca. «Están disfrutando mucho, y nosotros también, estas iniciativas son muy buenas para promover este tipo de actividades entre los jóvenes», señaló Antonio Aranda, uno de los integrantes del club de petanca y monitor improvisado de la jornada.

Después de un intenso día de actividades, por la noche llegaba el momento de disfrutar de las 'veladas interculturales', que tenían a un país como protagonista en cada ocasión. Tampoco faltaron las fiestas con karaoke y los talleres de objetivos y cooperación.

Tras nueve intensos días, llegó el momento de hacer las maletas y despedirse de Coín. Aunque regresaban a sus países, la amistad y el contacto perdurarán gracias a las redes sociales, como aseguró Ermioni Chrysikov, de Grecia. «Hemos hecho muchos amigos. España es un país muy bonito, llevo un año aprendiendo el idioma y seguramente volveré, para hacer mi Erasmus aquí».

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